El Comité de Cebuinos Lecheros y Cruces lidera una apuesta técnica y humana que busca transformar la producción bovina de esta región de Córdoba en un referente nacional en sostenibilidad, sanidad e innovación productiva. La estrategia busca unir gremios, productores y academia para reducir brechas estructurales y fortalecer al campo.
El inicio del Proyecto Local Lorica marca un momento clave para el futuro de la ganadería en el Bajo Sinú. (Lea en CONtexto ganadero: Expertos de diversos países se reúnen en Montería para definir el futuro de la ganadería tropical)
El Comité de Cebuinos Lecheros y Cruces (CCLC), bajo el liderazgo de su director ejecutivo, Eduard Coronado, ha asumido este nuevo reto con el entusiasmo de quien reconoce no solo el potencial productivo de la región, sino también la urgencia de una transformación estructural que permita superar décadas de rezago técnico y desarticulación gremial.
Este territorio, con una profunda tradición ganadera y una vocación productiva evidente, podría convertirse en una vitrina nacional de ganadería tropical sostenible. Pero para lograrlo, el dirigente del CCLC advirtió que no basta con buenas intenciones, se necesita visión, estrategia y coordinación.
Coronado no dudó en afirmar que Lorica puede ser un punto de inflexión para el Bajo Sinú, especialmente en la consolidación del estatus sanitario libre de aftosa con vacunación, pero ese es solo el punto de partida.
Desde su perspectiva, el proyecto debe servir como plataforma para impulsar mejoras en productividad, eficiencia y transferencia tecnológica, elementos que permitirían integrar al productor local a dinámicas de mercado más exigentes y competitivas.
El profesional citó a Albert Hirschman para explicar su filosofía: “el problema del subdesarrollo no es la falta de recursos, sino la incapacidad de coordinar esfuerzos para utilizarlos eficazmente”. Y eso es precisamente lo que buscan revertir con este nuevo trabajo: coordinar, articular y activar el potencial dormido de esta tierra ganadera.
Desafíos que no pueden ignorarse
Pese al entusiasmo, el CCLC reconoce que los retos no son menores, pues la falta de articulación entre productores, las brechas técnicas, el envejecimiento del gremio y la escasa incorporación de tecnología son cuellos de botella evidentes.
A esto se suman amenazas estructurales como el cambio climático y los impactos recurrentes de inundaciones, fenómenos que la región ha enfrentado con una resiliencia admirable pero costosa. (Lea en CONtexto ganadero: 20 ganaderos colombianos viajan a Brasil para descubrir los secretos de la élite genética cebuina)
Sin embargo, la experiencia técnica del CCLC permite ver más allá del obstáculo. Coronado insistió en que el conocimiento empírico de los productores, su arraigo al territorio y su capacidad de adaptación son fortalezas que pueden convertirse en el núcleo de una nueva forma de hacer ganadería.
El objetivo del CCLC es aportar ciencia, experiencia y humanidad. A través de su trayectoria en mejoramiento genético, asistencia técnica y formación de talento, buscan acompañar al productor en cada paso del proceso, conectando su trabajo diario con genética élite adaptada al trópico y soluciones reales para su sostenibilidad.
Coronado aseguró que la intención no es centralizar, sino potenciar las capacidades locales, empoderar a los liderazgos comunitarios y generar espacios de construcción colectiva entre gremios, universidades, asociaciones y entidades gubernamentales. La meta es construir una ganadería más rentable, eficiente y respetuosa del contexto local.
Finalmente, en esta etapa inicial, el gran objetivo del CCLC es generar confianza, pues saben que los procesos reales de transformación no se decretan, se construyen paso a paso. Por eso proponen consolidar un centro de diálogo permanente que articule saberes locales con conocimiento científico, y que permita proyectar al Bajo Sinú como una región modelo en sanidad, productividad e innovación técnica.



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