Alfredo Rangel
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“Este proceso de paz está condenado al fracaso”: Alfredo Rangel

Por - 07 de Marzo 2013


CONtexto ganadero habló con el reconocido analista de conflictos Alfredo Rangel. Rangel es economista de la Universidad Nacional y tiene una maestría en ciencias políticas en la Universidad de los Andes y se ha consolidado como uno de los mejores en su campo, en estos últimos años. Actualmente es director del Centro Seguridad y Democracia de la Universidad Sergio Arboleda.

Rangel habló del proceso de paz, al que no le ve futuro alguno, dio su opinión sobre lo que se avisora en el mapa político del país, considera improbable una reelección de Santos y afirma que el país perdió lo que había obtenido con la administración Uribe.

CONtexto ganadero (CG): ¿Cómo ve el tema del actual proceso de paz?

Alfredo Rangel (AR):Yo creo que este es un proceso de paz que está condenado al fracaso, que está repitiendo los errores del pasado, en primer lugar desarrollando unas conversaciones con un grupo armado en medio de la violencia y el terrorismo y en segundo lugar porque está negociando con las Farc, un grupo que es totalmente ilegítimo políticamente y no es representativo socialmente.

En todos los casos anteriores históricos en Colombia, en que ha habido fracaso en las negociaciones de paz ese es el esquema que se ha realizado. Pasó en el Caguan y en Caracas. En cambio, en los procesos que ha habido éxito, ha habido dos comunes denominadores: uno que el grupo armado con el que negocia el Gobierno suspendía todo tipo de acciones violentas contra el Estado y contra la sociedad y dos, no se ponían sobre la mesa los temas nacionales, únicamente se discutían las condiciones de desmovilización, reinserción y desarme de esos grupos;  fue así como tuvieron éxito las negociaciones con el M19, con el PRT, con la CRS y con el EPL. (Lea: Acuerdo con las Farc)

Este Gobierno dice que no quiere repetir los errores del pasado pero está haciendo todo lo posible por repetirlos, agregándole errores nuevos como por ejemplo aprobar una ley de impunidad para las Farc.

CG: Ve entonces el proceso sin futuro alguno?

AR: Mire, ni siquiera el Gobierno de Belisario Betancur que aprobó una amnistía general, automática, para los grupos guerrilleros, lo hizo de manera prospectiva sino retrospectiva, es decir esa amnistía de Bentancur perdonó los errores pasados hasta cierta fecha.

El marco jurídico para la paz absuelve y perdona los crímenes de lesa humanidad de los grupos guerrilleros perdonan los crímenes que cometieron en el pasado, los que están cometiendo ahora y los que cometerán hasta la firma de un acuerdo de paz. Todo eso lleva a que todo este proceso no tenga ninguna posibilidad de éxito. (Lea: Nada en Santos es como parece)

El proceso se adelanta en medio de la violencia, con una agenda que aunque en principio fue limitada, ha sido extendida por la guerrilla a unos puntos de toda la agenda nacional y con el aliciente de que si no abandonan las armas y se incrementa la violencia, al final van a tener el beneficio del perdón por la vía de la cesación de las penas; que fueran impuestas a los miembros de la guerrilla una vez se hayan investigado algunos delitos de lesa humanidad y hayan sido investigados algunos responsables de estos delitos, va a alguna cesación de la ejecución de la pena que implica una amnistía e impunidad total.

CG: En ese contexto, ¿qué va a pasar en noviembre, plazo que se puso el Gobierno Nacional para tener algo firmado?

AR: Como vamos creo que este proceso tiende a alargarse indefinidamente en el tiempo, porque las Farc han decidido negarse a aceptar ningún plazo, han insistido en que exigen unas negociaciones indefinidas, prácticamente  permanentes, y obviamente de aquí a noviembre es absolutamente improbable que con esa agenda se haya llegado a un acuerdo de paz.

En noviembre el Gobierno tiene una de dos opciones. Dada la cercanía de las elecciones del año entrante, podría haber escogido ya un momento para romper los diálogos, o eventualmente podría, de común acuerdo con las Farc, presentarle al país unos acuerdos preliminares, no definitivos, sobre algunos puntos de la agenda, como una especie de carnada que le presenta a la opinión pública para que siga apoyando en esas conversaciones.

El hecho es que la opinión no cree en las posibilidades de éxito de estas conversaciones. Cerca del 70% de la opinión considera que no van para ninguna parte y el 80% rechaza la posibilidad de que los integrantes de las Farc hagan política sin haber pagado la condena de cárcel que les implique su responsabilidad en los crímenes de lesa humanidad.

CG: Ha visto un movimiento agrario realmente importante o los que han surgido son producto de la presión que ha ejercido las Farc?

AR: Mire, contrario a lo que ha sucedido en otros países, las guerrillas han sido efectivamente o las vanguardias o los brazos armados de movimientos campesinos, de rebeliones campesinas de la tierra.

Aquí en Colombia nunca se ha podido hablar, durante las últimas décadas al menos, de la existencia de un movimiento agrario o una rebelión campesina por el tema de la tierra; han sido  más bien algunas medidas del Gobierno a favor de redistribución de tierras, como las de Carlos Lleras, las que han propiciado el surgimiento de esos movimientos campesinos. Y eso es una prueba de que espontáneamente en Colombia no se ha dado una lucha crítica o una rebelión de los campesinos por la tierra, por lo tanto el argumento de las Farc para apropiarse de esa supuesta reivindicación de la tierra es totalmente falso históricamente.

La caída de la imagen del Gobierno está acompañada de un rechazo a una posible reelección de Santos

CG: Usted mencionaba que hay dos escenarios: que el presidente Santos retome las banderas de la sociedad democrática viendo que no hay frutos o que se den algunos preacuerdos. Para la reelección de Santos ¿pesará solamente el proceso de paz o habrá otras variables que pesen más?

AR: Es difícil determinar puntualmente cuál es el peso de cada uno de los factores que ha determinado la caída en la opinión pública la imagen del presidente Santos y de su Gobierno, pero sin lugar a dudas el tema de la seguridad, que se ha vuelto en el primer lugar de las preocupaciones nacionales, es un tema que va a influir mucho en la posibilidad o no de reelección del presidente Santos.

Obviamente el tema de seguridad va atado, va amarrado a los diálogos de paz. Así que este esquema de dialogar en medio de un incremento de la violencia y del terrorismo, que deteriora la noción de seguridad, pues también le resta apoyos públicos a los diálogos de paz y esa conjunción creo que le resta posibilidades de reelección al presidente Santos, sin lugar a duda. (Lea: Seguridad y tierras, temas claves en el congreso)

Un segundo tema que se ubica en las encuestas de opinión pública, son el tema del manejo de la economía y el tema del empleo. En ambos resulta muy castigada la imagen y la gestión del presidente Santos y sin lugar a dudas que son temas que también influyen y están determinando la caída de la imagen del Gobierno que ha ido acompañada de un rechazo a la posibilidad de reelección del presidente Santos.

En la última encuesta Galup, el 60% de los colombianos se expresa en contra de la posibilidad de que el presidente Santos sea reelegido y un 87% manifiesta que no votaría por él en caso de que se llegara a presentar a una reelección. En esta encuesta se presentan todos estos resultados negativos del Gobierno Santos en los temas de seguridad, de la economía, del empleo, del deterioro de los servicios de salud, entre otros temas. (Lea: Casi la mitad de los colombianos tienen una imagen negativa de Santos)

CG: Entonces se rompieron los 3 huevitos que dejó el Gobierno del presidente Uribe? La seguridad democrática, la confianza inversionista y la cohesión social?

AR: Sin lugar a dudas. Los huevitos del presidente Uribe no los supo cuidar el presidente Santos y esos huevos que se iban a empollar creo que se volvieron pedazos.

CG: A propósito de los paros en los que nos hemos visto inmersos esta semana, cafetero, camionero, los TLC que están quebrando a los ganaderos, cree que el Gobierno falló al abandonar el sector agropecuario para enfocar su esfuerzo en las locomotoras mineras y del sector energético?

AR: Creo que la locomotora energética es absolutamente necesaria para el país, esos recursos son necesarios pero creo que ha habido un pésimo manejo económico que no ha permitido neutralizar las consecuencias no deseables de ese fenómeno del auge de la minería y el petróleo.

Los sectores productivos han resultado afectados por esa macroeconomía que no ha corregido los efectos de ese boom petrolero y minero energético y me parece que en todos los casos en que han explotado estas protestas sociales, el Gobierno, en lugar de ir al fondo del asunto que es ajustar su política macroeconómica, se ha dedicado a darle unos paliativos y unos contentillos a esos sectores, abriendo una caja de pandora que puede ser absolutamente inmanejable en el corto y en el mediano plazo. (Lea: La inversión extranjera en actividad minero-energética en 2012 fue de US$12.500 millones)

Así como se indemniza algunos sectores, se les dan algunos subsidios, los otros sectores que también están agobiados por esa política macroeconómica, van a exigir lo mismo y no creo que haya presupuesto para tanta gente, para tanto problema.

Es el tema por ejemplo de la revaluación y de las altas tasas de interés, algo que el Gobierno no se ha decidido a manejar y que es un factor claro que incide en los costos de producción y en la falta de competitividad de los productos colombianos en el exterior, distintos de la minería y el petróleo en el exterior.

CG: ¿Cómo ve el escenario electoral de cara a las elecciones de 2014?

AR: Yo creo que el año entrante va a ser un año político electoral absolutamente atípico y extraordinario en Colombia.

El fenómeno Uribe y el uribismo, van a irrumpir con mucha fuerza, va a ser rotundamente determinante en las elecciones para el Congreso y esas elecciones van a influir de manera decisiva en la intención de voto en las elecciones presidenciales. Por esa razón son mucho más predecibles los resultados para el Congreso que lo que pueden ser los resultados para las presidenciales. 

Lo que ha ocurrido en Colombia es que el partido o movimiento que saca la mayoría en las elecciones parlamentarias obtiene la presidencia de la República. Esa ha sido la norma, en las circunstancias del año entrante esa rutina podría cambiar de manera radical.

CG: A medida que vaya avanzando el tiempo, que vayan avanzando las encuestas ¿la Unidad Nacional de Santos podrá empezar a resquebrajarse y pasarse al Uribismo?

AR: Yo creo que la Unidad Nacional ya se está resquebrajando y hay muchos reclamos de pequeños partidos, como el partido Verde, o de otros partidos que no sienten que son tenidos suficientemente en cuenta por el Gobierno, por ejemplo a la hora de armar la agenda legislativa. Esos partidos se sienten ninguneados y el partido conservador me parece que va a hacer el juego que ha hecho en los últimos tiempos y es el del juego de ponerse bajo el sol que más alumbra

Si ellos ven que el presidente Santos puede ser reelegido seguramente lo van a apoyar, pero si ven que hay otro candidato con mayores opciones de resultar elegido seguramente lo apoyarán. Entonces el partido Conservador siempre es un factor de incertidumbre y más el año entrante que como digo va a ser un año atípico y con una disputa tan impredecible.

CG: ¿Cómo ha visto el desarrollo del Tema de Ley de Victimas?

AR: Creo que esa Ley es una vergüenza para el Congreso de la República, y para este Gobierno que la aprobó, es una Ley de impunidad, que viola tanto la legislación nacional como los compromisos internacionales que ha adquirido el Gobierno Colombiano, por lo tanto es una Ley anticonstitucional que la Corte Suprema de Justicia debería impugnar por esa razón.

Esta es una Ley que garantiza que no todos los delitos de lesa humanidad van a ser investigados, que de aquellos que sean investigados no todos los culpables van a ser procesados o castigados y que los pocos que sean procesados y castigados, van a ser beneficiarios de suspensión de las penas, o sea total y absoluta impunidad. (Lea: Señales para la CIDH)

Si este Gobierno hubiera sido serio en este tema, hubiera retomado la anterior Ley de Justicia y Paz que sirvió para la desmovilización de algunos paramilitares, con unos cuantos ajustes necesarios.

Esa Ley de Justicia y Paz, es la ley de Justicia Transicional más rigurosa y más diligente que se ha expedido a nivel internacional. No hay ninguna otra que se le parezca y teniendo ese instrumento jurídico que fue producto de tantos debates y de tanto esfuerzo y tanto trabajo laborioso, de los tres poderes públicos en Colombia, se echa por la borda, se deja a un lado para ofrecerles una ley de impunidad a las guerrillas, que lo único que hace es darle unas patentes de corso para que hagan impunemente todo tipo de acciones terroristas violentas del Estado y de la Sociedad Civil a sabiendas que no van a ser castigados.

CG: Cómo percibe el tema del fuero militar en nuestro país?

AR: Creo que Colombia ha cometido el error de restringir el alcance del fuero militar en la mitad de un conflicto armado. Eso no lo ha hecho ningún país del mundo.

La reforma del fuero militar que aprobó el Congreso de la República excluye 18 delitos del ámbito del fuero militar, casualmente esos delitos son los que se cometen en una confrontación armada nacional o internacional, así que ese fuero militar quedó prácticamente al delito de centinela y de deserción, pero esa garantía jurídica para los delitos que son de común ocurrencia durante un conflicto armado, eso no les da ninguna garantía jurídica  y les dan una total incertidumbre a las Fuerzas Militares. (Lea: Nuevo fuero militar, un debate que no termina)

Los efectos de esto se están viendo, no solamente en la reducción de su accionar como Fuerzas Militares sino también en el retiro de muchos de ellos del servicio activo. Sectores tan claves como los Cuerpos de Élite, prefieren ofrecer sus servicios a gobiernos extranjeros como el árabe, donde tienen todas las garantías jurídicas y aparte de eso una excelente remuneración.

CG: La Ley de Tierras, está avanzando de acuerdo a lo estipulado?

AR: En primer lugar, el Gobierno no está cumpliendo para nada las metas que él mismo se propuso para desarrollar y darle cumplimiento a esta Ley de Tierras y le va a ser absolutamente imposible cumplirlas. (Lea: Desarrollo rural, una apuesta que tiene varios frentes)

Me parece que esa ley introduce un ingrediente de incertidumbre enorme en el sector agropecuario, paraliza la inversión porque al poner la carga de la prueba sobre los hombros de los propietarios, esto genera que todas las propiedades legitimas puedan quedar en el limbo, puedan ser cuestionadas y en ese sentido pues ningún inversionista nacional o extranjero va a asumir el riesgo de comprar o invertir en una tierra que podría ser al día siguiente el objeto de una demanda por parte de unos reales o supuestos antiguos propietarios.

Creo que el Gobierno ha dejado a un lado el instrumento de la extinción de dominio que fue tan útil durante el gobierno anterior para quitarle la tierra a usurpadores violentos que se la quitaron a sus legítimos propietarios durante anteriores decenios y se metió con este instrumento jurídico, que insisto tiene tantos problemas de aplicación y ha generado incertidumbre en el sector rural.

Al país, luego del muy probable fracaso de los diálogos, no le quedará otra que retomar la senda de la seguridad democrática

CG: ¿Qué viene en temas de paz después de las elecciones de 2014?

AR: Yo creo que después del muy probable fracaso de estos diálogos de paz, al país no le queda una salida muy distinta a tomar la senda de la seguridad democrática, para seguir debilitando a los grupos terroristas, para seguir mejorando la seguridad en el país y para poder someter en algún momento a esos grupos a unas condiciones de conversaciones de paz, en las que sea el Estado el que imponga los temas en la negociación.

La primera de ellas que es absolutamente inaceptable negociar en medio de la violencia y terrorismo y la segunda que con esos grupos no se va a hablar nada de la agenda nacional, simplemente sus condiciones de desmovilización, reinserción y desarme, tal y como se hizo en los pasados procesos de paz en los gobiernos anteriores.

CG: Ve en su radar que represente la seguridad democrática y los principios de Álvaro Uribe?

AR: Yo creo que todos los candidatos que se han postulado en el uribismo son personajes que encarnan las políticas de seguridad democrática, de confianza inversionista y de cohesión social de Álvaro Uribe. Confío en que ellos van a tener la lealtad necesaria con esos principios, con esas políticas, algo que no tuvo desgraciadamente Juan Manuel Santos una vez fue elegido a la Presidencia.

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