En Úmbita (Boyacá), un ejemplar de raza francesa está marcando diferencia por su fuerza genética y rendimiento lechero. Criado por Octavio Parra, Caramelo del Bosque ha logrado posicionarse como uno de los toros más representativos del país, logrando obtener varios títulos en ferias y despertando el interés de productores que han adquirido sus pajillas.

En la pasada edición de Agroexpo, entre cientos de animales de alto valor genético, hubo uno que captó miradas y generó conversación en los pasillos llamado Caramelo del Bosque, un imponente ejemplar normando de 36 meses y 1200 kilos, criado en la finca El Manzano, ubicada en la vereda El Bosque del municipio de Úmbita, Boyacá.

Su nombre, según explica su criador, tiene un fuerte anclaje con el territorio y la identidad de la finca. (Lea en CONtexto ganadero: 6 pasos clave para una adecuada crianza de ganado normando, explicados por un ganadero y zootecnista)

“El nombre es por su pigmentación y por la vereda donde nació y ha crecido. Se llama Caramelo por su color y del Bosque por el lugar. Ese es su origen”, cuenta Octavio Parra, propietario y gerente de Central Genética y de la ganadería El Manzano.

Lo que comenzó como una tradición familiar se ha convertido, tras 20 años de trabajo incansable, en un proyecto de alto nivel técnico y con proyección nacional.

“Siempre hemos sido ganaderos, pero el mejoramiento genético como tal lo llevamos desarrollando hace dos décadas. Día a día trabajamos sin descansar, buscando siempre superarnos”, aseguró.

Comercialización de pajillas

El objetivo del trabajo de Central Genética es mejorar la raza y llevar esa calidad a otros hatos del país mediante la venta de material genético. Hasta la fecha, se han comercializado más de 700 pajillas de Caramelo del Bosque, y Parra afirma que hay más negocios por concretarse, debido al creciente interés de productores ganaderos por este linaje.

De acuerdo con Parra, “los clientes están muy satisfechos con los resultados obtenidos, tanto de Caramelo como de otros animales de nuestro hato. Todos son normandos, doble propósito, pero este toro es más fuerte en leche. Transmite producción lechera y mejora de ubre a sus hijas, sin perder conformación. Es un ejemplar completo”.

La calidad genética de Caramelo del Bosque no solo se evidencia en su descendencia, también ha sido reconocida en las pistas de juzgamiento. El toro ha sido gran campeón en ferias como la de Úmbita, Turmequé, Tibaná, Sesquilé y hasta en su misma vereda. Su presencia impone, pero es su genética la que deja huella.

Su alimentación es sencilla y se basa en pastoreo en una pradera de kikuyo y trébol, suplementado con concentrado. Nunca se ha enfermado, y su criador destaca que viven a 2.600 metros sobre el nivel del mar en un hato libre de garrapatas, brucelosis y tuberculosis.

Genética con sello local

La historia de Caramelo del Bosque es también la historia de un campo que evoluciona sin perder su esencia. Desde una finca familiar en Boyacá, se ha construido un modelo que apuesta por la excelencia, la trazabilidad genética y la conexión con los mercados ganaderos más exigentes.

La finca El Manzano no solo cría, también distribuye genética bovina y porcina desde su centro genético en Umbita. Allí se trabaja con líneas de toros franceses, adaptadas al contexto colombiano, lo que ha permitido mantener altos estándares sin perder el arraigo territorial.

Parra concluyó que “la gente se emociona cuando ve a Caramelo, no solo por su tamaño sino por la calidad genética que representa. Tener esta línea en Boyacá es un logro para todos”. (Lea en CONtexto ganadero: Normando, una opción para producción de carne en trópico alto)

@octavioparra007

♬ Alma Llanera - Tardes Llaneras