Vacunador en el Amazonas
Foto: Manuel Ortíz / Fedegán.

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Selva, fango y trochas matizan el ciclo de vacunación en Amazonas

Por - 16 de Diciembre 2013


Más de 12 horas de viaje debe emprender Jorge Parra, un putumayense encargado de ir a una de las zonas más apartadas del país, con el objetivo de aplicar la vacuna contra fiebre aftosa y brucelosis a los bovinos del departamento.

El ciclo de vacunación contra la fiebre aftosa que viene efectuando la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, y el Fondo Nacional del Ganado, FNG, es una tarea maratónica y titánica. Muchos de los encargados de aplicar los biológicos, deben enfrentarse a infinidad de obstáculos naturales, propios de la geografía nacional, con el propósito de llegar hasta las zonas más recónditas de Colombia, para cumplirle al sector agropecuario y mantener el estatus como país libre de la enfermedad.

Jorge Parra, un vacunador de 25 años de edad, es un clro ejemplo de esta situación. Tras dos años dedicados de lleno a ejercer este oficio, ha superado toda clase de barreras naturales que se encuentren a su paso. (Galería: La travesía de un vacunador)

Gómez es el encargado de que la vacuna contra fiebre aftosa y brucelosis lleguen a Puerto Leguízamo, en la selva putumayense y a los municipios de El Encanto y Puerto Alegría, dos poblaciones ubicadas en la amazonía colombiana que limitan con Perú. "Para llegar a El Encanto, debo tomar una línea (bote) en Puerto Leguízamo. El pasaje cuesta $200 mil y solo sale los miércoles; en ese viaje me demoro casi 12 horas", explicó el vacunador.

Una vez estando allá, Parra debe tomar otra lancha para poder realizar su oficio en los diversos predios del municipio y veredas aledañas. Esa otra embarcación le cobra $90 mil el día. Su trabajo en la zona tarda 2 días.

"El señor que me transporta navega por el río San Rafael, y me deja cerca de las fincas en donde debo aplicar los biológicos. He notado que la gente se pone muy feliz cuando visito los predios, porque muy pocas entidades hacen presencia en la zona de la forma en que lo hace Fedegán", afirmó Parra.

No obstante, llegar a estas regiones del país además de ser un riesgo por las condiciones de seguridad que afronta Colombia, es complejo debido a las carcaterísitcas propias de las zonas selváticas que hacen que en el camino hacia los predios se puedan presentar peligros relacionados con animales salvajes, torrenciales lluvias o inundaciones. (Galería: 30 ciclos de vacunación en 15 años)

"Cuando llegué a El Encanto, me fui para una finca que queda cerca de un pozo, ya estaba terminando mi labor y me faltaba una res que estaba en el agua. Cuando le quise poner el biológico, me di cuenta que había una boa rondando en el agua, inmediatamente salí corriendo del miedo; pero esto para los habitantes de la zona es algo normal", cuenta el profesional.

Las vías terciarias también son enemigas de los vacunadores

Luego de cumplir con su tarea en El Encanto, el profesional de Fedegán se dirige a Puerto Alegría, otro municipio del Amazonas, en el que las vías son el principal impedimento para el personal que recorre los predios aplicando las dosis contra fiebre aftosa y la brucelosis, ya que ante el poco tránsito de vehículos, todas las carreteras están llenas de lodo y barro.

"Para poder cumplir con las metas en esa zona nos toca muy pesado, porque hay un tramo que lo puedo recorrer en moto y es rápido, pero otro debo hacerlo obligatoriamente a pie o a caballo y así uno se cansa más. Es desgastante", expresó Parra.

Además de cumplirle al país ganadero y velar por el estatus sanitario, para este encargado de la aplicación de los biológicos, el hecho de llevar a feliz término la vacunación, le ha dado un valor agregado a los predios y a los bovinos que se encuentran en la zona. "Los ganaderos están muy contentos con lo que hacemos acá, porque primero no son muchas las instituciones que vienen hasta estos apartados rincones y segundo, porque ahora los animales los están pagando mejor desde que son vacunados, lo que es gratificante para mí", señaló Parra. (Lea: La travesía de un vacunador en 24 horas)

Tras una ardua semana de labores, Jorge Parra regresa a su lugar de origen en Putumayo con la satisfacción del deber cumplido y el objetivo primordial de su oficio al día: mantener el estatus sanitario del país a través de la vacunación.