Créditos para el agro subieron pero la mayoría se usaron para refinanciar deudas

De acuerdo con los datos del Fondo para el Financiamiento del Sector Agropecuario (Finagro), la colocación de créditos en este renglón subió $5 billones con respecto al año anterior. Sin embargo, la mayor parte de este dinero no se destinó para inversiones en el campo.

Óscar Cubillos, jefe de la Oficina de Planeación y Estudios Económicos de Fedegán-FNG, indicó que en enero de este año la DTF estaba en 4,48 %, pero en los esfuerzos por dinamizar la economía, el Banco de la República la disminuyó hasta llegar 1,94 % en diciembre.

“Esa tasa de interés ha venido bajando especialmente desde agosto. Eso significaría que con una tasa más barata, la gente debería estar tomando más crédito agropecuario, hipotecario, de consumo”, dijo. (Lea: Finagro aumentó colocación de créditos y microcréditos en 2018)

Sin embargo, aclaró que las tasas que más dependen del DTF son las del crédito agropecuario, y efectivamente, al revisar las cifras del Fondo para el Financiamiento del Sector Agropecuario (Finagro) se observa un incremento significativo en la colocación de créditos.

Entre enero y noviembre de 2019, la cartera fue de $16,6 billones, en tanto que el mismo periodo de este año fue de $21,6 billones, un crecimiento de $5 billones. Sin embargo, como anotó Cubillos, la mayor parte ($4 billones) se debe a la reestructuración de pasivos.

“Los productores tuvieron que refinanciar sus deudas y tuvieron que sacar otro crédito, porque el que estaban pagando en las condiciones anteriores ya no les convenían”, aclaró. (Lea: Por el coronavirus, Finagro aumenta subsidio a la tasa para Línea Especial de Crédito)

Así pues, estas personas no están destinando estos recursos para hacer inversiones en sus predios, sino para cumplir con obligaciones antiguas. De los $5 billones, solo alrededor $1,2 billones se invirtieron, por lo cual el alza entre un año y otro no fue tan grande.

“A pesar de una tasa de interés barata, los productores siguen con dificultades para pagar, en tanto que las entidades están pidiendo más garantías por el alto riesgo. Sin embargo, para un productor no vale nada sacar un crédito más económico si no lo prestan”, analizó Cubillos.

En su opinión, el problema más grave es la falta de consumo, pues si bien ganaderos y agricultores han logrado sacar adelante sus cosechas y producciones, no han encontrado quién les compre. (Informe: Pautas para reinvertar el sistema nacional de crédito agropecuario)

“Aquí viene una discusión importante de cómo debe configurarse la economía para el próximo año, comenzando por el incremento del salario mínimo, si es mejor ajustarlo según la inflación o se puede añadir uno o dos puntos para reactivar el consumo, pero sin generar efectos inflacionarios elevados. Lo que necesitan los productores es vender pero si nadie compra, ocurre lo que vimos con la papa, que a los campesinos les tocó salir a peajes y carreteras para ofrecerla con precios menores para tener más ingresos”, declaró.