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La crisis del aprendizaje: Estar en la escuela no es lo mismo que aprender

Por - 28 de Febrero 2023

Una nueva investigación del Banco Mundial revela que la productividad del 56 % de los niños del mundo será de menos de la mitad de lo que podría ser si recibieran una educación completa y gozaran de plena salud.


Una nueva investigación del Banco Mundial revela que la productividad del 56 % de los niños del mundo será de menos de la mitad de lo que podría ser si recibieran una educación completa y gozaran de plena salud.

El mundo enfrenta una crisis del aprendizaje. Si bien los países aumentaron considerablemente el acceso a la educación, estar en la escuela no es lo mismo que aprender.   En todo el mundo, cientos de millones de niños llegan a la edad adulta sin siquiera tener las habilidades más básicas, como calcular el vuelto correcto de una transacción, leer las instrucciones de un médico o comprender el horario de los autobuses, y mucho menos forjarse una carrera satisfactoria o educar a sus hijos.   En Colombia, de acuerdo con el DANE, la tasa de analfabetismo en la área rural dispersa es de 12,5 % de la población mayor a 15 años reportó que no sabía leer ni escribir (cita de Contexto ganadero)   La educación está en el centro del desarrollo del capital humano, señala el Banco Mundial. Una buena educación, junto con el capital humano que genera, beneficia a los individuos y a las sociedades. En el caso de las personas, la educación aumenta la autoestima y fomenta las oportunidades de empleo e ingresos. Y en el caso de los países, ayuda a fortalecer las instituciones dentro de las sociedades, impulsa el crecimiento económico a largo plazo, reduce la pobreza y estimula la innovación.   Una de las principales razones por las que persiste la crisis del aprendizaje es que muchos sistemas educativos del mundo en desarrollo tienen poca información sobre quién está aprendiendo y quién no. Por consiguiente, es difícil para ellos hacer algo al respecto. Y ante la incertidumbre sobre los tipos de habilidades que requerirán los trabajos del futuro, las escuelas y los maestros deben preparar a los estudiantes con algo más que habilidades básicas de lectura y escritura. Los alumnos deben ser capaces de interpretar la información, formar opiniones, ser creativos, comunicarse bien, colaborar y ser resilientes.   La visión del Banco Mundial es que todos los niños y jóvenes aprendan y adquieran las habilidades que necesitan para ser ciudadanos y trabajadores productivos, satisfechos y participativos. Se centra en ayudar a los maestros de todos los niveles a ser más eficientes en su tarea de facilitar el aprendizaje, mejorar la tecnología para el aprendizaje, fortalecer la gestión de las escuelas y los sistemas, garantizando al mismo tiempo que los alumnos de todas las edades, desde el nivel preescolar hasta la edad adulta, estén equipados para tener éxito.   El cambio comienza con un buen maestro   Cada vez queda más demostrado que la crisis del aprendizaje es, en esencia, una crisis de la enseñanza. Para que los alumnos aprendan, necesitan buenos profesores, pero muchos sistemas educativos prestan poca atención a qué saben los maestros, qué hacen en el aula y, en algunos casos, si incluso están presentes.   Para apoyar a los países en sus esfuerzos de reforma de la profesión docente, el Banco Mundial da a conocer una plataforma mundial denominada “Docentes exitosos, alumnos exitosos”. Esta iniciativa dirigida a los maestros aborda los desafíos clave que afectan la eficacia de los maestros, transformando la pedagogía en una profesión respetable y atractiva con políticas de personal efectivas, y garantizando que los maestros cuenten con las habilidades y los conocimientos adecuados antes de ingresar al aula y, posteriormente, brindándoles apoyo a lo largo de sus carreras.   La tecnología ofrece nuevas posibilidades para la enseñanza y el aprendizaje

La tecnología ya desempeña un papel crucial al servir de apoyo a los maestros, los estudiantes y el proceso de aprendizaje en general. Ayuda a los maestros a administrar mejor el aula y ofrecer diferentes retos a diferentes estudiantes. Y permite a los directores, padres y estudiantes interactuar sin dificultades. El uso eficaz de la tecnología beneficia a millones de alumnos, pero otros millones de estudiantes en el mundo en desarrollo no tienen acceso a ello.

Para proporcionar educación de calidad es necesario crear sistemas que proporcionen aprendizaje, día tras día, en miles de escuelas, a millones de estudiantes. Para que las reformas educativas sean exitosas se necesita un buen diseño de políticas, un fuerte compromiso político y una capacidad de implementación eficaz.   Pero, ningún cambio es posible si no existen datos. Los Gobiernos deben saber qué falta en sus sistemas educativos, o qué se está haciendo bien, a fin de tomar las medidas adecuadas para mejorar.   Por naturaleza, los beneficios de la inversión en educación requieren paciencia y persistencia. De hecho, tendrá que pasar una generación para que se hagan realidad plenamente los beneficios de tener maestros altamente cualificados, usar eficazmente la tecnología, gestionar mejor los sistemas educativos y tener alumnos participativos y preparados. Sin embargo, la experiencia mundial indica que los países que se han desarrollado y prosperado rápidamente comparten una característica común: toman en serio la educación e invierten adecuadamente.   Las escuelas del futuro se están construyendo hoy. Se trata de escuelas en las que todos los maestros poseen las competencias y la motivación adecuadas, donde la tecnología empodera a los docentes para brindar un aprendizaje de calidad, y donde todos los estudiantes aprenden habilidades fundamentales, entre ellas habilidades socioemocionales, y digitales. Estos establecimientos son seguros y asequibles para todos, y son lugares donde los niños y los jóvenes aprenden con gusto, con rigor y con un propósito establecido.   Fuente: Banco Mundial

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