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Foto: logistica.cdecomunicacion.es

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Problema de logística global se mantendrá hasta inicios de 2023: Bancolombia

Por - 16 de Febrero 2022

Sólo a partir del Año Nuevo Chino de 2023 la situación de logística global empezará a mejorar, según expertos internacionales citados en un informe de Bancolombia.


Sólo a partir del Año Nuevo Chino de 2023 la situación de logística global empezará a mejorar, según expertos internacionales citados en un informe de Bancolombia.

De acuerdo con el reporte, el alto incremento de los precios ha sido una característica del comportamiento de la economía global en la última parte del 2021 y el inicio del 2022.

Mientras los registros de enero revelaron que en Colombia alcanzamos incrementos anuales inéditos en los precios de los alimentos y la inflación total al consumidor se acerca a los registros de entre 2015 y 2016, en Estados Unidos y en Europa el avance de los precios también viene presentando máximos de varias décadas.

Uno de los principales factores que explican este fenómeno inflacionario es el estrés que enfrenta la logística global el cual, en lugar de corregirse, parece estarse intensificando a medida que pasa el tiempo. (Lea: Se barajan alternativas para mitigar la crisis de contenedores y los altos fletes)

Para entender este tema, hay que partir de considerar que el alto nivel de globalización alcanzado por las cadenas productivas en las últimas décadas ha llevado a que el comercio internacional sea una pieza fundamental en el funcionamiento de las economías.

Lo anterior, señala el informe de Bancolombia, permitió que, antes del choque de la pandemia de covid-19, las cadenas de suministros internacionales funcionaran bajo el precepto de “justo a tiempo” y con fricciones cada vez menores. Sin embargo, la llegada de los confinamientos impulsó la demanda por bienes, a la que la industria de transporte no pudo responder oportunamente. Tal situación condujo al gigantesco trancón en el que, de acuerdo con Giovanni Benedetti, vicepresidente del Puerto de Cartagena, están inmersos las naves y los contenedores que ellas transportan.

Así pues, el problema actual no se debe a que haya escasez en la disponibilidad de servicios de transporte de carga, o que la capacidad para la movilización de bienes esté limitada. Más bien, consiste en que una porción muy relevante de la flota de carga global está estacionada, al tiempo que el choque de oferta que implicó la pandemia no se ha resuelto tan rápidamente como sí logró fortalecerse la demanda durante 2021. Esto último fue posible por los apoyos desde la política económica y en los excedentes de liquidez que acumularon muchos hogares durante 2020.

Un elemento que ha exacerbado los problemas es la política cero covid que ha mantenido China, una de las economías más integradas con la cadena global de suministros. Esta ha implicado que, ante la detección cualquier contagio, se cierren las ciudades, las unidades productivas y los puertos.

A esto se suma que eventos climáticos adversos en Europa, partes de Estados Unidos y el Pacífico Sur en América ha contribuido a afectar la capacidad de operación de algunos puertos y el movimiento de la flota marítima. (Lea: Continúa el problema de los altos precios internacionales de los insumos)

Otro determinante ha sido la escasez de mano de obra, en particular en labores poco especializadas, en Estados Unidos y Europa, que tendría relación con el apoyo fiscal que redujo la necesidad de ingresos laborales y ha impulsado un acelerado incremento de los salarios.

Este desequilibro global de la oferta y demanda de bienes y la perturbación de los flujos de carga marítima internacional han tenido como consecuencias claras un incremento de los precios al consumidor, aumento en el costo del transporte de carga, sobrecostos logísticos por necesidades antes inexistentes de almacenamiento de productos, escasez de productos (semiconductores, insumos agrícolas, vehículos, entre otros), alta ocupación de bodegas de almacenaje y una reducción sustancial de la confiabilidad de la cadena global de suministros.

Sin embargo, sostiene Bancolombia, algunos de los indicadores clave respecto a esta crisis de contenedores vienen apuntando a que la fase más álgida del choque quedó atrás. No obstante, los costos del transporte de carga y los tiempos de espera se mantienen en niveles altos, y los expertos estiman que solo a partir del Año Nuevo Chino de 2023 la situación empezará a mejorar.

Por ello, es de esperar que la situación vigente desemboque en un rebalanceo del comercio mundial. Uno de los claros aprendizajes es que la cadena global de suministros es tan fuerte como su eslabón más débil, lo que implica que para evitar enfrentar que en el futuro se vuelvan a presentar sucesos de esta magnitud, será necesario: una redistribución global de la disponibilidad de proveedores, y de la producción y el procesamiento de materias primas; además de propender por una mayor cercanía geográfica para los suministros y los mercados objetivo.

Además, es previsible que este fenómeno detone la oferta interna de cada país, es decir que las empresas empiecen a recurrir más a los mercados de insumos locales de cada país, en detrimento del comercio internacional, como una forma justamente de aprovechar la cercanía geográfica para hacer frente a la coyuntura. (Lea: Costo del transporte internacional se eleva por falta de contenedores)

En cambio, para propiciar una solución más acelerada durante en 2022 a esta crisis serían necesarios factores como: un incremento de la participación laboral en las economías desarrolladas, que el incremento en la inflación y la finalización de los programas de apoyo podrían propiciar; una relajación de la política de cero covid en China; y una digitalización de los procesos de comercio exterior en todo el mundo.

Sin embargo, y a pesar de que la tendencia de los últimos meses ya apunta al inicio de ese proceso de normalización de la situación, es de esperar que el fenómeno continúe teniendo un impacto importante en la producción, disponibilidad y precios de los bienes en todo el mundo durante la mayor parte de este año. Así pues, se trata de un factor que caracterizará el comportamiento de la economía global y será determinante en la toma de decisiones de política económica en el corto plazo, concluye el análisis del Banco.  

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