Ganado en potrero
Foto: puntoganadero.cl

Cargando...

Aprenda a hacer un balance forrajero y planificar su disponibilidad

Por - 21 de Noviembre 2022

En un sistema de producción ganadera el 75 % de los costos son la alimentación, el 15 % la sanidad y el 10 % gastos administrativos e imprevistos. Esto significa que la alimentación es lo más importante y si una vaca no está bien alimentada no se va a preñar porque la reproducción es una “función de lujo”.


En un sistema de producción ganadera el 75 % de los costos son la alimentación, el 15 % la sanidad y el 10 % gastos administrativos e imprevistos. Esto significa que la alimentación es lo más importante y si una vaca no está bien alimentada no se va a preñar porque la reproducción es una “función de lujo”.

Así lo planteó el nicaragüense Enrique Rimbaud, experto en salud animal, quien indicó que los animales que no se encelan son los que entran en anestro que generalmente se da por falta de proteína, sin embargo hay vacas que sí se encelan pero no preñan porque hay celos que se llaman anovulatorios, es decir, hay celo sin ovulación.

Para que una vaca se preñe tiene que tener un grado tres en su condición corporal lo cual significa que es un animal al que no se le ven las costillas ni la columna y que las ancas se ven redondeadas.

Para lograr este nivel es fundamental la alimentación. Una vaca come el 10 % de su peso vivo, por ejemplo una de 400 kilos va a comer 40 kilos por día. Pero no basta con tener la cantidad sino que se debe mirar la calidad y ese alimento debe contener al menos un 20 % de proteína, dos mega calorías de energía y los minerales suficientes.

Es importante que el ganadero calcule si la cantidad de material vegetativo producido en la finca alcanza para todas las vacas durante un año y eso es lo que se conoce como balance forrajero. (Lea: ¿En qué consiste el balance forrajero y cómo calcularlo?)

Para ello es preciso llevar un control de inventarios de la finca, cuántos animales se tienen, distinguiendo entre toros, bueyes, vacas preñadas y paridas, toretes, terneros, etc.

Así mismo para llevar mejor las cuentas se debe trabajar en hectáreas porque es una medida universal y en tal sentido hay que pasar el inventario a unidades ganaderas que en el caso de Nicaragua es una vaca de 400 kilos y con base en ello se calcula la carga animal.

Esas unidades ganaderas se calculan por materia seca. Una vaca come el 3 % de su peso en materia seca, quiere decir que si por ejemplo se tienen cien unidades ganaderas van a comer 30 kilogramos de materia seca por día. Cada kilogramo de materia seca equivale a 3,5 o 4 kilos de materia verde.

Para hacer el cálculo se puede elaborar un marco de madera de un metro por cada lado y se lleva al campo donde está el pasto más abundante se lanza y donde caiga se corta el pasto a ras, se coloca en un saco y se pesa. Lo que pesa se saca se multiplica por 10.000 que es una hectárea y es lo que se tiene de material vegetativo por hectárea.

Posteriormente se va cortando el pasto que se pesó y se colocan 100 gramos en una bolsa de papel kraft que se lleva al horno microondas con un pocillo de agua al lado para que no se reviente la bolsa y se deja 30 minutos y se pesa nuevamente la bolsa la cual seguramente tendrá 70 gramos y de nuevo se lleva al microondas con otra taza de agua diferente y se repite hasta que dé tres pesadas iguales que generalmente es cuando tiene 30 gramos, señaló el experto. (Lea: Ganadero: vigile el balance de forraje y concentrado para sus bovinos)

Esto significa que en 100 gramos de pasto se van a tener 30 de materia seca y eso se multiplica por la cantidad de kilos que se tenían en la bolsa inicial y dicho resultado se multiplica por 10.000 que corresponde a la cantidad de materia seca que se tiene por hectárea.

Luego se realiza una nueva operación matemática partiendo que por ejemplo se tienen cien vacas que consumen 30 kilos de materia seca por día y se multiplica por 365 y eso da la cantidad de materia seca que se precisa para un año.

De esta manera se puede saber si se dispone de la cantidad de materia seca que demandan las vacas en un año o si está por encima o por debajo, lo cual permite actuar de manera proactiva.