Así va la competitividad del precio del ganado gordo colombiano

Los precios nominales registrados en el kilo del novillo gordo en pie continuaron con una tendencia positiva, señala el Informe de coyuntura de Fedegán II Trimestre de 2017.   Desde mediados de 2016 se ha observado un mayor incremento en su cotización y tan solo en el primer semestre del año 2017 el alza fue de 11%.   Sin embargo con el reingreso de la fiebre aftosa a Colombia se registró una contracción en el precio alrededor de $300 x kilo, el cual se verá reflejado en las cifras de julio y agosto.   La afectación del precio tiene que ver con la baja en el consumo ante la incertidumbre que causa la circulación del virus de la aftosa a pesar de las campañas de información sobre su no transmisión a humanos. Caso semejante al de la presencia de mercurio en el atún.   El buen comportamiento de las exportaciones que se traía hasta el registro de los problemas sanitarios, impulsó el precio del novillo gordo hacia arriba.   Así mismo, el aún presente desajuste en el inventario ganadero por cuenta de la fuerte liquidación de hembras entre 2009 y 2012, y sobre todo por los constantes y cada vez más frecuentes fenómenos de El Niño y de La Niña, también fueron causa para que por escasez de animales el precio mostrara una tendencia alcista, al menos hasta antes de la reintroducción del virus de la aftosa.   Competitividad internacional   En el entorno internacional sigue siendo el novillo gordo uno de los más competitivos del mundo, sin que sea el fenómeno de depreciación del peso la razón de este comportamiento.   Frente a los países vecinos suramericanos en promedio el precio del kilo en pie de novillo gordo se cotizó en US$1,56 mientras que el resto de la región alcanzó los US$1,77.   Al compararse con potencias ganaderas como Australia, Estados Unidos o México el precio del novillo gordo de Colombia termina siendo en promedio 38% más barato.   Esta situación, en buena medida ha sido determinante para que las importaciones de carne de bovino que se registran en Colombia solo sean marginales respecto a la producción del país, a pesar que estas hayan aumentado de forma relativa desde 2012.