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Por CONtexto ganadero - 12 de Junio 2024
El verano ha sido tradicionalmente una temporada desafiante para la ganadería bovina, pero en los últimos años, los productores han enfrentado un desafío adicional: periodos de época seca más prologados.
El cambio en la duración del verano es una realidad, impulsada por el cambio climático, que exige que los ganaderos adopten nuevas estrategias para garantizar la salud y el bienestar de su ganado. Una práctica esencial en este contexto es la reserva de alimentos. (Lea en CONtexto ganadero: La encrucijada de los ganaderos: ni agua, ni comida)
El cambio climático ha alterado significativamente los patrones climáticos globales, llevando a veranos más calurosos y secos en muchas regiones. Estos cambios afectan directamente la disponibilidad de forraje natural, que es fundamental para la alimentación del ganado bovino.
Bryan Mendieta, médico veterinario especialista en nutrición animal, explica que “para todos es conocido que en trópico se tienen solo dos estaciones o temporadas, que son invierno y verano. Pero la realidad es que solo tenemos un periodo seco y un periodo con lluvia”.
Sin embargo, por efectos del cambio climático, estas dos épocas se están profundizando más, especialmente la parte seca. Esto significa que los productores se están enfrentando a periodos secos cada vez más prolongados, y que las lluvias se presentes por tiempos muchos más cortos y con mucha intensidad.
“Ambas situaciones son negativas para la alimentación y la salud del ganado. Esto tiene implicaciones directas no solo sobre la reproducción y la salud, sino también sobre el aspecto productivo”, detalla Mendieta.
Frente a estos desafíos, la práctica de la reserva de alimentos se ha vuelto indispensable para los productores bovinos. La reserva de alimentos implica almacenar forraje y otros alimentos nutritivos durante los periodos de abundancia para utilizarlos durante los tiempos de escasez.
De acuerdo con Mendieta, “el productor debe recordar que la época seca o el verano se da todos los años y que cada vez se hace más fuerte. Por eso el ganadero debe preparar, planificar y guardar alimentos como silos, henos, combinación de pasturas, leguminosas, etc”.
Todo esto, basado en el entendimiento y la comprensión de la cantidad de alimento que consume un animal al día, para así comenzar con la preparación de este alimento.
“Se debe preparar comida para esos momentos en los que estos animales van a estar teniendo una dieta muy baja por la poca o nula presencia de las lluvias”, sostiene el profesional. (Lea en CONtexto ganadero: Ganaderías en el mundo están sufriendo los estragos de la sequía)
Además, la adaptación a los periodos secos prolongados no solo implica la reserva de alimentos, sino una serie de prácticas sostenibles que mejoran la resiliencia del sistema ganadero:
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