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Por CONtexto ganadero - 07 de Mayo 2024
En los últimos años se ha presentado una atención creciente al concepto de ‘efecto booster’ en bovinos, un fenómeno que ha demostrado tener un impacto significativo en la salud y el rendimiento de los animales.
El efecto booster, también conocido como ‘efecto de refuerzo’, se refiere a la mejora en la respuesta inmune de un animal después de una exposición previa a un agente infeccioso o a una vacuna.
Esencialmente, este fenómeno implica que la respuesta inmune del organismo se ve potenciada tras una exposición inicial, lo que resulta en una mayor capacidad para combatir la enfermedad en futuras ocasiones. (Lea en CONtexto ganadero: Guía para una vacunación exitosa en la ganadería: Tipos de vacunas y recomendaciones)
En el caso específico de los bovinos, el efecto booster puede ser observado después de la administración de vacunas contra enfermedades comunes, como la fiebre aftosa, la brucelosis, la enfermedad respiratoria bovina (IBR), entre otras.
Cuando un bovino recibe una vacuna, su sistema inmunológico reconoce los antígenos representes en la vacuna y genera una respuesta defensiva. En exposiciones posteriores al mismo antígeno, el sistema inmunológico responde de manera más rápida y eficiente, lo que resulta en una mejor protección contra la enfermedad.
Enrique Rimbaud, médico veterinario especialista en sanidad, explica que el efecto booster es muy bueno porque “ayuda a cambiar toda la idiosincrasia enfocada al uso de las vacunas. En la medicina tradicional se está acostumbrado a vacunar en la entrada y en la salida del invierno”.
Para entender a detalle el efecto booster, hay que tener en cuenta que cuando se aplica una vacuna se genera anticuerpo en los bovinos. Sin embargo, con el pasar del tiempo estos anticuerpos disminuyen, por lo cual se necesitan más vacunas.
De acuerdo a Rimbaud, “es decir, se pasan varios meses del año sin vacunación, generando que el ganado no tenga protección contra las enfermedades”. Por eso aparece el efecto booster, para generar mayor protección en los animales.
El profesional sostiene que “en vez de darle la segunda dosis a los seis meses, se debe aplicar esta dosis a los 21 - 28 días. Esto hace que la producción de anticuerpo sea mucho mayor y la protección con la vacuna dure más de un año”.
La memoria inmunológica se desarrolla a través de la activación y proliferación de linfocitos de memoria, células especializadas que permanecen en el organismo después de la exposición inicial y puede responder de manera rápida y vigorosa ante un segundo encuentro con el mismo antígeno. (Lea en CONtexto ganadero: Conozca los 9 tipos de vacuna que se deben aplicar al ganado)
En el caso de las vacunas, estas están diseñadas para limitar la exposición natural a un agente infeccioso sin causar la enfermedad completa. Al introducir antígenos específicos en el organismo, las vacunas estimulan la producción de linfocitos de memoria, lo que resulta en una respuesta inmune más práctica y efectiva en caso de una exposición posterior al patógeno real.
El efecto booster tiene importantes implicaciones para la ganadería en términos de salud animal, bienestar y productividad. Algunas de las implicaciones más relevantes incluyen:
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