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Por - 21 de Abril 2015
El repoblamiento bovino se relaciona con el número de animales que un productor ingresa a la finca de acuerdo a las condiciones del suelo, clima y tipo de producción, buscando mantener de esta forma márgenes de rentabilidad durante todo el año.
El repoblamiento bovino se relaciona con el número de animales que un productor ingresa a la finca de acuerdo a las condiciones del suelo, clima y tipo de producción, buscando mantener de esta forma márgenes de rentabilidad durante todo el año. Aumentar la carga animal por hectárea o descargar la finca son decisiones que toma el ganadero sin que cualquiera de las 2 afecte la producción de leche y carne. Es así como el productor que decide bajar la carga animal en el predio apresuradamente, porque no tiene qué darles de comer a sus reses, evidencia señales de un inadecuado manejo. De igual forma, tener en finca un número elevado de semovientes sin tener la cantidad de alimento suficiente para suministrarles también representa una mala administración. Leonardo De Las Salas, coordinador en Córdoba de la Unidad Regional de Desarrollo Ganadero, URDG, de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, y el Fondo Nacional el Ganado, FNG, expuso que el productor eficiente parte de la disposición de alimento para su hato durante todo el año, ya sea invierno o verano, climas que el ganadero sabe que llegarán a la zona y que no deben ser una sorpresa, sino ante los que se debe ser precavido. La realización de bancos mixtos de forraje, la siembra de arbustos y árboles como fuente de alimento y sombra hacen parte de las claves para que el repoblamiento bovino surta efecto positivo en las zonas bajas de Colombia. “El ganadero debe prever la llegada del verano, no es algo nuevo. También se debe saber cuál es la capacidad de carga en el predio porque no se trata de cargar por cargar sino de conocer cúantos animales se pueden tener y que sean productivos”, explicó De las Salas. Otros consejos a considerar antes de hacer repoblamiento bovino es la realización de división de praderas, conservación de agua para hidratar a los animales y la preparación en finca de heno con los forrajes propios de la región. El coordinador de la URDG de Fedegán-FNG, consideró que el verano puede ser una época de más ingresos para el productor organizado por efectos de la oferta y demanda. “Si hay poca leche y carne baja la oferta y aumenta la demanda y el precio de los alimentos. Los ganaderos pueden está recibiendo más (dinero) en esas épocas”, apuntó. Nelson Ramiro Vargas, profesional en Paipa de gestión productiva y salud animal del gremio, manifestó que en el trópico alto del país los productores forman los animales desde el nacimiento hasta la etapa productiva; sin embargo, recalcó: “desafortunadamente no son conscientes de que las terneras son las futuras reproductoras y productoras y no las crían como el capital más preciado”. Una de las señales de ello es que no hacen pesaje, cuando destetan mandan los animales a un potrero sin alimento de calidad, y por ende, a la edad del servicio las terneras muestran señales deficientes en reproducción. Si esto sucede el productor no podrá repoblar su hato y se irá quedando sin reses eficientes. Así lo resaltó el profesional del gremió cúpula en Boyacá, para quien el ganadero debe partir por conocer el tipo de animales que están en su predio, su capacidad de preñez y de producción de leche, indicadores que le dejarán saber sobre la productividad de sus vacas para que decida con qué animales quedarse y cuáles debe descartar. Ante lo dicho, ¿cuántos bovinos se deben tener por hectárea? La respuesta varía según la zona, tipo de explotación ganadera y disponibilidad de comida. Expertos en el tema hablan de aumentar cada vez más la carga animal, ante la demanda de cárnicos y lácteos en el mundo. José Elías Manzur, ganadero en Montería, Córdoba, con reconocimiento en la región por dar un manejo adecuado a su finca, señaló que tiene la ventaja de ser productor de ceba y por ello comercializa los machos entre noviembre y diciembre, estrategia con la que baja la carga animal por hectárea a 1,8 en verano y que aumenta a 3 en invierno. Manzur aseguró que procura ser un ganadero “práctico” que no usa la trashumancia para mantener estable el negocio. Por lo contrario, mantiene en su hato animales con pasturas y suplementos de calidad todo el año. “Sencillamente, tenemos que prevenir el verano cuando hace falta la energía porque no hay pastos. Yo lo que hago es vender ganado antes del verano, ventaja que tengo porque cebo. Además uso fertilización y rotación”, relató el ganadero cordobés que proporciona semilla de algodón al ganado en sequía porque coincide su siembra con esta temporada ambiental. No obstante, las claves para tener una carga animal que mantenga estable el predio son almacenar comida en invierno para dar en verano, evitar la trashumancia, analizar el estado reproductivo de las vacas, hacer rotación de praderas, implementar silvopastoriles, crear bancos mixtos de forraje y bloques multinutricionales y tener en la finca solo animales productivos.
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