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Fernando Murillo Orrego

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Conozca al nuevo estratega de seguridad de Fedegán, el general (r) Fernando Murillo Orrego

Por CONtexto ganadero - 13 de Enero 2024

Fernando Murillo Orrego

Ex alto oficial de la Policía de Investigación y de Inteligencia Criminal creará los frentes solidarios de seguridad ganadera para realizar acciones contundentes contra el secuestro, la extorsión y el robo de ganado. Murillo fue el líder del operativo que logró la captura de uno de los criminales más buscados del mundo, alias Otoniel, y aplicará su experiencia de casi cuatro décadas para contrarrestar de manera tajante los delitos que agobian a los ganaderos del país.


El mayor general en retiro, Fernando Murillo Orrego, el hombre que logró heroicamente desmembrar la organización criminal del Clan del Golfo y a la vez capturar a su máximo líder Dairo Antonio Úsuga David, alias de Otoniel, uno de los criminales más buscados en Colombia y en el mundo que posteriormente fue extraditado a Estados Unidos, ahora dirigirá las estrategias de seguridad y de prevención de delitos del sector ganadero del país y lo hará de la mano de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán.

Este alto exoficial fue igualmente director de los más importantes organismos de seguridad antisecuestro y antiextorsión como son la Dijín y el Gaula -únicos en el mundo- y, también, el artífice de la incautación de más de 68.000 toneladas de cocaína y de la captura de 10.600 criminales en el Gaula.

A nivel transnacional en coordinación con la OCN INTERPOL, logró la ejecución de 36 retenciones por notificación roja, 11 capturas Nacionales, 31 capturas con fines de extradición, 99 extradiciones pasivas y 10 extradiciones activas.

¿Cuáles fueron los triunfos más significativos que le dejó al país? A continuación los puede conocer.

¿Quién es Fernando Murillo Orrego?

Soy el mayor general en uso de buen retiro de la Policía Nacional, hijo de suboficial del Ejército -fallecido Q. E. P. D.- quien era oriundo del Tolima, de mi madre vallecaucana y somos cuatro hermanos.

Nací en Bogotá el 4 de octubre de 1968 pero posterior al retiro de mi padre nos fuimos a vivir a Ibagué donde pasé mi infancia y la adolescencia. En esta ciudad ingresé a la Escuela General Santander a la edad de 18 años el 17 de enero de 1987.

Fueron 36 años al servicio del país en los que me permitieron crecer hasta llegar al grado de mayor general que finalizaron en septiembre de 2022 con el retiro voluntario.

Soy Administrador Policial y Administrador de Empresas, cuento con estudios en posgrado en Negocios Internacionales de la universidad EAN, Seguridad Integral, Defensa y Seguridad Hemisférica del Colegio Interamericano de Defensa (Washington- EE. UU., formación en Negociación en la Universidad Harvard y en Transformación Empresarial en The University Of Chicago).

Me encuentro casado con Myriam Tatiana Sánchez Santos quien nació en el Espinal (Tolima) y con quien tengo dos hijos, el mayor es Juan Manuel de 25 años que es oficial de la Policía (me sigue los pasos, ahora es subteniente) y, Julián Andrés, que este semestre termina su carrera de jurisprudencia.

En mi vida institucional me especialicé en investigación criminal e inteligencia y pertenecí a la dirección de inteligencia de la DIPOL y de la DIJÍN que precisamente persiguen esos objetivos. Obtuve 147 condecoraciones de autoridades gubernamentales nacionales y extranjeras.

Fui el primer comandante de la Policía Metropolitana de Ibagué una vez creada en 2011 y también comandante de la Policía del Valle donde realicé un trabajo bastante importante frente al crimen.

¿Qué resultados puede revelar de su trabajo como director del Gaula?

Dirigí el Gaula por casi 5 años. Nunca en la Policía se había presentado que un oficial durara tanto tiempo como director de forma continua, lo cual, me permitió con un equipo de 1600 hombres y mujeres tener muchos éxitos frente al secuestro con una cantidad importante de rescates en todo el país,

En el año 2000 se registraron 3542 secuestros y esta cifra fue histórica en el país incluso a nivel mundial. Desde entonces este flagelo del secuestro comenzó a disminuir y llegamos a registrar 190 secuestros en un año, que fue en el 2016.

Hicimos 200 rescates y capturamos más de 2500 extorsionistas y más de 700 secuestradores. El fin fue judicializar estas estructuras que es lo que no esta haciendo hoy en Colombia. El delito se debe combatir desarticulando las estructuras y capturando y judicializando a los responsables. Mientras no se haga eso, el sistema criminal sigue creciendo en armas, en dinero y eso es producto de las mismas extorsiones y del pago de secuestros.

Lo que hay que evitar es que sigan creciendo como estructuras criminales organizadas y eso es lo que hace el Gaula y muy bien. Colombia es el único país que tiene una estructura interinstitucional como son Gaula, Militares, Policía y fiscales dedicados a investigar el secuestro y la extorsión. Esto es muy valorado. Tiene incluso una escuela a la que vienen oficiales de todo el mundo a capacitarse sobre el tema.

A través del Gaula logró dos rescates inolvidables para el país, ¿cuáles fueron esos éxitos?

Importante resaltar el rescate de Melisa Melissa Martha Martínez García, la sobrina-nieta del premio Nobel de Literatura colombiano Gabriel García Márquez, de 34 años quien se encontraba hacía 3 meses secuestrada e iba a ser asesinada. Fue una operación en la que no recuerdo la suma que pedían por su rescate, lo que sabíamos era que así pagara la iban a asesinar.

Sucedió algo insólito. Normalmente se rescata al secuestrado y luego se comienza a buscar la banda de criminales que lo tenían. Pero hicimos lo contrario. Identificamos a los secuestradores y capturamos a 18 personas vinculadas al delito y los judicializamos. Fue entonces cuando se pudo ubicar en la Sierra Nevada de Santa Marta y rescatarla sana y salva en una cueva que estaba cubierta de vegetación.

Obtuvimos el rescate de bebés, niños, personas adultas de la tercera edad que se encontraban en manos del ELN, las FARC, del crimen organizado y de la delincuencia común.

También es de resaltar un hecho internacional que fue la liberación de la hermana Gloria Cecilia Narváez, que duró dos años en África (Malí).

Asesoramos a países como Ecuador y a Paraguay cuyo último caso fue el secuestro de un vicepresidente de la República y conformamos la Unidad Internacional Antisecuestro donde hay más de 30 países inscritos y en la cual se desarrolla un trabajo integrado internacionalmente en los que el Gaula es reconocido mundialmente como gestor para el delito del secuestro.

También trabajé el caso de la extorsión desde las cárceles del país con un alto grado de profesionalismo técnico humano para poder identificar y desarticular las estructuras.

Afecté las estructuras criminales dedicadas a la extorsión en las calles que son las que realizan atentados terroristas, homicidios y se encargan de recibir los dineros.

¿Sobre la gestión que realizó al frente de la Dijín, qué hechos podría resaltar?

En la Dijín siendo joven tuve la oportunidad de ser parte del Bloque de Búsqueda de Medellín y del grupo que neutralizó a Pablo Escobar Gaviria en las épocas del narcoterrorismo.

Con esa experiencia asumí como director de la Dijín y realicé la Campaña Militar y Policial AGAMENÓN II, en la que se afectó significativamente el componente armado y capacidad de confrontación del GAO Clan del Golfo, logrando así, la captura de Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, jefe máximo de esta organización criminal, actividad realizada el día 23 de octubre de 2021 en el marco de la Operación Osiris.

Este delincuente llevaba 15 años evadiendo la acción de la autoridad y para ello se valía de la corrupción, debíamos combatir ese fenómeno a nivel de la fuerza pública y del Estado en donde tenía ojos y oídos para el desarrollo de las operaciones y nunca se lograba capturar.

La estrategia fue combatir toda la estructura del GAO, afectarla financieramente y el logro fue más de 10.000 capturas y la neutralización de 300 individuos -muertos en combate-, se capturaron narcotraficantes invisibles que se hacían pasar por empresarios pero lo que hacían era mover la droga y el dinero del clan del golfo.

Fue un tema que necesitó un componente militar y policial muy grande. Desde aviones, resiliencia electrónica, apoyo de Estados Unidos, de Israel y del Reino Unido en cuanto a capacidades de inteligencia electrónica. Todo lo dirigía yo como director, pero hacían parte de esta operación otros generales de las diferentes fuerzas públicas.

Se utilizaron más de 22 helicópteros y participaron más de mil hombres y ninguno sabía cuál era el objetivo de la operación precisamente para evitar el tema de corrupción y de filtración de la información. Fue un éxito. Se le pudo dar ese regalo al país de capturarlo vivo.

Después de la captura lo más difícil era la custodia y en la Dijín bajo mi mando, tuvimos esa responsabilidad durante seis meses mientras salió la orden de extradición. Nos tocó hacerle una celda de máxima seguridad en las instalaciones de la Dijín y poner 300 hombres a cuidarlo las 24 horas.

Siendo la Dijín una estructura de oficinas, nos tocó hacer un centro penitenciario improvisado porque era nuestro deber mantener la seguridad ya que había propósitos de fuga, por eso sacaron a Juan Castro Estupiñán, conocido como alias Matamba, de la cárcel La Picota al que le pagaron USD 4 millones para que armara un grupo y entrara a sacarlo a sangre y fuego.

También había enemigos que querían envenenar a Otoniel por todo lo que sabía. Él buscaba que su organización si no se podía dar la fuga a través de abogados, tumbara la captura abriendo un proceso que evitara la extradición. Entonces era todo un sistema que se estaba moviendo alrededor de él donde había muchos sectores que también le apostaban, prácticamente iba a ser el primer gestor de paz que iba a tener este gobierno, eso ya estaba hablado. Eran muchas cosas que tuvimos que enfrentar desde lo jurídico y también desde lo operacional para evitar cualquier situación que se presentara.

Otoniel era el hombre más buscado en Colombia y en el mundo y en el operativo de su captura participó todo el componente del Estado, la Armada, Ejército, Fuerza Aérea y la Policía con sus direcciones operativas.

¿De qué manera aplicará su experiencia y conocimiento para combatir los delitos que agobian a los ganaderos del país?

Tenemos claro que la problemática del sector ganadero se encuentra en el secuestro, la extorsión, el abigeato, el hurto y el homicidio.

Preocupa mucho el secuestro que es un delito atroz que afecta a todo el entorno a la persona a la familia a la empresa y a la organización a la que pertenece la víctima.

Por su parte la extorsión es un tema que atemoriza porque acaba con los negocios y con la productividad.

El abigeato o el carneo afecta al ganadero porque este vive del ganado y deja de producir carne y leche que perjudica a la vez a la seguridad alimentaria del país.

Vamos a crear los frentes solidarios de seguridad ganadera que permitirán organizarnos para trabajar en la prevención de los delitos y evitar que estos sean cometidos por los criminales.

Hay que trabajar en alertas tempranas que permitan evitar los delitos del secuestro, la extorsión o el hurto de ganado como lo ha dicho el presidente ejecutivo de Fedegán, José Félix Lafaurie Rivera.

Debemos realizar un trabajo interinstitucional, es decir, relacionarnos con las instituciones porque no es que el ganadero vaya a buscar a los delincuentes, sino que el Estado garantice al ganadero su accionar frente a los fenómenos de criminalidad.

El ciudadano y el ganadero juegan un papel importante y la gran debilidad es la falta de capacitación para realizar las denuncias.

Estamos organizando los frentes para llevarlos a la autorización en cada uno de los comités ganaderos del país y funcionarán bajo la directriz estratégica de Fedegán.

Es un esquema que ya existe en el país. En los barrios funcionan los frentes de seguridad local, en el comercio hay frentes de seguridad comercial, los industriales tienen un frente de seguridad empresarial y la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, creará los frentes solidarios de seguridad ganadera que funcionarán con la misma metodología.

Este tema necesita un seguimiento permanente, de una evaluación consecutiva. Asimismo, que se midan impactos y que se mitiguen los riesgos de los ganaderos en Colombia. Es un modelo que puede servir hacia el futuro para lo rural y también para lo urbano.

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