La senadora y precandidata presidencial denuncia que la condena contra el exmandatario no es justicia sino venganza. Además, recordando a su compañero de partido, el también senador Miguel Uribe Turbay, lanza una advertencia brutal: están silenciando a la oposición a punta de togados, balas y pactos con dictadores.
No es una condena. Es una advertencia. Eso dejó claro la senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal en una constancia parlamentaria que estalló como una bomba política en el Congreso de la República. Álvaro Uribe Vélez fue condenado en primera instancia, y Cabal no se anduvo con rodeos: “Están matando a la oposición”.
El mensaje fue directo, brutal y sin anestesia. Un expresidente condenado por atreverse a enfrentar a las FARC. Un senador, Miguel Uribe Turbay, debatiéndose entre la vida y la muerte tras un atentado. Y un país gobernado por quienes hoy pactan con dictaduras.
“Hoy la oposición está amenazada de muerte”, dijo Cabal con voz de trueno. “Nuestro líder, el gran colombiano Álvaro Uribe Vélez, condenado. Y uno de nuestros candidatos se debate entre la vida y la muerte.”
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Pero lo más grave no es la condena en sí. Es el silencio de los cobardes, la complicidad de los que aplauden desde la comodidad de sus curules o de sus columnas tibias. Cabal denunció sin titubeos que lo que se ejecutó contra Uribe no es justicia, es venganza disfrazada de legalidad.
“Esta condena no es contra un hombre, es contra la dignidad humana. La sentencia contra Uribe viola derechos fundamentales como el debido proceso. Y esa puerta, hoy abierta, mañana será usada para juzgar a cualquiera que piense distinto”. (Lea en CONtexto ganadero: "Con Uribe volvimos a vivir": ganaderos manifiestan su rechazo al fallo contra el expresidente)
Mientras Uribe enfrenta la persecución política más descarada de los últimos tiempos, los criminales de guerra, los narcoguerrilleros y los traidores a la patria celebran con whisky en el Congreso. No es metáfora, es Colombia.
“Celebran las FARC en el monte y en el Capitolio. La celebra el ELN, los paramilitares extraditados, los narcos y todos aquellos que fueron enfrentados con la legitimidad del Estado”.
María Fernanda Cabal prendió fuego a la narrativa oficial. Dijo lo que muchos temen decir: que el Acuerdo de La Habana fue un pacto de impunidad, que Petro no gobierna para Colombia sino para los intereses del socialismo continental, y que Nicolás Maduro ya tiene un pie metido en la soberanía nacional.
“No le perdonan a Uribe haber querido salvar a Colombia del modelo socialista que hoy, desde el poder, quiere perpetuar la dictadura entregándole el país a Nicolás Maduro con un acuerdo binacional espurio”.
El discurso no fue una defensa. Fue una declaración de guerra política. Una alerta urgente de que la democracia no se pierde de un día para otro: se asfixia lentamente, con sentencias, con atentados, con pactos oscuros.
María Fernanda Cabal lo dejó claro: no va a callar, no va a negociar, no va a retroceder. Y le recordó a quienes hoy celebran esta condena que no todo está escrito.
“Que no canten victoria. Ganaremos esta batalla de la mano de Dios”, dijo. (Lea en CONtexto ganadero: El fallo de la infamia: Cabal denuncia persecución judicial contra Uribe y llama a defender el Estado de Derecho)
Colombia está en juego. Esta no es una nota más. Es la señal de que se rompió el último dique. Y del otro lado, lo que viene no es paz, ni reconciliación. Lo que viene —si nadie se levanta— es silencio. Silencio forzado. Silencio con toga. Silencio con fusil.
Y eso, Cabal no lo va a permitir.