Antonio Ledezma, ex alcalde de Caracas rebate declaración del presidente argentino, Alberto Fernández
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Fuerte respuesta de Ledezma al presidente argentino sobre la realidad en Venezuela

Por - 23 de Abril 2022

Antonio Ledezma, ex alcalde metropolitano de Caracas y hoy exiliado del régimen político que reina en Venezuela, desvirtuó las declaraciones del presidente de Argentina, Alberto Fernández, quien afirmó que “muchos de los problemas de Venezuela se han ido disipando con el tiempo”.


Antonio Ledezma, ex alcalde metropolitano de Caracas y hoy exiliado del régimen político que reina en Venezuela, desvirtuó las declaraciones del presidente de Argentina, Alberto Fernández, quien afirmó que “muchos de los problemas de Venezuela se han ido disipando con el tiempo”.

Desde Madrid, en una comunicación pública dirigida al presidente Alberto Fernández, Antonio Ledezma -quien estuvo más de mil días preso por el régimen venezolano-, demostró con cifras en mano que la realidad que vive Venezuela dista mucho de lo aseverado por Fernández, las que su vez las calificó de insólitas, y señaló que lo hace públicamente para contrarrestar lo que denominó como “una gran mentira”.

En la comunicación le pide al presidente Fernández que “no haga el papel de abogado del diablo blanqueando los crímenes de una corporación criminal que, entre el año pasado y los días que corren de 2022, es responsable de los asesinatos de, al menos, 439 personas caídas en presuntos enfrentamientos en los estados fronterizos de Amazonas, Apure, Bolívar, Falcón, Táchira y Zulia”.

Enfatiza que en Venezuela hay gente pasando hambre y enfermos que mueren porque no reciben atención médica adecuada, y que han reaparecido el paludismo y el sarampión, mientras un grupúsculo disfruta las riquezas.

Finalmente señala que Venezuela requiere de la mayor comprensión de los gobiernos democráticos del mundo libre para presionar eficazmente, para que se restaure en ese país un sistema de libertades.

El siguiente es el texto completo de la misiva pública, enviada por Ledezma a Fernández:

Madrid, 23 de abril de 2022

Señor

Alberto Fernández

Presidente de la República de Argentina

Señor presidente:

Me veo en la obligación de dirigirme a Ud., públicamente, para contrarrestar una gran mentira.

Según su criterio, Señor Fernández, “muchos de los problemas de Venezuela se han ido disipando con el tiempo”. Esa versión nada tiene que ver con la realidad que al día de hoy caracteriza a mi país, que sigue hundido en una catástrofe humanitaria sin precedentes en la historia contemporánea.

La verdad es, Señor presidente, que la economía venezolana está en bancarrota, representada con una caída de más de 75 puntos del PIB; la inflación continúa castigando a los ciudadanos rebasando los linderos de 600%, mientras los salarios que perciben no dejan de ser paupérrimos. Ese cuadro se da, sabiendo que se ha contraído en la opacidad una pesada e injustificada deuda externa que supera los 175 billones de dólares, a la par de un gran saqueo de más de 600 billones de dólares.

Como Ud. bien podrá apreciar en esas cifras no se disipa nada, por el contrario, se ahondan las dificultades de millones de venezolanos acorralados en la pobreza, franja en la que se igualan a los venezolanos, quienes de ser clase media ahora son parte de los menesterosos que ha generado esa falsa revolución que Ud. lisonjea.

No puede estar bien un país cuya población es desgarrada y hoy más del 22% de sus integrantes deambulan como desterrados por diferentes confines del planeta tierra. Se trata de seres humanos que huyen de la muerte que presagia el vandalismo que ha tomado control del territorio nacional.

Más de 18 mil grupos delincuenciales comunes, más de 600 megabandas, coligadas a los carteles de drogas y grupos narcoguerrilleros, no hacen posible que se disipen las angustias en las que tratan de sobrevivir mis compatriotas.

Sr presidente Fernández: No haga el papel de abogado del diablo blanqueando los crímenes de una corporación criminal que, entre el año pasado y los días que corren de 2022, es responsable de los asesinatos de, al menos, 439 personas caídas en presuntos enfrentamientos en los estados fronterizos de Amazonas, Apure, Bolívar, Falcón, Táchira y Zulia.

Eso no se puede llamar normalización, ni en Venezuela, ni en la Patagonia, Señor presidente Fernández.

En Venezuela persiste una crisis general de servicios públicos como consecuencia de la aplicación de métodos gubernamentales fallidos.

En Venezuela hay gente pasando hambre y enfermos que mueren porque no reciben atención médica adecuada.

En Venezuela han reaparecido las endemias como el paludismo y el sarampión, en medio de un contraste desafiante de la capacidad de asombro cuando se ve a un grupúsculo disfrutar de riquezas en medio de una opulencia que desentona con la magnitud del sufrimiento que escarmientan millones de venezolanos.

Entonces Señor presidente Fernández ¿con base a qué Ud. sostiene que la crisis de Venezuela se está disipando”.

Esa catástrofe no se resuelve, aunque Ud. se disponga a hacerle devolver al patrimonio de Venezuela los 800 mil dólares incautados, en el aeropuerto de Buenos Aires, a funcionarios relacionados con la revolución chavista.

La verdad es que en Venezuela se mantienen injustamente privados de la libertad a centenares de presos políticos civiles y militares.

La verdad es que está en marcha el proceso de investigación en la Corte Penal Internacional contra los responsables de haber perpetrado crímenes de lesa humanidad, y la verdad es que su homólogo venezolano es requerido mediante carteles con recompensa incluida por estar relacionado con delitos bien definidos en la Convención de Palermo y la verdad es que se han hecho prolijos intentos de diálogos para buscar soluciones concertadas a esa catástrofe, como el que impulsó en octubre de 2016, el Santo Padre Francisco, ante quien prometieron implementar soluciones para remediar la escasez de alimentos y medicinas, promesas que fueron incumplidas.

Venezuela requiere de la mayor comprensión de los gobiernos democráticos del mundo libre que se ve compelido a escoger entre convalidar los desmanes que continúa cometiendo la dictadura imperante o presionar eficazmente para que se restaure un sistema de libertades.

Las relaciones diplomáticas deben ser cumplidas con rigor a la ética que no debe ser invisibilizada por las gríngolas de las cofradías interpartidistas.

Con la seguridad de su comprensión a estas reflexiones, se despide Ud.,

Antonio Ledezma

Uno de los millones de desterrados venezolanos.

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