Estudiantes Sena Boyacá
Foto: Sena.

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42 jóvenes ven en el agro una salida al conflicto del país

Por - 30 de Abril 2013

El Servicio Nacional de Aprendizaje, Sena, en una finca ubicada al norte de Boyacá, forma muchachos desplazados por la violencia de toda Colombia en distintas actividades agrícolas. Su objetivo: que los aprendices sean futuros empresarios.


El Servicio Nacional de Aprendizaje, Sena, en una finca ubicada al norte de Boyacá, forma muchachos desplazados por la violencia de toda Colombia en distintas actividades agrícolas. Su objetivo: que los aprendices sean futuros empresarios.

Son en total 42 jóvenes desplazados por la violencia quienes encuentran una oportunidad de proyectar sus vidas por senderos productivos. El Sistema Nacional de Aprendizaje, Sena, es la encargada de formarlos en una finca ubicada al norte del departamento de Boyacá, en distintas actividades agrícolas.

Los aprendices, que se capacitan en lumbricultura, hortalizas, producción de conejos, porcinos, reses, pollos y cultivos frutales en un centro de formación, ven en esta actividad una alternativa social para alejarse de las zonas de violencia, donde corren el riesgo de ser reclutados por grupos ilegales armados.(Risaralda gradúa técnicos en Formulación de Proyectos Agropecuarios). 

Este programa integra la formación tecnológica y la oportunidad de empleo rural, al mismo tiempo que fomenta la producción agrícola, contribuyendo de esta forma a evitar el éxodo campesino y a reducir el impacto económico que este fenómeno genera en las grandes ciudades.

Una idea europea con sentido social

Francini Lepier, enfermera de origen luxemburgués que llegó a Colombia en 1990, fue la gestora de esta propuesta. Ella, que hacía parte de la misión ‘Médicos sin fronteras’, programa dedicado a visitar las zonas más conflictivas del país, creo la Fundación Niños de la Esperanza, de la que hace parte la finca.

Ocho años más tarde, Andrés Prince, un joven emprendedor, decidió montar una vivienda rural con las funciones de granja integral en un lugar alejado de la ciudad, donde los menores exiliados fueran autosuficientes; buscó apoyo del Sena, por medio del Centro de Desarrollo Agropecuario y Agroindustrial, de la Regional Boyacá, y así comenzó a rodar esta idea.

José Saúl López, estudiante de la granja en su primera promoción, en 1998, es el actual coordinador del programa. Este líder campesino, convencido de las bondades del proyecto, asegura que durante el tiempo que lleva de existencia su avance ha sido bastante. (Jóvenes de Orinoquía y Amazonía tendrán acceso a educación superior). 

La idea es que cada día el joven se vincule al sector productivo en la parte agropecuaria, es decir, que pueda generar su propio desarrollo al lado de la familia, que pueda generar un mejor nivel de vida y que nos colabore a buscar la armonía del hombre con la naturaleza”, agregó López.

Wilmar Agilar, uno de los aprendices del programa, asegura que “es difícil dejar la familia atrás y venir a enfrentar un mundo distinto solo. Pero es gratificante saber y conocer todo lo que nos enseñan, porque sabemos que eso mismo se lo podremos aportar, en un futuro, a los terrenos que dejamos atrás hace algún tiempo”.

Actualmente, en la granja Los Pinos, se orientan en el programa Tecnólogo en Producción Agropecuaria Ecológica a 42 jóvenes bachilleres que, como lo explica Campo Elías Otálora, de la Fundación Niños de la Esperanza, pernoctan en la modalidad de internado y que provienen de diferentes zonas conflictivas de la nación, como el sur de Bolívar, Aguachica, en Cesar; Valle del Cauca y Boyacá.

Nuestra finalidad, es impartir formación, de manera técnica, a las familias campesinas, asociaciones y productores que estén interesados en el proyecto y que no cuenten con la posibilidad de llevar asistencia a sus regiones. Con esto, queremos generar crecimiento social, económico y tecnológico en Colombia”, concluye Otálora.

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