Un tronco y una cuerda sustituyen vía en Sabana de Torres

En este municipio de Santander las veredas Villa Eva, Magará, Aguas Negras y Barranco Colorado quedaron prácticamente incomunicadas tras la ola invernal de octubre de 2011. Alrededor de 150 ganaderos aún sufren las consecuencias cuando la lluvia llega.

En octubre de 2011, época de invierno, más de 5 kilómetros del río Lebrija se desbordaron, dañando a su paso la vía terciaria que conecta la vereda Villa Eva, en el municipio de Sabana de Torres, con otras poblaciones. Esta afectación y la negligencia de las autoridades ha causado pérdidas económicas en el sector ganadero y agropecuario. A tal punto, que la solución alterna y deseperada para 'unir' las poblaciones ha sido un tronco y una cuerda que, al parecer, facilitan el tránsito pero poniendo en peligro la vida de las personas.. (Lea ‘Informe especial: ¿Vías terciarias o caminos de herradura?’)

“Aquel invierno causó daños en 4 veredas, afectando a casi 60.000 animales que se encontraban a lo largo de 50 predios. El miedo de la gente es cuando llueve porque el muro de contención no es lo suficientemente alto y por eso se producen los desbordamientos, que fue lo que pasó en esa vía y obligó a las personas a cruzar arriesgando su vida”, aseguró Esther Prince Durán, profesional en Gestión Productiva y Salud Animal de Fedegán.

Mauricio Rojas, ganadero de la vereda Villa Eva,perdió 15 animales ese año por falta de alimentación y otros 150 contrajeron enfermedades a causa del consumo de agua-barro. “De acuerdo a mis registros pluviales este y el otro año va a llover en esta zona y entonces me va tocar pasar a los animales para las partes altas, pero sin duda una de las soluciones que tanto se esperan es que las autoridades suban el nivel del jarillón, para que eso no vuelva a pasar”. (Vea ‘En Caquetá, las vías terciarias escasean y son peligrosas’)

Entre el paso con pavimento y la cuerda y un tronco

Rojas sostiene que desde el año pasado se iniciaron trabajos de restablecimiento del paso en la vía Villa Eva–Magará, interviniendo sólo 3 de los 12 kilómetros que tiene la carretera y que posiblemente, si no se da solución a esa vía, ganaderos, agricultores y niños tendrán que pasar nuevamente por el tronco, ayudados a través de una cuerda. (Vea ‘El norte de Bolívar, sin vías e incomunicado en algunas zonas’)

Por su parte, Darío Marín, concejal de Sabana de Torres asegura que las construcciones de la vía se detuvieron por problemas en el contrato que tienen en la Alcaldía Municipal de Sabana de Torres, “todo se debió a unas modificaciones en el contrato y unas quejas, entonces lo que iban a invertir en la construcción de 9 kilómetros lo usaron para 3 y medio y eso no soluciona el problema”.

Pese a que las lluvias volvieron y la construcción de la vía no sigue su curso, Marín sostiene que se está trabajando para hacer un control de la erosión en la orilla del río Lebrija, fomentando el cuidado del mismo, evitando contaminaciones y creando espacios para que el río tenga el cause necesario, en especial en época de invierno.