mitigación ganadería
Foto: Mauricio Carvajal, CIPAV.

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¿Cómo hacer mitigación?

Por - 05 de Enero 2015


Las buenas prácticas ganaderas contribuyen a reducir el problema global del efecto invernadero y generan eficiencia productiva.

Los ambientes sin árboles, erosionados, que usan el fuego con frecuencia y que tienen animales alimentados con forrajes de bajos niveles nutricionales en los que existe un desequilibrio entre la fibra, la energía y la proteína, son los que generan emisiones con efecto invernadero en mayor cantidad. Estos gases son el metano, el dióxido de carbono y el dióxido de nitrógeno.

Por esto es importante que la actividad que realizan los ganaderos, reduzca también su contribución al problema global. Es lo que se llama mitigación. (Lea: Cercas vivas aportan múltiples beneficios a la ganadería)

Los sistemas de rotación de potreros, el descanso apropiado de los pastos, la combinación entre gramíneas seleccionadas y leguminosas así como la introducción de árboles y arbustos forrajeros, contribuyen a equilibrar la balanza al reducir las emisiones de gases que influyen en el clima.

En un interesante artículo que se publica en Carta Fedegán de diciembre de 2014, y que realizaron los investigadores de CIPAV, “Prácticas de adaptación al cambio climático en sistemas de ganadería en colinas bajas”, muestra los puntos clave para realizar un monitoreo adaptativo:

1- Producción de biomasa (aforos)

La cuantificación de la biomasa verde producida por un potrero o una unidad de área es de gran importancia, pues esta permite hacer una mejor planeación del uso del recurso como alimento para los bovinos y otras especies domésticas, durante todas las épocas del año. Dicha cuantificación se puede realizar por el método de aforos. En el caso de las praderas, aforar consiste

en cuantificar la cantidad de pasto o forraje que existe en un área determinada. Esto permite medir la productividad de un suelo destinado al uso ganadero, expresado en Kilogramos de forraje verde (FV) o materia seca (MS) por metro cuadrado o por hectárea. (Lea: Herramientas para determinar la conservación de los nutrientes del heno)

El aforo es una práctica sencilla y funciona para praderas con monocultivo de pastos, praderas mixtas con o sin arborización, y también, para sistemas silvopastoriles intensivos (SSPi) que incluyen arbustos para ramoneo en alta densidad (ver Carta FEDEGAN 134).

2- Calidad nutricional (bromatología)

La mejor manera de medir la calidad nutricional de un forraje, se mide por la eficiencia en la producción animal en términos de carne o leche, es decir, por la cantidad de nutrientes ingeridos (agrupados en proteína, energía, minerales y vitaminas) durante el pastoreo. 

Se debe tener presente, de igual forma, la digestibilidad de este forraje y la eficiencia con que el animal aprovecha estos nutrientes.

Para conocer el valor nutricional de los alimentos y forrajes que se ofertan a los animales en la dieta, es necesario conocer la forma en que se producen (sistema de rotación, periodo de ocupación y descanso, plan de fertilización orgánica o química, aplicación de riegos). Para realizar un diagnóstico simple del estado nutricional de una pradera, las muestras se envían a laboratorio, y los

principales parámetros a evaluar son:

•  Fibra en detergente neutro (FDN).

•  Fibra en detergente ácido (FDA). •  Proteína cruda.

•  Grasa bruta.

•  Cenizas y minerales como el calcio yel fósforo.

Monitoreo de parámetros productivos del ganado

El seguimiento de los diferentes parámetros productivos y el manejo de la información en registros físicos o sistematizados, son fundamentales porque permiten identificar a tiempo los aciertos y desaciertos dentro del proceso de producción, y al mismo tiempo, contribuyen a la toma de decisiones. Existen diversas variables productivas y reproductivas que permiten obtener la información necesaria sobre la productividad económica de la empresa ganadera. Es fundamental conocer siempre durante los procesos de reconversión los siguientes parámetros:

a. Carga animal

Es el número de animales que se logran alimentar todo el año en una unidad de área.

Para ello se debe tener en cuenta la especie animal, edad y estado fisiológico. La oferta forrajera depende de las especies y su manejo no es constante durante todo el año debido a las épocas secas y lluviosas, por lo tanto, en forma constante se deben realizar ajustes en el número de animales pastoreados para hacer una cosecha óptima del total del forraje producido. (Lea: Donan 4.500 árboles nativos a proyecto Ganadería Colombiana Sostenible)

Los animales en pastoreo normalmente seleccionan la mejor parte de la planta con mayor contenido de nutrientes, por esta razón, el ajuste de carga se convierte en una herramienta que permite reducir la selectividad por parte de los animales, haciendo que estos hagan un mejor aprovechamiento de la oferta forrajera en un potrero.

b. Producción de leche y carne por unidad de área

La toma de datos y su registro sistemático es necesario en la producción de leche (control lechero), carne (pesaje de animales) y la reproducción. La evaluación de estos parámetros permite tener un control sobre la producción de un hato por unidad de área así como su eficiencia y rentabilidad comparada con otros usos de la tierra para cada región.

Los parámetros productivos y reproductivos dan una idea de la rentabilidad del negocio ganadero, cuando se tienen claros los costos de producción y precios de venta.

También el conocer la composición química y microbiológica (calidad composicional) tanto de la leche como de la carne, puede generar valor agregado al producto, y contribuir a generar mayores beneficios en términos de salud humana y mejorar la cadena de valor en el mercado.