Aumento de área y de rendimientos, retos para los palmicultores

En los últimos años y por diversas razones, el área mundial en cultivos de palma de aceite ha crecido de forma moderada y los rendimientos han estado planos, según indicó James Fry, Chairman LMC International, durante el XLIX Congreso Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite.

De acuerdo con el experto internacional el crecimiento de la superficie mundial se ha desacelerado considerablemente y ahora está por debajo del 1 % anual y parece poco probable que esta desaceleración se revierta repentinamente, aunque ese es uno de los retos para países como Colombia que es el cuarto productor mundial.

No obstante, dijo, dado que el aceite de palma sigue siendo la principal fuente de aceites vegetales y, con mucho, la mayor fuente de exportaciones de aceite vegetal, una desaceleración en el crecimiento de los suministros significa que otros aceites tienen que llenar ese vacío. (Lea: Colombia tiene 16 millones de hectáreas aptas para palma de aceite) 

La canola y el girasol, que serían algunas alternativas, deben cultivarse en una rotación, generalmente con granos uno de cada tres o cuatro años. Por lo tanto, es difícil expandir su producción rápidamente sin agregar un tonelaje mucho mayor a la producción de granos, lo que puede ser difícil en términos de encontrar más tierras adecuadas, señaló Fry.

El mejor aceite para hacer esto es el aceite de soya, pero la aceleración en el crecimiento de la producción de aceite de soya generará un aumento sustancial en el suministro de harina de soya que inevitablemente reducirá su precio.

Esto significa que debe haber un aumento significativo en el precio del aceite de soya para compensar el impacto de un precio más bajo de la harina lo cual es esencial si los agricultores deben acelerar la producción de esta oleaginosa y en ese caso este comportamiento también beneficiará al aceite de palma.

A largo plazo, dijo, a menos que haya una transformación total en las políticas gubernamentales hacia los biocombustibles, es inevitable que la demanda de aceites y grasas para satisfacer el crecimiento de las mezclas tanto para los biocombustibles para vehículos de carretera como para el combustible de aviación mantenga los precios del aceite vegetal con tendencia al alza.

El mundo se enfrenta a un dilema: necesita mucha más soya para su aceite, pero debe absorber grandes cantidades de harina. La única forma en que puede persuadir a los agricultores para que cultiven más soya es aumentando el precio, sostuvo el experto internacional. (Lea: Palma y ganadería, una combinación ganadora)

A ello se suma que en Estados Unidos cada mes hay más anuncios sobre inversiones en nuevas plantas de diésel renovable y muchas de estas esperan utilizar aceite de soya, lo cual significa que va a haber menos producto disponible para el mercado mundial, porque localmente lo necesitan.

Entre tanto, en la Unión Europea la política es la reducción de los aceites vegetales y el impulso a los denominados aceites de desecho entre los que se encuentra el de palmiste lo cual se constituye en una buena oportunidad de exportación.

Así mismo Fry señaló que hay varios aspectos inusuales de la reciente fortaleza de la demanda de aceite vegetal como el hecho que durante la pandemia se ha mantenido la demanda de alimentos elaborados con aceite lo cual permitió que se mantuviera este mercado.