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El secreto para mantener el rendimiento del predio y preservar su salud

Por - 01 de Marzo 2023

La importancia del manejo integrado de plagas es vital, no sólo para mantener el rendimiento del predio, también para preservar la salud de este a largo plazo.


La importancia del manejo integrado de plagas es vital, no sólo para mantener el rendimiento del predio, también para preservar la salud de este a largo plazo.

El concepto de manejo integrado de plagas (o MIP) se define como una combinación de herramientas y métodos de diversa índole, cuyo objetivo es eliminar, matar o prevenir plagas en áreas agrícolas causando el mínimo de daño posible para la naturaleza, las personas y las plantas a proteger. (Lea: Manejo integrado de endoparásitos en SSPi)

El término “plaga” no sólo se refiere a animales o insectos, también a malas hierbas y enfermedades. Sus daños tienen un impacto dramático en el rendimiento y, a veces, las plántulas quedan completamente destruidas. Las plantas sufren ataques por todas partes: roedores y nematodos echan a perder las raíces, caracoles y larvas destruyen las hojas y bayas que crecen en el suelo y los pájaros se comen las frutas y las semillas atacando desde el aire. La lista no estaría completa sin hongos, virus, bacterias y otros parásitos.

Existen diferentes tipos de plaguicidas que, aunque producen daño a los cultivos, como sus nombres indican, combaten diferentes atacantes: herbicidas, insecticidas, bactericidas, etc.

Tipos de manejo integrado de plagas

El daño que causa la aplicación de productos químicos explica por qué es el último paso que se da cuando todo los demás ha fallado. (Lea: Manejo integral de la mosca en Sistemas Silvopastoriles)

Es por ello que el manejo integrado de plagas ofrece métodos de control como:

Control biológico

Busca destruir las plagas como sucede en la naturaleza, usando depredadores que maten a quienes dañan los cultivos; por ejemplo, las mariquitas reducen el número de pulgones. Este método de manejo también involucra a los parasitoides, patógenos y herbívoros. Puede aplicarse aumentando la población de depredadores en su hábitat primario o importando especies desde otras regiones. La explotación de las propiedades alelopáticas y de eliminación de plagas también es útil.

Pese a sus ventajas, este manejo integrado de plagas también presenta desventajas:

– Los depredadores importados pueden no realizar la tarea que se buscaba que hicieran.

– Los animales importados pueden convertirse en plaga ellos mismos si no hay enemigos naturales que controlen su población en este nuevo entorno.

– La reducción de población de ciertas especies puede atraer plagas secundarias.

Un ejemplo bastante conocido es la importación de conejos a Australia. Con el tiempo, su población se convirtió en una verdadera molestia para los agricultores, junto con canguros o dingos. El sapo de caña es otro caso que ilustra el fracaso en el manejo de la lucha biológica, cuando se negó a cazar la especie objetivo y se convirtió en plaga en sí mismo. (Lea: 2 microorganismos patógenos para el control de plagas en ganadería)

Sin embargo, también hay muchos casos de resultados eficientes. El número de conejos salvajes se redujo significativamente con el virus de la mixomatosis, nacido en mosquitos, siempre que las zonas fueran abundantes en ellos. En las regiones donde no había mosquitos, se usó un virus transmitido por las pulgas.

El manejo integrado de plagas en su variante de control biológico emplea soluciones innovadoras. Por ejemplo, la empresa israelí BioBee erradica con éxito las moscas de la fruta mediterránea mediante insectos estériles. Neutraliza a los machos y los libera en la naturaleza. Su apareamiento con hembras salvajes fértiles no da lugar a descendencia. Esta solución es extremadamente útil para los propietarios de huertos y viñedos en Israel. En el lado contrario, en Argentina, el manejo de control biológico se usa mayoritariamente de forma experimental, debido a la falta de tecnología que produzca biocontroladores a gran escala y la falta de conocimiento sobre un uso adecuado de insumos en el campo.

Los biopesticidas son repelentes naturales que contienen extractos o aceites de plantas. Un remedio clásico para combatir las polillas es el aroma de lavanda. (Lea: 3 efectivos controladores biológicos de plagas)

Control físico / mecánico

Esta opción de manejo integrado de plagas consiste en:

– Labranza para destruir malas hierbas o huevos/larvas.

– Cobertura de malas hierbas para evitar que sigan creciendo, privándolas de luz solar.

– Eliminación manual.

– Vaporización de suelos para eliminar bacterias patógenas que causan las enfermedades de las plantas.

– Construcción de pantallas contra aves e insectos.

– Construcción de vallas y/o colocación de trampas como barrera contra animales salvajes.

– Colocación de espantapájaros en los campos

Aunque estas soluciones pueden dar resultados, son costosas. En el caso de Australia, incluso la valla más alta no obstaculizaría a los canguros, capaces de saltar tres metros de altura. Por lo tanto, tampoco son útiles siempre.

Control cultural

El manejo integrado de plagas mediante control cultural se basa en:

– Rotación de cultivos, cuando los cultivos alternativos no son objetivo de la plaga existente. Por ejemplo: los roedores atacan cultivos de granos; las aves y caracoles, a las fresas; los escarabajos de la patata, a patatas, tomates y berenjenas. Si el hábitat no es propicio y no tienen alimento, las plagas se marcharán a otro lugar.

–Cambios en la irrigación. Demasiada agua provoca enfermedades en las raíces de las plantas.

–Conservación de plantas, o cuarentena, cuando un cultivo se aísla hasta que está lo suficientemente maduro para resistir la amenaza de las plagas.

Control químico

El manejo integrado de plagas en su variante de control químico implica el uso de plaguicidas cuando el resto de métodos no pueden combatir eficazmente la invasión o cuando su aplicación es imposible debido a determinadas circunstancias. Es clave:

–Minimizar el daño en organismos no objetivo (humanos, animales y cultivos).

–Asegurar un efecto duradero sin que las plagas desarrollen resistencia.

–Tratar sólo las áreas necesarias, no todo el campo.

Cada agricultor debe analizar que estrategias del manejo integrado de plagas pueden funcionar mejor en su campo o a cuáles tiene fácil acceso. Antes se mencionaba que el manejo integrado de plagas en Argentina en su variante de control biológico no tiene un uso muy extendido, aunque otros métodos sí que se usan de forma más habitual. (Lea: Control biológico, una estrategia tan sostenible como rentable)

Sin embargo, muchos granjeros allí no tienen ningún plan o estrategia de manejo para resolver este tipo de problemas y se limitan a usar técnicas por separado, cuya efectividad es limitada. El manejo integrado de plagas, o MIP, es el enfoque correcto, ya que garantiza un control eficaz y una mejor salud del campo a largo plazo.

Fuente: Earth Observing System.

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