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Foto: Román Jiménez.

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El Pajuil, un ejemplo de ganadería regenerativa y pastoreo no selectivo

Por - 30 de Diciembre 2019


Román Jiménez Aristizábal, médico veterinario zootecnista y propietario de la Hacienda El Pajuil, se considera un aprendiz de este modelo de producción ganadera, pero su experiencia y su éxito ya comienzan a ser reconocidos entre productores nacionales y extranjeros que aplican este sistema.

El experto reveló que la hacienda ubicada en el Magdalena medio fue adquirida por su familia hace 35 años y siempre se manejó de manera tradicional, como una explotación extensiva dedicada al ciclo completo: “20 hectáreas para 20 animales durante 2 meses”.

“Cuando fui a especializarme, la finca entró en un proceso de ‘descanso’, dejando que todo se repoblara. Yo estuve unos 8, 9 años por fuera y siempre tuve la mentalidad de sembrar árboles y hacer sistemas silvopastoriles. Cuando me fui, esa fue la oportunidad que vi para que la naturaleza se expresara por si sola y la finca se reforestara, luego de tener áreas muy degradas”, afirmó.

A su regreso en el 2014, sabía que se dedicaría nuevamente a la finca pero no quería continuar con una producción tradicional, dependiendo de los almacenes de insumos sino usando los recursos propios. (Lea: Con el Pastoreo de Ultra Alta Densidad las vacas compiten por la comida)

Durante su estadía en el extranjero, encontró al ingeniero agrónomo Jaime Elizondo, de México pero radicado en Estados Unidos, que lo introdujo en el Pastoreo de Ultra Alta Densidad (PUAD). En esa época, como vivía en México, podía visitarlo constantemente en ganaderías de Florida y Texas.

Él participaba en congresos, y en uno de esos me presentó a Johann Zietsmann (creador del PUAD), que es la persona que me asesora hoy en día y con quien tuvimos muy buena afinidad. En esa época yo no veía las bondades del sistema, no veía viable manejar 400 animales juntos que era lo que manejaba Elizondo”, reconoció.

Su escepticismo se esfumó cuando vio con sus propios ojos cómo funcionaba el PUAD en granjas norteamericanas, y con la idea en mente de implementar el mismo mecanismo productivo en El Pajuil, regresó a Colombia a emprender este proyecto.

Los principios bajo los cuales funciona El Pajuil

Su primera decisión, antes de iniciar, fue abandonar el uso de ivermectinas. Este fue el paso previo antes de iniciar con el PUAD o pastoreo no selectivo aún con muchas reservas, pues si bien tenía claros los conceptos, las condiciones de cada predio (pastos, ganados, suelo) son distintas.

No se trata de una fórmula mágica, sino de manejar ciertos principios. Uno de ellos es manejar un solo lote, haciendo la imitación de la manada y el depredador. La manada es el lote y el depredador lo hacemos a través de la cerca eléctrica y el pastor”, sostuvo Jiménez.

En este punto, el médico veterinario precisó que este sistema reemplaza conceptos, como pastor en lugar de vaquero, pues los animales ya no se trabajan a caballo sino a pie. (Lea: Los objetivos de la Asociación Colombiana de Ganadería Regenerativa)

Siguiendo los postulados de Zietsmann, su propósito es hacer su finca rentable en lugar de más productiva, una idea que genera confusión entre los granjeros, que consideran que una mayor rentabilidad pasa por aumentar el rendimiento de la ganadería en su conjunto.

“Lo que buscamos es una producción óptima para nuestras condiciones. Aquí dejamos la dependencia a los insumos externos, y puede que no produzcamos más, pero somos más rentables porque tenemos menos costos fijos y nos queda mayor margen para el bolsillo”, expuso.

No obstante, admitió que al hacer todos estos cambios, no le quedaba ningún ingreso. En la curva de aprendizaje, tuvo aciertos y errores como todo emprendimiento, y se capacitaba de la mano de los trabajadores. Creía que estaba solo en Colombia, sin saber que otros también hacían estos ensayos.

Uno de los errores era no contar con el biotipo de ganado apropiado para realizar PUAD. Empezó con una raza bovina de “altos requerimientos” que no logró adaptar al pastoreo no selectivo, por lo cual le recomendaron ensayar con las razas criollas.

Yo empecé con Romosinuano, no porque sea la única o la mejor, sino porque era la que más me gustaba y a la que tenía acceso más fácilmente. Esta raza nos trajo muchas ventajas, mucha adaptabilidad, pero los animales más susceptibles los fuimos eliminando”, explicó.

En la búsqueda del biotipo, dieron con un animal de talla media, ni muy grandes ni muy pequeños, de buena condición corporal para una mejor conversión de alimento y para que sean funcionales. (Lea: Aprenda a aplicar el pastoreo de ultra alta densidad)

Retar a los animales

Jiménez señaló que emplea desde 10 hasta 15 potreros móviles que cambia durante el día. Cuando una buena oferta de forraje, el número se reduce hasta 8 cambios, y en épocas críticas se incrementa y hace más rotaciones, pero nunca amplía el área.

Además, reta a las hembras para que sean precoces y se preñen lo más rápido posible. Su objetivo es que queden cargadas a los 15-16 meses, para que el primer parto ocurra a los 24 meses y el segundo a los 36. Este es el factor que le interesa, la edad de segundo parto, no la del primero. Las que cumplan, se quedan en el hato, y las otras las descarta.

A estas exigencias se suman otras como que los bovinos respeten las cercas o sean totalmente adaptados, lo que supone que muchos animales serán descartados y solo quedará un núcleo reducido pero con resistencia, buena condición corporal y precoces.

Por ahora, solamente se dedica a la cría y al destete, y dependiendo de los resultados, está evaluando la posibilidad de tener ceba con el mismo manejo y los mismos criterios pero no en el mismo predio. También aspira lograr novillos para sacrificio a los 24 meses con 400 kg.

El significado de conservar y convivir con la naturaleza

Una ganadería regenerativa no se puede concebir si no hacemos conservación de árboles, de fauna y de flora. La propuesta es no hacer sistemas silvopastoriles de libro, porque son muy costosos y dependen mucho de la persona y los cuidados que tenga”, puntualizó.

Por eso, siembran o conservan árboles nativos como samanes, guayacanes y totumos, entre muchos otros, así como suministran semillas a los bovinos, de manera que se propaguen las especies en sus deposiciones. (Lea: La importancia de implementar la ganadería regenerativa)

Sin embargo, la conservación de la naturaleza también implica convivir con la fauna nativa, que incluye animales no deseados como serpientes o felinos. Jiménez reveló que hace unos años empezó a hacer parte de un proyecto ambiental en la zona que busca mantener estas especies.

Para ahuyentar a las serpientes, han encontrado como alternativa los dientes de ajos, que el pastor machaca y distribuye en áreas antes de que las vacas ingresen a pastar o a tomar agua las vacas. En cuanto a los felinos, el ganadero recalcó la importancia de recuperar mamíferos de la zona. 

“Con la reforestación estamos favoreciendo el hábitat de mamíferos, como los felinos. Para ellos, tenemos que fomentar la fauna nativa como los ciervos, los mapaches, los conejos silvestres, los chigüiros, tenemos que aumentar la presencia de esos animales porque son sus presas naturales. Yo te garantizo que un jaguar prefiere cazar un ciervo de 80 o 100 kg que una vaca”, dijo.