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Acorde con expertos, los humanos tendrían 5 tipos de apetitos

Por - 05 de Julio 2020

David Raubenheimer y Stephen J. Simpson son dos australianos biólogos y especialistas en nutrición que explican que los humanos sí tienen el instinto para comer balanceado, el cual han ido desarrollando a lo largo de siglos de evolución. Conozca por qué estos expertos dicen que los humanos tienen 5 apetitos.


David Raubenheimer y Stephen J. Simpson son dos australianos biólogos y especialistas en nutrición que explican que los humanos sí tienen el instinto para comer balanceado, el cual han ido desarrollando a lo largo de siglos de evolución. Conozca por qué estos expertos dicen que los humanos tienen 5 apetitos.

En el portal BBC Mundo, estos expertos explican su más reciente libro llamado Eat Like the Animalsen el que manifiestan que por qué si los animales saben cómo llevar una dieta balanceada, los humanos no pueden hacer lo mismo. Estos científicos comentan que el problema es que el hambre es más compleja de lo que se creía, pues no se tiene un solo apetito sino cinco que operan en conjunto. (Lea: Lecciones que deja la pandemia en la producción alimentaria mundial)

Sus investigaciones son el resultado de más de 30 años estudiando los patrones de cómo se alimentan y regulan los apetitos en unas 50 especies animales y humanos tanto en la Universidad de Oxford como la Universidad de Sídney, donde actualmente se desempeñan como investigadores líderes del Centro Charles Perkins.

Estos expertos afirmaron en BBC Mundo que “el mensaje importante de esta investigación es que los humanos tienen sistemas de apetito que son expertos en indicarnos que comamos una dieta equilibrada, pero que solo pueden hacerlo cuando se exponen a los tipos de alimentos con lo que evolucionaron. La clave está en las proteínas”.

Noción predominante sobre el apetito

Este portal reporta que el apetito solía concebirse como una sola cosa, que era el impulso que nos hace comer alimentos, por lo que muchas personas todavía piensan de esta manera. Pero los expertos consideran que esto es poco probable.

“Sabíamos que un animal que comía cualquier alimento independientemente de los nutrientes específicos que necesitaba, sería un animal mal diseñado y superado por los animales que podrían seleccionar los alimentos que le proporcionaran los nutrientes específicos que su cuerpo necesitaba en un momento determinado”, explican los expertos.

Algunos estudios como los de las razas, sugieren que los animales tienen apetito no solo por la comida, sino por nutrientes particulares como el calcio y el sodio, por lo tanto ahí comenzó la investigación de estos biólogos.

“Nos dimos cuenta que si los animales tienen apetitos específicos para nutrientes particulares, entonces lo más importante serían para aquellos nutrientes que se necesitan en cantidades mayores dentro de las dietas, es decir, los macronutrientes: proteínas, carbohidratos y grasas”, detallan.

Estos investigadores destacan que si hay apetitos separados, entonces lo más importante es aprender cómo interactúan entre sí, pues tendrían que operar no de forma aislada, sino como un equipo deportivo que coordina sus esfuerzos para ganar una competencia evolutiva.

Con los experimentos con langostas estos científicos demostraron la existencia de apetitos separados para diferentes macronutrientes en un insecto, por lo tanto esta fue la primera vez que se estudió cómo los diferentes apetitos funcionan juntos por el bien del animal.

En el experimento se le dio al animal dos alimentos, uno rico en proteínas en relación con los carbohidratos y uno alto en carbohidratos en relación con las proteínas. Por lo que estos animales recibieron diferentes combinaciones de alimentos, pero siempre uno era alto en proteínas y el otro en carbohidratos. (Lea: 10 alimentos para mejorar las defensas y prevenir enfermedades)

Lo que destacan los expertos es que más allá de la combinación de alimentos que recibió la langosta, todas comieron exactamente la proporción correcta de ambos alimentos para obtener una dieta con la misma calidad y equilibrio de ambos nutrientes. Por lo tanto “pudimos entender por que seleccionaron ese equilibrio de nutrientes: es el balance que les permite el mejor crecimiento y supervivencia”, detallan Raubenheimer y Simpson.

Esto se aprendió dándole a cada langosta un solo alimento que difería de todos los demás en su equilibrio de proteínas y carbohidratos, por lo que este experimento fue con 25 dietas diferentes. Cada animal podría comer tanto como quisiera de la dieta que le fue asignada, pero solo comer ese tipo de alimento.

El resultado de este experimento arrojó que las langostas que recibieron la dieta con el mismo equilibrio de nutrientes que comen cuando tienen la opción de seleccionar las suyas, obtuvieron mejores resultados que los otros grupos. Esto muestra que estos animales se dirigen a la ingesta especifica de proteínas y carbohidratos que es mejor para ellos.

Además, todos los grupos comieron la cantidad de su dieta respectiva para acercarse al nivel objetivo de proteína, pero para hacerlo, la cantidad de carbohidrato que comieron varió ampliamente entre los grupos, pues los que recibieron dietas altas en proteínas comieron muy poco carbohidrato y los que recibieron bajas en proteínas comieron grandes cantidades de carbohidratos para alcanzar su objetivo.

Experimento en los humanos

Por esta razón “diseñamos experimentos similares para humanos y demostramos que los resultados que encontramos para las langostas también se aplican a nuestra especie”, precisan Raubenheimer y Simpson.

Cuando a las personas se les permitió comer lo que quisieran de un menú de alimentos que variaba en el balance de proteínas, carbohidratos y grasas, seleccionaron una dieta muy cercana a la recomendada para humanos, 15 % de energía de proteínas.

En el momento en que la dieta pasó a incluir solo alimentos con un contenido de proteínas más alto que este valor comieron la misma cantidad de proteína, pero las otras cantidades variaron. En el caso de las dietas altas en proteínas, comieron poca grasa y carbohidrato, mientras que en las dietas bajas en proteínas, comieron grandes cantidades de grasas y carbohidratos.

“En otras especies hemos encontrado apetitos en proteínas, carbohidratos, grasas, calcio y sodio. En nuestro trabajo en humanos hemos considerado solo el apetito por los macronutrientes (proteínas, grasas y carbohidratos), pero otra investigación sugiere que nuestra especie también tiene apetito por la sal y el calcio”, especifican los expertos. (Lea: Sistemas agroecológicos brindan seguridad alimentaria)

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