estrés calórico y vacas repetidoras
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El estrés calórico y el impacto que tiene en vacas repetidoras

Por - 17 de Marzo 2015

El estrés calórico es enemigo silencioso en las ganaderías bovinas al poder interrumpir los procesos de producción láctea y la reproducción animal.


El estrés calórico es enemigo silencioso en las ganaderías bovinas al poder interrumpir los procesos de producción láctea y la reproducción animal.

Roberto Evaristo, médico veterinario y docente universitario en Perú, señaló en un documento publicado en www.perulactea.com  que el estrés calórico afecta a las vacas lecheras en su capacidad reproductiva cuando se someten a altas temperaturas.

“Por ello, el porcentaje de concepción puede llegar a caer de 40 % a 15 % durante el verano. Además durante esta época existe una variación en la nutrición y ello conlleva a problemas metabólicos siendo el incremento de la urea el de mayor efecto negativo en la fertilidad”, afirmó el médico veterinario.

Las vacas repetidoras son aquellas que tras varios procesos de inseminación sin anomalías anatómicas o infecciones en su sistema reproductivo no logran quedar en gestación por varias predisposiciones.

Según Evaristo, la inclinación al impedimento de preñez se debe a la edad de la madre, factores genéticos, infecciones, deficiencias en ovarios, disfunciones hormonales y muerte embrionaria temprana. (Lea: Cuidados de las vacas para un manejo posparto sin estrés)

Felipe Aristizábal, representante de Elanco para el Eje Cafetero y Valle del Cauca, en Colombia, aclaró que el estrés calórico se comprende desde la relación temperatura y humedad en una región y se mide mediante el sistema ITH.

La medición Índice Temperatura Humedad, ITH, se hace con un termómetro y se evalúa de acuerdo a una tabla que arroja como resultado el grado de humedad en una zona específica. Por ello, indicó que un bovino puede estar en una región a una temperatura elevada pero con poca humedad, lo que no influye en la aparición del estrés calórico.

Es así como las vacas se estresan cuando gastan energía en la regulación de su temperatura y dejan de consumir alimentos. De esta forma se percibe una reducción en la producción del líquido y su capacidad de preñez.

El estrés calórico estimula el centro de la saciedad localizado en el hipotálamo provocando una reducción en el consumo y por consiguiente un descenso en la producción. El consumo de materia seca puede disminuir de 20 a 14 kg cuando la temperatura corporal de vacas sometidas a estrés por calor asciende de 38,5 a 40 °C, por lo cual la producción lechera también se reduce de 34,3 a 27,8 kg/día”, explicó el experto en el tema de Perú.

Aristizábal afirmó que otro punto clave a tener en cuenta sobre el estrés calórico es el tipo de ganado que se tiene en el predio, al considerar que los animales bos Taurus son menos resistentes a las altas temperaturas y humedad frente al ganado bos Indicus. (Lea: La estimulación ovárica en la ganadería)

Evaristo señalo que “las vacas lecheras (bos Taurus) son muy susceptibles a altas temperaturas y como consecuencia se ha observado una reducción en fertilidad cuando este ganado es encuentra en climas cálidos o durante la época del año con mayor temperatura. Por ello, el porcentaje de concepción puede llegar a caer hasta un 15 % durante el verano”.

De igual forma, el estrés calórico afecta el desarrollo embrionario de las vacas al comprometer las altas temperaturas la habilidad de los embriones de producir cantidades suficientes de interferón o demás productos celulares requeridos para el reconocimiento materno en la gestación.

El médico veterinario de Perú anotó que el estrés calórico “tiene un efecto sobre la sobrevivencia embrionaria, así como la calidad del ovocito. En las vacas repetidoras, por ser un síndrome, se tendrá que determinar el factor predisponente de su situación reproductiva”. (Lea: Las vacas también necesitan vacaciones)

Además recomendó analizar la calidad de las pajillas puesto que las deficiencias reproductivas se puede localizar en los machos. Finalmente, considera importante implementar estrategias de confort en el predio para evitar que el calor y la humedad incidan en el proceso productivo y reproductivo de las vacas.

Bos tarus y el estrés calórico en Colombia

Hernán Rodríguez, ganadero en el municipio de Tocancipá, Cundinamarca, ubicado en zona templada de Colombia a 2.606 metros sobre el nivel del mar, afirmó que los productores creen que ante el clima frío que caracteriza la zona no se reporta humedad, lo que es erróneo.

“En la Sabana hay humedad y alta sobre todo en el norte. Yo no lo pensaba así, pero revisando con mediciones del termómetros en Tocancipá hay una humedad tremenda de 60 y 80 % y hasta del 100 % después de la 6 de la tarde”, aseveró el ganadero. (Lea: Vacas acaloradas permanecen de pie y pueden sufrir estrés calórico)

En otras zonas de Cundinamarca la humedad es estable y los animales no son susceptibles a vivenciar episodios de estrés. “Estuve en una finca en Facatativá y el termómetro marcó 40 % humedad, que es normal y muestra una región seca”, describió Rodríguez quien mantiene su hato holstein en un sistema de estabulación con techos altos y polisombras.

Para el productor resulta benéfico el método de polisombras (telas que protegen del sol) por encima de los ventiladores por costos y teniendo presente que los periodos de humedad y altas temperaturas varían durante todo el año en la sabana de Bogotá.