Policía capturó al jefe financiero del ELN en Catatumbo
PorJosé D. Pacheco Martínez-24 de Abril 2025
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Araucarias, alerces, especies de Nothofagus y vegetación de la estepa altiplánica registran índices de vulnerabilidad por sobre el 95 % en un escenario de incremento en las emisiones de gases de efecto invernadero.
Araucarias, alerces, especies de Nothofagus y vegetación de la estepa altiplánica registran índices de vulnerabilidad por sobre el 95 % en un escenario de incremento en las emisiones de gases de efecto invernadero.
La sobreexplotación de recursos naturales, los cambios de uso de suelos, la contaminación, la invasión de especies exóticas o los incendios son actualmente algunos de los principales estresores de los ecosistemas. A estos factores, se suma la creciente incidencia del aumento de las temperaturas y el déficit hídrico que afecta, con particular intensidad, a la zona centro y centro sur del país, variables directamente asociadas al calentamiento global. (Lea: Plantas nativas, más virtudes que molestias para la ganadería)
Este fue el foco de un estudio internacional encabezado por el académico de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la U. de Chile, Andrés Muñoz-Sáez, que elaboró un detallado mapa del riesgo climático para los 24 tipos de vegetación nativa existentes en su país y otras 38 categorías de coberturas, entre ellas, paisajes productivos (agricultura, plantaciones forestales, entre otras).
La investigación utilizó un modelo climático como base –correspondiente a valores registrados entre 1960 y 1990– para proyectar el impacto sobre la vegetación de dos escenarios de incremento en las emisiones hacia el período 2061-2080. El escenario en el que continúan las tasas de emisiones de gases de efecto invernadero, tal como se realiza actualmente (RCP8.5), mostró que un 43,6 % de la vegetación nativa estaría expuesta a un alto riesgo climático.
El trabajo, publicado en la revista Science of the Total Environment, contó además con la participación de investigadores de la Universidad Nacional de Seúl, de la Universidad de California Davis y de la Sociedad de Conservación de Vida Silvestre (WCS). (Lea: Con especies nativas se puede hacer ganadería en zonas secas)
El análisis, además, entrega información detallada sobre los niveles de riesgo climático estimado a futuro para las distintas zonas de Chile y el impacto sobre 11 tipos de bosques, 5 tipos de matorrales y suculentas, 4 tipos de pastizales y 4 tipos de humedales. En esta línea, plantea la importancia de implementar medidas para contrarrestar el peligro que enfrenta Chile como uno de los 35 puntos críticos de biodiversidad (hotspots) en el mundo, con tres ecorregiones y seis biomas terrestres de máxima prioridad para la conservación, y donde casi el 50 % de sus 4.985 especies vegetales son endémicas, es decir, no existen en otro lugar del planeta.
Áreas y especies en peligro
Las simulaciones realizadas indican que, hacia el período 2061-2080, los índices de mayor riesgo climático para la vegetación nativa local se registran en la cordillera de los Andes y sectores de la cordillera de la Costa, en la zona centro-sur del país.
Entre los bosques afectados, figuran varios tipos de Nothofagus (robles, coihues, raulíes, hualos, entre otros), especies que comprenden más del 50 % de la superficie de bosques nativos de Chile, y presentan más de un 40 % de riesgo climático a futuro. Otra zona que sufriría los embates del calentamiento global es el altiplano del norte de Chile, donde las estimaciones plantean que el 80 % de la vegetación de estepa altiplánica y más del 90 % de los salares se encuentran en alto riesgo. (Lea: Árboles de la cordillera Oriental amenazados por el cambio climático)
Andrés Muñoz-Sáez, quien además es investigador asociado del Center of Applied Ecology and Sustainability (CAPES), destacó –en particular– el peligro que enfrentan algunas especies icónicas de gran longevidad, tanto en áreas protegidas como no protegidas, “como son los bosques de pewenes (Araucaria araucana) y alerces (Fitzroya cupressoides), los cuales ya se encuentran amenazados de extinción. De acuerdo a nuestro estudio, ambas especies presentan un riesgo climático por sobre el 95 % a futuro. Ellas poseen distribuciones acotadas, que se restringen a la Araucanía, en el caso del pewen, y a la región de Los Lagos, en el caso del alerce, por lo que realizar una planificación in situ para la conservación de estas especies es fundamental".
Para el investigador de la Universidad de Chile, los altos niveles de vulnerabilidad y el peligro asociado a la desaparición definitiva de especies vuelve urgente considerar el desarrollo de planes de conservación en base a las proyecciones climáticas.
“Además, complementariamente, estos resultados también se pueden comparar con otro tipo de simulaciones (dinámicas, por ejemplo), en las cuales se puede evaluar la potencial tasa de cambio y movimiento de las especies en escenarios futuros de cambio climático. Ambas aproximaciones (modelación in situ y dinámica) ayudan a identificar sectores que podrían actuar como corredores biológicos para migraciones naturales o asistidas, y zonas de refugio que permitan conservar nuestro patrimonio natural”, remató. (Lea: Efectos del cambio climático en cuencas de ríos serían irreversibles)
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