En estas épocas de limitada vida social, producto de la pandemia, muchos hemos tenido que dedicar tiempos de ocio a otras actividades, una de ellas, y para mi caso, la de estar pendiente de que el hogar esté abastecido. En otras palabras, “hacer el mercado”, bien sea virtual o presencial.

Estamos hoy en una cultura en donde lo malo se “legitima”, se hace moral y se inserta en la cotidianidad; y lo bueno se señala, se maltrata y se lleva a la palestra pública.

Desde hace algunos años el sector ganadero mundial ha sido señalado de ser emisor de Gases Efecto Invernadero – GEI en grandes proporciones. No hablo solo del sector vacuno, sino también del porcino, ovino, caprino, y demás especies que se incluyen en la ganadería.

En su libro “Por qué fracasan los países”, Daron Acemoglu y James A. Robinson dedican uno de los capítulos de su libro a argumentar por qué la debilidad institucional es hoy uno de los principales factores para que los países no avancen, o retrocedan en su unidad como Estados.

El día que cada eslabón de la cadena láctea haga las reflexiones, mea culpas y las enmiendas correspondientes, tal cual como el sector productor las ha hecho, ese día empezará a haber clima para unos nuevos acuerdos.

Desde fines de los años 90 Latinoamérica vivió una nueva ola de populismo, adornada con nuevos nombres, pero que al fin y al cabo llevó a la ruina a Venezuela, y por poco a otros países de la región: lo llamaron socialismo del siglo XXI.

Luego de pasado el primer semestre del año, atípico por las condiciones sanitarias mundiales, las cifras de comercio internacional de nuestros productos son de importante contraste. De un lado, gran dinámica en las exportaciones de carne y animales vivos, pero del otro, altas importaciones en leche y sus derivados.

¿Cuál es el origen de las carnes que estamos comiendo en Colombia? Vale la pena adquirir y consumir productos de origen nacional. Un buen y delicioso corte de carne es un buen inicio.

El contrato de proveeduría es un esencial elemento que los productores siempre han solicitado, pero al que la industria le ha hecho al quite ¿por qué no hacerlo ahora?

El pasado 20 de julio inició una nueva legislatura en el Congreso de la República. Inmediatamente fue radicado un Proyecto de Ley que literalmente prohíbe la exportación marítima de animales en pie con fines de consumo, reproducción, cría, levante, producción, engorde y/o sacrificio. En otras palabras, por poco prohíben todas las actividades de ganadería.