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Foto: Fedegán FNG

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Labranza mínima, la mejor forma de establecer pasturas para el ganado

Por - 18 de Noviembre 2021

La labranza mínima es una forma económica y sostenible de mantener nuestras praderas y de establecer nuevas pasturas, conservando la estructura del suelo de la mejor manera.


La labranza mínima es una forma económica y sostenible de mantener nuestras praderas y de establecer nuevas pasturas, conservando la estructura del suelo de la mejor manera.

De acuerdo con el Manual Práctico Ganadero elaborado por la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), esta es la mejor forma de establecer pasturas para los animales en la finca.

La preparación del terreno para la siembra es clave y para ello existen diversas formas de labranza cuyo objetivo principal es preparar las condiciones para que la semilla germine y la planta se desarrolle desde sus raíces de la mejor manera.

No se puede olvidar que lo que está por medio es la mejor alimentación para el ganado y por ende una mayor rentabilidad para el negocio. (Lea: Estos son los tipos de labranza que usted puede utilizar en su predio)

Este tipo de labranza consiste en intervenir lo menos posible el suelo al momento de prepararlo para la siembra y de esta manera no interferir con los procesos naturales que allí se dan y mantener la estructura del mismo de la mejor manera.

Esta clase de preparación de los suelos depende del tipo de terreno con que se cuenta en términos de posibilidad del uso de maquinaria, es decir, terrenos mecanizables o no.

También es importante tener en cuenta la extensión del terreno ya que la mecanización es una necesidad en grandes áreas pero en terrenos más pequeños y mecanizables también es una opción prescindir de las máquinas.

Para los primeros la labranza mínima puede combinar arado, rastrillo y cincel. Generalmente lo que se usa es una arada, una o dos rastrilladas y la nivelada con el cincel, lo cual es suficiente para dejar listo el terreno para la siembra. El suelo debe estar moderadamente húmedo con el fin de facilitar el resultado que se espera al pasar la herramienta.

Es aconsejable que el suelo no permanezca mucho tiempo descubierto entre el momento de la preparación y la siembra para que el sol no dañe la materia orgánica expuesta y se pierdan condiciones de fertilidad. (Lea: Beneficios de la labranza mínima y 3 formas de realizarla)

En el caso de los terrenos no mecanizables o en aquellos que por su extensión no sea tan necesario el uso de las máquinas, primero se deben tumbar los arbustos para luego pasar un arado de tracción animal, que hace las veces de un rastrillo o bien un motocultor y después se procede a la aplicación de correctivos y fertilizantes.

Existen varias formas de labranza mínima. Una es en todo el terreno que consiste en abarcar toda el área mediante la utilización combinada de arado, rastrillo y cincel con pocas pasadas, lo cual permite tener una homogeneidad  que además incorpora restos del cultivo anterior.

Otra posibilidad es en surcos o continua, donde se remueven surcos de 20 a 30 centímetros de ancho que serán ocupados por el cultivo. La separación de la tierra se hace a una profundidad de 15 a 30 centímetros.

Una tercera opción es la labranza puntual o sitio a sitio en donde se prepara alrededor de los puntos de siembra generando una remoción de forma circular de 20 a 25 centímetros de diámetro. Se recomienda en cultivos de distanciamiento largo como sandía, yuca o tomate, entre otros.

Así mismo, hay uno más que se llama labranza cero o siembra directa que puede no considerarse una forma de labranza ya que consiste en la ausencia total de preparación del terreno mecánica o manual. Lo que hay es una siembra directa sobre el rastrojo que queda tras la cosecha del anterior cultivo y se recomienda, principalmente, en suelos de textura gruesa como arenas o gravas y en suelos bien drenados. (Lea: Así recupera la labranza mínima al suelo)

Es importante conocer estas formas de labranza, aunque para la siembra de pasturas en praderas el tipo de labranza es en todo el terreno ya sea usando maquinaria o manualmente.

Para el caso del pasto de corte se puede utilizar la labranza y siembra en surcos o sitio a sitio.

La labranza mínima trae varios beneficios como que protege la humedad del suelo debido al aumento de la filtración y a la baja de la evaporación; regula su temperatura y contribuye al control de los extremos de calor y radiación, mejorando el microclima del suelo.

Además, protege la estructura del suelo y no interrumpe los drenajes naturales; controla la erosión y aumenta la fertilidad disminuyendo la tasa de descomposición de la materia orgánica y por tanto la pérdida de carbono. Igualmente, estimula la actividad biológica de la microflora y microfauna que allí vive. Adicionalmente permite ahorros en la mano de obra, de combustibles y el uso de maquinaria pesada

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