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Foto: Cipango.

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Disciplina y observación: factores de éxito en ganadería

Por - 14 de Noviembre 2017


Cipango es una ganadería de Puerto Boyacá cuyos propietarios confirman que la información, su análisis, la disciplina  y la perseverancia en el negocio, se traducen en una gestión de crecimiento y de oportunidades.   En cinco aspectos resume Eduardo Gaitán, su éxito como propietario de la finca Cipango y la forma como ha logrado en 17 años pasar de un esquema de ceba a uno de cría con más de 750 bovinos: tener tierra o terreno, formación como Médico Veterinario y capacitación continua, disciplina, perseverancia y recibir asesoría de las personas que saben del negocio.   Se ha requerido paso firme para crecer lentamente, mucho dinero y créditos. “No se enriquece uno, pero tiene muchas satisfacciones ya que el aspecto principal es mirar y mirar hasta lograr observar lo que se requiere planear y ejecutar”, señaló Gaitán.   Cipango es una ganadería que se encuentra ubicada en Puerto Boyacá en el departamento de Boyacá y la inició su padre quien se dedicó muchos años de su vida al esquema de ceba. El 80 % de su explotación se orientaba a eso. Aunque también tenía cría.   Recibió el hato con 300 hectáreas. Asimismo, inicio la administración en el año 2000 con 105 hembras y su gestión de retención de vientres le ha permitido incrementar sus vacas en 205 % y evidenciar actualmente un hato de vacas en producción de 320 a las que hay que sumarle 100 novillas de vientre. (Lea: Claves para hacer una retención de vientres de forma rentable)   El hato tiene 750 animales de Cebú-Brahman blanco y rojo en la cría y sus cruces de Normando con Holstein y Hartón en el doble propósito, buscando la producción lechera, manifiesta en el desempeño de la fertilidad con una tasa de preñez del 80 % y un intervalo entre partos de 405 días promedio en los últimos 17 años.   La reorganización   “Mi padre daba ʿal aumentoʾ las crías y las hembras de levante a 5 compañías. A cada una entregaba entre 20 y 30 novillas y cuando ya estaban grandes las traía nuevamente a la finca”, informó.   Al morir en el año 2000, Eduardo Gaitán, asumió la dirección y cómo venia estudiando el negocio desde muy temprana edad, su gestión inmediata fue cambiar el modelo del negocio, es decir, acabar con la ceba y desarrollar la cría, en efecto, reunió el ganado que tenía ʿal aumentoʾ y observó que tenía un pie de cría de 100 vacas.   En ese entonces, Gaitán, ya había estudiado Medicina Veterinaria en la Universidad Federal Rural de Rio de Janeiro en Brasil y su esposa Rosi Quevedo M, Zootecnia en la Universidad de Nacional en Bogotá. “Hemos estado al frente del negocio, codo a codo, durante 17 años”, comentó.   El eje de su negocio ha sido la información. El registro es su vida diaria y futura. Hace seguimiento a cada animal desde que nace hasta que sale de la unidad productiva.  (Lea: Un buen manejo de información transforma fincas tradicionales)   “Teníamos claro qué queríamos: longevidad, natalidad y buena producción. La forma de hacerlo era sin lugar a dudas, usando toros puros”, explicó.   La buena genética se transmite a sus hijas y el resultado se nota al comienzo de su vida ya que en 4 meses, logra alcanzar un peso de 150 kilos. “Realizamos un seguimiento riguroso con los indicadores y además pesamos cada dos meses, los animales en crecimiento”, comentó.   12 años, la edad límite   Según Gaitán, uno como ganadero está acostumbrado a tener las hembras el mayor tiempo posible, de hecho en Cipango tuvimos hasta los 16 años de edad. “Llega un momento en que su producción comienza a descender y eso sucede a los 12 años”, confirmó. Lo cual deja claro que en el tiempo se modifican los objetivos, en este caso respecto a su vida útil y edad de descarte.   Otra mala costumbre, es dejarlas que estén repelando, comiendo todo lo que encuentren como si fuera un restaurante de tercera categoría. “Entendimos que para exigirles hay que mantenerles el mismo estatus alimentario. Es así que logramos vacas de 400 kilos con solo 22 meses de edad”, replicó.   Considera que a los 18 meses, por peso ya están listas para entorar, pero prefiere hacerlo a los 20 meses.   GDP de 1000 gramos   Gaitán alimenta su ganado a solo pasto, agua y sal mineral. Diversifica con los forrajes. “En cada potrero tengo una ensalada y se la comen con mucho gusto. Manejo forrajes Humidícola, Estrella, Brachiaria, Braquipará  y Alemán en las Vegas (zonas bajas y húmedas). A los potreros les doy 3 días de ocupación y 19 de descanso”, expresó.   Sobre el particular compartió la siguiente anécdota. “Enviaron a una estudiante de la Universidad de Antioquia a hacer aforos y ella presentaba sus informes periódicamente, tiempo después tuvieron que enviar a otra persona a verificar la información. “No creían que el Humidícola registrará 13 % de proteína cruda”, acotó. (Lea: La ecuación de la ganadería: nutrición, manejo, sanidad y genética)   Ha confirmado que las crías hasta los 4 meses de edad registran una ganancia de peso diario de 1.000 gramos. Dice que al animal hay que aprovecharlo joven porque rinde más. “Antes destetaba a los nueve meses y ahora lo hago a los siete meses”, resaltó.   Reserva forestal   La hacienda maneja cercas vivas de Matarratón y aunque tiene una reserva forestal de 5 hectáreas que no ha sido tocada desde hace más de 40 años, siembra con alguna regularidad grupos de árboles, así lo hizo con variedades de Acacias y Tecas y tiene claro que debe continuar en esta tarea.   Ordeño manual   A pesar de ser un hato que entre 2.009 y 2.016 ha sido certificado con Buenas Prácticas Ganaderas y libre de tuberculosis y brucelosis -que no volvió a renovar por no encontrar contraprestación en los precios- realiza el ordeño manual y comercializa 180 litros de leche diarios. “Cuando se invierte en tecnología el Gobierno comienza a cobrar impuestos. Si monto una sala de ordeño, entonces exigen que se haga con energía industrial y esta resulta costoso”, agregó.   Le pagan la leche a $880 el litro y considera que es un precio que no varía pues hace dos años estaba en $750.   Ve el futuro de la ganadería de leche incierto, pero comentó que en su zona, hay 4 empresas que están invirtiendo $2.000 millones en infraestructura, con salas de ordeño, rotación de potreros y riego. “Si están haciendo esa inversión, es que las probabilidades del negocio son muy buenas”, añadió.   Cambiar  la mentalidad   Gaitán se refiere constantemente al apoyo de su esposa Rosi Quevedo y al trabajo en equipo con  sus colaboradores. Cada vez que logró una meta, inmediatamente me trazo otra y en ella, incluyo a mis empleados con bonificaciones, si la logró le pago un porcentaje y si pierdo le descuento algo.   Dice que el ganadero debe cambiar su mentalidad y al igual que la medicina con las personas,  dejarse guiar por los especialistas en cada segmento de la producción.   Es explícito en indicar que el campo se encuentra muy abandonado por el Gobierno y la academia. “No hablan el mismo idioma del ganadero”, deliberó.   Comentó que en Brasil un PhD apoya al ganadero, revisa su esquema productivo, asesora y hace recomendaciones. “Allá hay 4 clasificaciones de leche y las pagan bien, en cambio acá en Colombia se hacen inversiones para ofrecer valor agregado a la leche y el precio que pagan no las contempla”, sostuvo.