Súper Vaca

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La historia detrás de una “Super Vaca”

Por - 19 de Enero 2015


El llamado “oro blanco” del pequeño Ayuntamiento español de Alfoz (Lugo, Galicia) es Barbeiro Jocko Besne Kala, -Kaliña para sus conocidos y centinelas-, una vaca Holstein que ha recibido el diploma de honor como la mayor y mejor productora de leche en Galicia durante el curso de 2013, más de 71 kilos diarios de media. La vaca pertenece a la Ganadería Casa Barbeiro, de Lagoa, una diminuta aldea de la Mariña lucense.

Juan José Fraga Paz, al que llaman Juanjo, es uno de los 3 propietarios del animal, junto con su hermana (Rosana) y su madre (Josefina Paz), también dueñas de la mayor explotación vacuna del valle, con 210 cabezas de ganado, 110 de producción y un centenar de cría.

Todo en el caso de uno de estos ejemplares, Kaliña, parece ser obra, magia y mérito de la tan alabada genética. De madre gallega, Adela, y padre francés, Jocko Besne, esta vaca parece cumplir todas las expectativas. (Lea: Melodía, la vaca de los 56 litros de leche diarios)

El semental Jocko Besne, estrella de la raza Holstein, comúnmente conocida como frisona, es su progenitor. Durante sus 8 años de vida (falleció el 7 de marzo del año 2012) Jocko se convirtió en la gloria de esta raza, al producir más de 1,7 millones de dosis de semen que fueron exportadas a una treintena de países y de las que descendieron unas 400 mil crías hembras.

Jocko fue uno de los 5 toros cuyas características hicieron posible la constitución de esta raza vacuna procedente de la región frisosajona, que destaca por

su alta producción de leche, carne y su buena adaptabilidad.

Kaliña, exponente de feminidad, vigor y fortaleza, cumple este próximo 12 de septiembre 9 años, durante los que ha producido un total de 75 mil 448 kilos de leche. (Lea: Los 6 récords lácteos del ganado Cebú en Colombia en 2014)

Un gran tamaño y estatura, y más de 600 kilos, con una armoniosa unión, son particularidades y propiedades que además certifican la calidad del producto, que tiene un 4,19 % de grasa y un 3,08 % de proteína, valores que avalan y garantizan este pedigrí.

Ojos grandes y brillantes, orejas alerta, piel fina, pelo suave y una ubre de gran volumen. Así es Kala, que pasea y convive en el establo en igualdad de condiciones junto con las otras 209 cabezas de ganado que pastorean libremente por las más de 81 hectáreas de superficie que conforman la explotación.

“Las vacas se alimentan todas por igual, y esto permite sacar todo el potencial a través de la buena alimentación y el buen manejo. ¡Será lo que le permitió expresar para fuera todo ese potencial!” dice con un guiño irónico Juanjo Fraga.

Lo cierto es que Kaliña come lo mismo que sus compañeras, “no tiene ningún cuidado especial”, reitera. Se alimenta de una mezcla húmeda denominada Cavi, Centro de Alimentación Vacuno de Irmandiños, preparada expresamente por esta cooperativa. (Lea: La ubre, el órgano más importante en la producción de leche)

El año pasado, en 305 días, que es como se mide la producción en el caso de su gremio, Kaliña sumó un total de 21 mil 660 kilos de leche, 960 kilos más que la segunda clasificada, otro ejemplar de la provincia de Lugo, donde el sector agrario parece registrar los mayores índices de productividad y calidad.

Son datos constatados y homologados por AFRICOR, una de las 4 Asociaciones Provinciales de Control Lechero de Galicia que constituyen la Federación Frisona Galega, que controlan y chequean la producción de cada res a través de un sistema de ordeño informatizado de cada animal.

Kala, animal dócil donde los haya, es ahora uno de los bienes más preciados de esta granja de Alfoz (Lugo) que ha obtenido 2 distinciones más, mención honorífica en el apartado de producción primeriza, para Barbeiro Xacobeo Perica, y otra por su producción vitalicia para Barbeiro Wind Sultán Tana, 2 

galardones que acreditan y aumentan el valor de esta explotación. (Lea: Las vacas también necesitan vacaciones)

Fácilmente reconocible por las manchas de su piel, la lechera Kaliña dobla la media de producción diaria, y triplica la anual, que asciende a 7.500 kilos.

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