Buque Orion V
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Cocaína y vacas: ¿el problema es de la vaca o del creciente narcotráfico?

Por CONtexto ganadero - 03 de Febrero 2023

Tras la incautación de cocaína en el buque Orión V, en el que se transportaba ganado, algunos opinadores y políticos, desconociendo que la dinámica del narcotráfico viene de atrás y que se ha disparado en el último año alcanzando cifras récord, culpan al ganadero y desconocen su labor y su esfuerzo exportador. ¿La culpa es de la vaca o del creciente narcotráfico?


El 26 de enero salió a la luz uno de los casos de narcotráfico más sonados recientemente. Un buque de exportación de ganado llamado ‘Orión V’, con 1750 reses a bordo, cargado en el puerto de Cartagena (Colombia) con destino a Beirut en Líbano, fue inmovilizado en aguas españolas por llevar 4,5 toneladas de cocaína camufladas.

De inmediato la noticia le dio la vuelta en los medios nacionales e internacionales, y fue aprovechada por algunos opinadores que no tardaron en arremeter contra la ganadería colombiana, Fedegán y su presidente ejecutivo.

De la noche a la mañana las vacas se convirtieron en las protagonistas y víctimas de esta noticia; se empezó a difundir información falsa y en el chivo expiatorio de la lucha contra el narcotráfico en Colombia.

En un principio se especuló que la droga estaría dentro del ganado, y estuvieron a punto de ser sacrificados, pero en realidad la cocaína fue encontrada dentro de la comida para las reses.

También se dijo que el cargamento de coca había sido introducido en el puerto de Cartagena, desde donde zarpó el buque, sin embargo, ya se estableció que no fue así. El comandante de la Fuerza Naval del Caribe, Hernando Enrique Mattos, confirmó que el buque Orión que llevaba ganado hacia el Líbano fue contaminado en altamar. (Lea: Buque que llevaba ganado hacia El Líbano fue contaminado en altamar, dice la Armada Nacional)

Según el comandante, la incautación de la droga se logró por una operación conjunta entre la Armada Nacional de Colombia y la Armada Nacional de España que arrancó a inicios de este año. Las autoridades marítimas recibieron información de un posible buque con ganado que saldría de Cartagena cargado con droga hacia Líbano y realizaron un proceso de vigilancia. “Activamos un software que nos permite hacer perfilamientos de buques que pueden ser sujetos de contaminación”, aseguró Mattos a El País de España.

La historia de este cargamento revela, para las autoridades colombianas, una modalidad de cargue y descargue de la droga en altamar; y para las españolas, la manera en la que “las organizaciones criminales se reinventan a la hora de transportar droga desde Latinoamérica hasta España utilizando ganado vivo para dificultar su control y localización”.

Las autoridades españolas han llamado este caso la ‘Ruta Atlántica de la cocaína’, una modalidad en la que la carga se hace en altamar para evitar controles en los puertos. Una semana antes del Orión V, en aguas españolas habían incautado drogas en un caso similar.

¿El problema es de la vaca o del creciente narcotráfico?

El presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegan, José Félix Lafaurie, hizo una advertencia al país que, por su dimensión, no puede pasar desapercibida: “Colombia está lleno de cocaína. Aquí todos los sectores exportadores están en riesgo”. (Lea: Ni FEDEGÁN ni los ganaderos colombianos tenemos relación con el barco en donde se incautaron estupefacientes: Lafaurie)

Es una afirmación que concuerda no sólo con las insólitas incautaciones de drogas en pimentones, plátanos, limones de plástico, hasta en pedazos de cuero curtidos y en lo inimaginable, sino con el creciente aumento de áreas destinadas a la producción de coca en Colombia y al volumen de producción. (Lea: Lamentable que los esfuerzos para abrir mercados a la carne sean aprovechados por el narcotráfico)

Según el informe anual del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de Naciones Unidas, UNODC, publicado en octubre de 2022, se registró un incremento del 43% en la superficie total destinada a la coca en 2021, pasando de 143.000 a 204.000 hectáreas al cierre de ese año. En este último año, el cultivo de coca alcanzó niveles históricos en Colombia y se rompió la tendencia a la reducción que se venía presentando en los últimos tres años.

Dice el informe que “entre el 2013 y el 2021 los cultivos han aumentado más de cuatro veces, a pesar de vivenciarse un periodo de reducción entre el 2018 y el 2020 que se puede relacionar con la intervención en los territorios como resultado de la implementación del Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos Ilícitos (PNIS) y de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), así como la focalización de las operaciones de control de la oferta en los departamentos más afectados”.

Para el 2021 el aumento es de 1,5 veces frente lo sembrado en el 2020 y se concentra en tres departamentos fronterizos: Nariño, Putumayo y Norte de Santander. En estos departamentos para el 2013 se concentraba el 56 % del total nacional; en el 2017 (primer máximo histórico) el 60 % representado en 103.000 ha y, para el 2021, el 62 % del total sembrado con cerca de 127.000 ha. Para el 2021 se registra que más del 50 % del área con coca se concentra en áreas de manejo especial, 3,5 puntos porcentuales más que lo identificado en el 2020. La mitad del incremento se focaliza en Resguardos.

De acuerdo con el ministerio de Salud (Boletín de Prensa No 182 de 2016 ) las aspersiones aéreas con glifosato para la erradicación de los cultivos de coca fueron suspendidas en octubre de 2015 como resultado de la evaluación de un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que calificó el glifosato como “probablemente cancerígeno para los humanos” y el cumplimiento de un fallo de la Corte Constitucional en el sentido de que se aplicara el principio de precaución en caso de que no se encontrara una conclusión definitiva sobre la inexistencia de riesgos derivados del uso de este herbicida.

Otros hallazgos del informe de la UNODC resultan relevantes para darle contexto al tema de la creciente producción de cocaína y sus insospechadas formas de trasladarlas a otros continentes, y que permiten ver el bosque y no sólo el árbol:

  • La producción potencial de clorhidrato de cocaína también alcanzó su máximo histórico con 1.400 toneladas en 2021 (último dato publicado por unodc.org), manteniendo la tendencia al incremento que viene consolidándose desde 2014.
  • El 41 % de la coca se localiza en los enclaves productivos, donde hay más hectáreas de coca por kilómetro cuadrado y los lotes son más productivos, situación que se ha mantenido por más de cuatro años.
  • El incremento del área sembrada con coca incluye lotes nuevos que aún no han alcanzado su edad más productiva, lo que explica en parte la diferencia entre las magnitudes de incremento. En las nuevas áreas el incremento ocurrió de forma acelerada lo que facilita la conformación de nuevos enclaves productivos en zonas como el norte del Chocó y Cauca.
  • La concentración y permanencia de los cultivos de coca pueden ser explicadas por una relación geográfica funcional al tráfico. 12 de los 14 enclaves se localizan en departamentos fronterizos o con salida directa al mar. En estos enclaves existe una convergencia de los grupos armados ilegales, los narcotraficantes y los productores.
  • Los cultivos de coca siguen amenazando el potencial cultural del país y su biodiversidad. Cerca del 50 % de la coca se localiza en zonas de manejo especial. Un alto porcentaje se concentra en las tierras de las comunidades negras y en zonas de reserva forestal.

Las propuestas de solución que llegan con el gobierno de Petro

Frente a la preocupante situación, el gobierno del presidente Gustavo Petro está impulsando un polémico proyecto que le daría un giro a la política de drogas

El proyecto consiste en legalizar por lo menos el 67% de los cultivos de coca que hay en todo el país, que para analistas resulta paradójico en una época donde las cifras de siembra y producción de esta planta, marcan un récord histórico.

El proyecto llegó a las oficinas del Consejo Nacional de Estupefacientes y plantea despenalizar los pequeños y medianos cultivos de hasta 10 hectáreas (ha) de siembra para que transiten hacia economías legales.

El documento fue presentado directamente por el ministro de Justicia, Néstor Osuna, una de las fichas claves dentro de la Casa de Nariño para implementar la nueva política de drogas que tiene al Gobierno haciendo lobby hasta con el Gobierno de los Estados Unidos.

El proyecto no especifica cuáles serían las condiciones, los límites y las medidas para que esa nueva legislación no sea un detonante para promover más siembra de hoja de coca.

Además, con la implantación de estas medidas se eliminaría la persecución penal contra más de la mitad de los cultivadores actuales de coca y dejaría sin fundamento la erradicación de esta planta.

Meses atrás, la Casa de Nariño ya había anunciado que no judicializaría ni perseguiría penalmente a los pequeños cultivadores de coca y que tampoco usará la erradicación forzada en esos territorios. Todo esto como una medida para que transiten hacia economías legales y se acojan a los programas del Gobierno para ese fin.

Esta propuesta contrasta con los señalado en el informe de la UNODC, que señala que los resultados hallados son producto de la interacción de factores estructurales presentes en Colombia y que están relacionados a la vulnerabilidad territorial, el aumento de la demanda global de cocaína y la dinámica de los actores ilegales del narcotráfico —con quienes el gobierno de Petro planea negociaciones de paz—.

Y por ello recomienda comprender mejor el problema de las drogas ilícitas en el país. “Se hace necesario generar más y mejor evidencia técnica que abarque toda la cadena del narcotráfico, aplicando enfoques diferenciales, encaminados a apoyar el diseño e implementación de nuevas estrategias de intervención en los territorios afectados por cultivos de coca”.

Frente a la aspersión la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, adelantó, en agosto del año pasado, que el Gobierno liderará la radicación de un nuevo proyecto de ley que prohibiría el uso del glifosato para la aspersión de cultivos ilícitos en el país.

Riesgo de una señal equivocada

La directora del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas de la Universidad de los Andes, María Alejandra Vélez, al referirse al proyecto de legalizar por lo menos el 67% de los cultivos de coca que hay en todo el país expresó, en diálogo con El Colombiano, su preocupación sobre algunos aspectos de la decisión del gobierno.

“Para implementar ese proyecto habría que hacer un montón de cosas: un registro de quiénes son esos cultivadores, cuántos predios tiene, etc. Si no, podemos mandar la señal equivocada de que el que empiece a cultivar hoy también va a quedar libre de penalización y yo creo que esas medidas solo deben cobijar a los que actualmente tienen siembras”.

Frente a este proyecto, el Gobierno tendrá que responder inquietudes de expertos, como, por ejemplo, si esa despenalización aplicaría también para áreas protegidas y parques nacionales, o si se van a dejar de hacer incautaciones para contrarrestar los efectos de permitir esos cultivos, o ¿cómo el Gobierno va a impedir que la medida estimule nuevas plantaciones de coca?

La estigmatización contra los ganaderos vs. la realidad

Mientras la política pública toma ese nuevo giro, y las áreas en producción de coca aumentan y se diversifican las formas para sacar la cocaína a Estados Unidos, Europa y otros países, las cifras oficiales del DANE, ICA, y del mismo gremio ganadero, reportan un crecimiento de la actividad ganadera, pero con efectos muy positivos.

Un reporte elaborado por la Oficina de Planeación y Estudios Económicos de Fedegán-FNG con datos del DANE, señala que en los primeros 11 meses de 2022 las exportaciones ganaderas completaron USD 482,55 millones de dólares (valor FOB), 70% más de lo obtenido en 2021, lo cual significa que en año completo los ganaderos habrán cumplido la meta de exportar 500 millones de dólares. Para 2023, se proyecta exportar 600 millones de dólares.

Lo importante de estas cifras es que la exportación genera un efecto dinamizador sobre toda la cadena hacia atrás. Pues no sólo el sector contribuye a mejorar la balanza comercial del país, sino que fortalece el ingreso de muchos productores que le suministran ganado a exportadores.

Nilson Buitrago, ganadero del departamento de Bolívar, expresa su preocupación ante la estigmatización de que es víctima el sector ganadero por el evento de la droga incautada en un viaje de bovinos. Dice que los ganaderos ya han sufrido suficientes ataques por su labor, y con esta noticia empeora el panorama.

“El gremio ganadero ya ha sido estigmatizado por los que se dicen llamar animalistas y creen que maltratamos a los animales, cuando hacemos todo lo contrario, la gente no sabe cómo le toca a uno como ganadero, a veces hacemos todo con las uñas, y ahora vienen a tildarnos de narcotraficantes por algo que no tiene nada que ver con nosotros” dice Nilson.

Mientras esto sucede, nuestro país es considerado como el mayor productor de coca en el mundo.

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