Por qué debe 'escuchar al suelo´ de su finca

La expresión ‘escuchar el suelo’ generalmente se utiliza en el contexto de la agricultura para referirse a la práctica de observar y entender las características del suelo para mejorar el cultivo de plantas.

Esta práctica es esencial para tomar decisiones informadas sobre el manejo del suelo, la fertilización, el riego y otras herramientas agrícolas, lo que puede traer un cultivo más exitoso y sostenible a largo plazo.

Jairo Restrepo Rivera, ingeniero agrónomo y conferencista técnico a nivel mundial, explica que “el suelo es un ser vivo. El suelo tiene una capacidad de carga. El suelo tiene una habilidad para trabajar con esa carga. El suelo como todo ser vivo se agota”. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Qué tanto conoce sobre el suelo? Aquí podrá profundizar en términos importantes)

Esto quiere decir que el suelo merece un descanso de trabajo, como todos los seres vivos. Es por esta razón que son los productores, quienes trabajan y usan el suelo, son los encargados de darle ese periodo de descanso y tranquilidad.

De acuerdo con Restrepo Rivera, “al suelo hay que pagarle, o sea, retribuirle. Al suelo hay que escucharlo cuando expresa qué es lo que más le gusta que lo arrope. La microbiología que lo acompañe”.

En este orden de ideas, aunque muchos no lo crean, el suelo busca la forma de enviarle mensajes al productor para que lo escuche cuando algo está fallando, cuando necesita de acciones puntuales para revitalizarse.

Es por esto que el profesional dice que “el suelo reclama la humedad que lo refresque, las manos que quiere que lo traten y el tiempo que exige para lograr su madurez biológica, y recuperarse en un caso que haya sido estropeado, saqueado y destruido”.

Por lo tanto, ‘escuchar el suelo’ implica prestar atención a su textura, estructura, color y humedad. Estos indicadores pueden dar pistas sobre la calidad y salud del suelo, incluyendo su capacidad para retener agua, nutrientes y el tipo de cultivos que pueden prosperar en esa área.

Al observar el suelo es posible identificar signos de salud o problemas. Por ejemplo, la presencia de ciertos organismos como lombrices de tierra puede indicar un suelo saludable, mientras que la presencia de plagas o enfermedades puede ser un indicador de problemas.

Hay que tener en cuenta que al hacer uso del suelo y sembrar diferentes plantas, hay que entender que estas también tienen diferentes necesidades nutricionales. Por lo tanto, al ‘escuchar el suelo’, los productores pueden evaluar la disponibilidad de nutrientes esenciales y ajustar la fertilización para satisfacer necesidades específicas de las plantas.

Finalmente, Restrepo Rivera dice que, “la naturaleza no es una cosa, no pertenece a la sociedad de la aceleración, del acoso y del cansancio al cual estamos sometidos masivamente en este instante, donde predomina la antropo-obseno, o sea, lo perverso del ser humano”. (Lea en CONtexto ganadero: Las características de nuestros suelos)