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Foto: CIPAV.

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Es necesario controlar la temperatura de los animales

Por - 02 de Noviembre 2017

De acuerdo con CIPAV, si el animal no tiene una zona de comodidad, genera desequilibrios en su temperatura corporal que podrían ocasionar la muerte súbita del mismo.


De acuerdo con CIPAV, si el animal no tiene una zona de comodidad, genera desequilibrios en su temperatura corporal que podrían ocasionar la muerte súbita del mismo.   El bovino necesita mantener una temperatura corporal de 38,5 °C para realizar en buena forma sus actividades metabólicas, al incrementársele la temperatura, comienza a mostrar signos que se notan en la disminución del consumo de alimento y la disminución de su producción lo que puede ocasionar la muerte súbita.   Expertos recomiendan que para prever esa situación es fundamental que los animales tengan una zona de comodidad que no es otra cosa, que crear un ambiente propicio para que pueda vivir a plenitud y así, expresar en la mejor manera su producción.   El problema   Y es que los bovinos a pesar de estar domesticados desde la antigüedad, poseen una tendencia a vivir de manera trashumante. Por ello, la presencia del hombre, las cercas alambradas o eléctricas coartan su manera natural de vida y en menor o mayor grado, alteran su comportamiento y actividad.   Cuanto más se aleje el manejo de las condiciones habituales, mayor será el stress que sufra el animal, impidiendo que exprese todo su potencial productivo y reproductivo aunque esté adecuadamente alimentado y tenga las condiciones de sanidad y manejo necesarias.   Dos leyes   En animales en pastoreo, la producción se obtiene indirectamente de la energía solar. Es un sistema termodinámicamente abierto, disipativo y que no está en equilibrio.   De acuerdo con el Centro para la Investigación en Sistemas Sostenibles de Producción Agropecuaria, CIPAV (Carta Fedegán 115), la termodinámica tiene dos leyes. La primera permite describir cuánta energía tiene un alimento, cuánto trabajo puede realizar un individuo o cuánta leche o carne pueden producir. (Lea: Carta Fedegán 115)   La segunda ley implica que no toda la energía brindada por la pastura y los forrajes está disponible para realizar trabajo o para producción, ya que los animales también gastan energía en mantenimiento, termorregulación y pastoreo.   Temperatura de 38,5 °C   Los bovinos son homeotermos (de sangre caliente u endotermos), es decir, mantienen una temperatura corporal relativamente constante al utilizar o disipar energía. Si las temperaturas corporales internas o profundas cambian en forma moderada respecto a la temperatura normal, mueren en un lapso relativamente corto. (Lea: Mueren infartadas más de 100 vacas por ola de calor en Argentina)   Según CIPAV, el animal necesita mantener una temperatura corporal de 38,5 °C para realizar en buena forma sus actividades metabólicas. Al incrementársele la temperatura, utiliza como una forma de regulación térmica la disminución del consumo de alimento, lo que trae como consecuencia una baja en la producción.   La recomendación es que para mantener su temperatura corporal constante, el animal debe controlar el calor, es decir, el calor producido más el calor transferido eventualmente desde el exterior (por ejemplo, por radiación solar directa) deben igualar al calor perdido.   Los intercambios de calor son regulados de forma tal que, en un periodo dado de tiempo el calor producido dentro del cuerpo sea igual a la cantidad de calor perdido (equilibrio térmico), lo que permite el mantenimiento de una temperatura corporal constante. (Lea: 7 acciones para evitar el estrés calórico en las vacas)   Zona de comodidad   CIPAV señala que el ambiente que rodea al animal en cualquier instante, influye sobre la cantidad de calor intercambiado entre el mismo y su ambiente, el que consecuentemente interviene sobre los ajustes fisiológicos que el animal debe realizar para mantener su balance de calor corporal.   Si el ambiente no se encuentra enteramente dentro de la "zona de comodidad" del animal, los ajustes serán considerables y se dice que se encuentra bajo un estrés de calor o estrés térmico, que se verá reflejado en su crecimiento, salud y producción.   Diversos estudios han comprobado que los esquemas silvopastoriles contribuyen en dicha zona de comodidad a mantener el equilibrio en su temperatura y se asocian a la mayor ingesta del animal.   Esto se atribuye a la calidad nutricional de las praderas que permite un eficiente proceso de consumo, digestión, absorción y excreción del ganado. 

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