'Maestros del agro': El Remanso, un ejemplo de ganadería lechera sostenible
PorCONtexto ganadero-11 de Octubre 2024
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Por CONtexto ganadero - 29 de Enero 2024
Cuidar la ubre de las vacas es fundamental para tener una producción lechera de buena calidad y volumen, por lo que hay unos cuidados mínimos que debe tener en cuenta para saber cómo se encuentra el hato.
Conteos altos de bacterias y de células somáticas en la leche fluida, producen alteraciones en las propiedades nutritivas y organolépticas y reducen la vida útil de sus derivados que pueden afectar la salud pública.
Así se plantea en un artículo publicado en la revista Investigación y Desarrollo en Ciencia y Tecnología de Alimentos, de México, donde se señala que la mastitis es una enfermedad que provoca grandes pérdidas económicas por el incremento debido a los costos de tratamientos, al ganado que se desecha por este motivo y a la disminución de producción de leche.
De ahí la importancia de una adecuada salud de la ubre como estimador de la calidad de la leche y, como lo señala Snorri Sigurdsson, especialista en gestión de explotaciones lecheras, en una nota de dairyglobal.net, “"no es ninguna novedad para los ganaderos lecheros que mejorar la salud de las ubres en las granjas tiene un efecto positivo en el negocio”.
Sostiene que los ganaderos utilizan el recuento de células somáticas (RCS) como indicador de la salud de las ubres, y aunque se pueden emplear otros métodos de medición, este es un buen método para evaluar la condición general del rebaño. Una regla simple es que, si el recuento de células supera las 120,000 células/ml, entonces la situación se puede mejorar con métodos conocidos.
De acuerdo a su experiencia la mayoría de los ganaderos encuentran relativamente fácil reducir dicho conteo de 300.000 a 200.000, e incluso, a 150,000, pero resulta bastante difícil bajarlo a 120,000, o menos. (Lea en CONtexto ganadero: Amputación de pezones supernumerarios, necesario para evitar mastitis)
La mastitis es causada por innumerables agentes infecciosos, y hasta la fecha se han identificado un total de 130 en todo el mundo, pero son pocas bacterias las principales culpables en los principales países productores de leche y existen métodos probados para controlar estas bacterias.
El primer paso, dice el experto, consiste en descubrir quién es el enemigo. Esto puede variar mucho de una granja a otra. Para elaborar un plan adecuado, es necesario analizar la causa de la mastitis en diferentes glándulas por lo que sugiere tomar muestras de al menos 5 vacas enfermas antes de diseñar un plan para combatir las bacterias.
Todas las principales bacterias que causan la mastitis tienen ciertas características y necesitan un entorno específico para poder sobrevivir. Las condiciones nutricionales, la temperatura, la humedad y el nivel de acidez son las más comunes. Al eliminar o cambiar uno de estos factores, no podrán sobrevivir.
Por su parte, la Médica Veterinaria, Silke Engels, durante un evento realizado en Chile, expuso algunos parámetros claves para evaluar la sanidad mamaria y algunos consejos para llevarla a cabo.
Las enfermedades asociadas a la salud mamaria involucran directamente la rentabilidad del predio, ya que impactan en la producción de leche en cantidad y calidad. Esto termina resultando un problema tanto para la industria como para el productor, afectando directamente el precio, sostuvo la experta, según nota de infortambo.cl. (Lea en CONtexto ganadero: Importancia del secado de las vacas sobre la salud de la ubre)
El primer parámetro es el recuento de células somáticas que entrega una información de mucho valor a la hora de tomar decisiones interpretando los datos obtenidos. Cuando un predio dice que tiene un promedio de 180 mil células somáticas en leche entregada a planta, aparentemente está bien.
Un segundo aspecto es la baja en producción, por lo que se debe analizar la leche que no se produce. Para esto hay que tener en cuenta que una vaca con una ubre con RCS alto, está enferma. Por ende, no produce y es una pérdida enorme en litros y en rentabilidad.
Lo tercero es el porcentaje de vacas sanas. Cuando se recibe el resumen del informe, hay que analizar cuántas vacas están bajo 100.000 células somáticas y cuántas por encima de ese número. Luego de analizarlo se obtiene un promedio que debiera de ser de 60 % sobre los valores indicados.
En cuarto lugar, está el porcentaje de nuevas infecciones. Se comparan los controles lecheros y se ven las vacas que ingresaron bien, haciéndoles un seguimiento mensual que se evalúa y en base a eso, hacer los ajustes necesarios. La meta debería ser un 3 %.
Otro ítem es el porcentaje de vaquillas recién paridas sanas, para lo cual se mide cómo entra la vaquilla a la sala y se le hace un primer recuento de células somáticas. Como se trata del futuro de la lechería y de toda su vida productiva por delante, es importante lograr una meta del 90 % de ingreso sano a la lechería. (Lea en CONtexto ganadero: 3 aspectos para evaluar la ubre)
Por último, señala la tasa de recuperación al secado, frente a lo cual plantea que capacitar al equipo de trabajo es vital para que la terapia de secado sea bien aplicada. La meta es llegar a un 60 % de tasa de recuperación.
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