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Por CONtexto ganadero - 12 de Marzo 2024
La forma en que actúan los agentes causales de la mastitis bovina hace difícil su control, aunque se sigue trabajando en el tema para buscar una solución que beneficie a los ganaderos.
Aunque la mastitis es una enfermedad que se conoce desde hace mucho tiempo, el control de la misma resulta difícil por cuanto sus agentes causales tienen características que impiden un buen tratamiento.
Según la doctora Sofie Piepers, de la Universidad Gante (Bélgica), durante su participación en el VI Seminario Internacional de la Calidad de la Leche y la Mastitis Bovina, organizado por la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, la epidemiología actual de la mastitis bovina es una patología difícil de controlar por la diversidad de bacterias y su comportamiento.
Las cepas de Staphylococcus aureus –una de las bacterias causantes de la enfermedad– son “astutas” y atacan de forma paulatina a los animales de manera que la reacción del sistema inmune se pueda retrasar; también Escherichia coli, que representa un riesgo más alto para la salud de las vacas, pues tiene un impacto devastador para las ubres, y Streptococcus uberis, aunque es más fácil de tratar, cuando se presenta una reinfección se adapta muy bien a las condiciones del animal, lo que dificulta su tratamiento.
“Aunque investigaciones recientes han descrito el comportamiento de estos microorganismos, en la práctica todavía no existe un tratamiento completamente eficaz”, afirmó la experta durante el evento.
La mastitis se produce tanto en humanos como en animales, ya que las bacterias (E. coli y S. aureus) habitan tanto en el suelo como en la piel de las vacas, las manos de quien ordeña o el agua contaminada, y pueden proliferar por falta de cuidado y manejo en cada finca o zona, indica una nota publicada por la agencia de noticias de la universidad. (Lea en CONtexto ganadero: Mastitis bovina se detectaría con imágenes infrarrojas**)**
En las vacas enfermas se inflaman las glándulas mamarias y la ubre produciéndoles fuertes dolores, reducción de la cantidad y calidad de leche –ya que altera su sabor y aumenta la carga bacteriana– y provoca problemas reproductivos o incluso desenlaces fatales.
Los expertos invitados al Seminario coincidieron en señalar que detectar, controlar y manejar la mastitis bovina sigue siendo un problema que requiere mejores estrategias de manejo pues es una las patologías que deja mayores pérdidas en el sector lechero, debido a que, además de disminuir la cantidad de leche, incrementa los costos en los insumos para los tratamientos a aplicar y además se deben descartar vacas improductivas por la pérdida de cuartos glandulares de la ubre y por la eliminación de la leche durante el periodo de retiro para evitar la presencia de residuos antibióticos.
Según el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, citado por la agencia, entre 2017 y 2020 el consumo de leche y sus derivados mostró un crecimiento notorio; sin embargo, estudios recientes muestran que esta industria estaría presentando una disminución marcada en su producción y venta en el 2023, por lo que es fundamental tener un producto de mejor calidad para los hatos ganaderos, disminuyendo costos en cuanto al tratamiento de los animales.
La profesora Lucía Botero, decana de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia, afirmó que “la Universidad tiene la tarea de velar por mejores controles a esos problemas, ya que nuestra Facultad fue la primera de esta área, este año 2024 cumplió 103 años de fundación y es de las únicas en Colombia y Latinoamérica que forman patólogos, con líneas fuertes de investigación en salud animal”.
La doctora Sofie Piepers considera que “es fundamental que focalicemos las acciones que le planteamos a los granjeros para cuidar la sanidad de sus hatos, ya que, si llegamos con más de 20 puntos a mejorar, los vamos a abrumar y no se va producir un cambio real”, indicó la experta. (Lea en CONtexto ganadero: La importancia de secar bien las ubres para prevenir mastitis)
Indicó además que “la desinfección después del ordeño no es suficiente o efectiva porque las zonas en donde se encuentran los animales pueden estar contaminadas por las bacterias, y es fácil que vuelvan a existir casos en que se propaguen con rapidez”.
Contrario a lo que se cree, cuando se dan reinfecciones en los animales puede no tratarse de la misma bacteria, e incluso, si ese fuera el caso, los escenarios son completamente distintos, pues estos microorganismos van cambiando y acoplándose a la resistencia de las vacas, lo cual puede ser perjudicial hasta en etapas muy tempranas del desarrollo de los bovinos.
Por último, se refirió a una investigación en la que se experimentó en ratones de laboratorio hembra para ver cómo distintas concentraciones de S. uberis pueden afectar sus glándulas mamarias, y se encontró que a las 24 horas la bacteria tiene una infección igual de grave en todas las concentraciones, por lo que adquiere la capacidad de adecuarse al organismo.
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