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Otros aspectos sobre el crecimiento y desarrollo del aparato digestivo de los rumiantes

Por - 22 de Marzo 2018

Pese a que los rumiantes nacidos y criados en un medio ambiente normal tienen acceso al consumo de forraje desde su nacimiento, la rapidez del desarrollo del pre-estómago, incluso en condiciones de pastoreo, dependerá de los niveles de leche consumidos


Pese a que los rumiantes nacidos y criados en un medio ambiente normal tienen acceso al consumo de forraje desde su nacimiento, la rapidez del desarrollo del pre-estómago, incluso en condiciones de pastoreo, dependerá de los niveles de leche consumidos   CONtexto ganadero ha publicado una serie de artículos sobre el rumen de los bovinos dada la importancia de su adecuado desarrollo para elevar la eficiencia de los bovinos. En esta oportunidad se señalan y refuerzan algunos expertos de interés para todos los ganaderos.      El desarrollo del aparato digestivo de los rumiantes comienza en las primeras etapas del crecimiento embrionario y prosigue su formación, crecimiento y desarrollo funcional hasta que el animal es adulto.   Los rumiantes inician la vida como animales de estómago simple, monogástricos funcionales, sin que los comportamientos del pre-estómago hayan alcanzado su desarrollo o funcionamiento (los órganos digestivos individuales mantienen distintas velocidades en su desarrollo, unos con respecto a otro y con el crecimiento corporal total durante el desarrollo fetal y posnatal).   Tan sólo son precisas unas pocas semanas para la transición del recién nacido desde una situación en que precisa los cuidados de animal neonato a otra de animal destetado que depende totalmente de su medio ambiente para la nutrición (Church, 1998).   Desarrollo normal del estómago   Los rumiantes nacidos y criados en un medio ambiente normal tienen acceso al consumo de forraje desde su nacimiento. El consumo de productos vegetales promueve el desarrollo rápido del pre estómago tanto en tamaño como en funcionamiento.   Wardrop (citado por Church, 1988) indica que el desarrollo de los rumiantes jóvenes mantenidos en pastizales se puede dividir en tres fases: a) 0-3 semanas de edad, fase no rumiante; b) 3-8 semanas de edad, fase de transición; y c) a partir de 8 semanas, se clasifican como rumiantes adultos.   Sin embargo, la rapidez del desarrollo del pre-estómago, incluso en condiciones de pastoreo, dependerán de los niveles de leche consumidos por el recién nacido con respecto a sus necesidades para crecimiento y de la disponibilidad y el consumo de piensos fácilmente digestibles (Orskov, 1990).   El desarrollo normal del pre-estómago depende de la disponibilidad de ingestión de materias capaces de fermentar (comúnmente alimentos sólidos) desde el nacimiento y de la penetración de estos materiales en el retículo y rumen. El crecimiento rápido es consecuencia de la expansión del pre-estómago, desarrollo epitelial e iniciación de la rumia.   Energía suplementaria   La velocidad inicial de su desarrollo está relacionada también con la necesidad de energía suplementaria. Un aporte insuficiente de nutrientes a partir de la leche o sustitución de la leche, estimula el consumo de alimentos sólidos y facilita el desarrollo del pre-estómago. En ocho semanas, aproximadamente, los compartimentos gástricos alcanzan sus proporciones adultas relativas.   Posteriormente, continúa el crecimiento del estómago con la rapidez del crecimiento corporal hasta que el animal alcanza su madurez. El desarrollo puede ser acelerado mediante la introducción en el rumen de cereales u otras sustancias de fácil fermentación.   Las dietas totalmente líquidas permiten un desarrollo muy pequeño o nulo del pre-estómago, aunque su crecimiento es muy rápido una vez se inicia el consumo de alimento sólido. Resulta necesaria la presencia de ácidos grasos volátiles y alimentos voluminosos para que sea normal el crecimiento en capacidad, musculación y formación del epitelio (Church 1988), como puede ser el matarratón o cualquier forraje rico en proteína.   Ingestión de alimentos sólidos   Los alimentos sólidos no son ingeridos en cantidad apreciable antes de que los terneros, alcancen las dos semanas de edad. Transcurrido el citado tiempo, los animales jóvenes ingieren cantidades cada vez mayores de otros alimentos; no obstante la cantidad de alimentos sólidos que comen dependerá de la leche líquida que ingieran los terneros. Tras ser ingeridos los alimentos sólidos van a parar en la panza iniciándose enseguida su fermentación por las bacterias ingeridas con el alimento.   La fermentación de los alimentos sólidos y la producción de ácidos estimulan el desarrollo de la panza, lo que, a su vez permite, conforme crecen, que los animales de corta edad ingieran progresivamente una mayor cantidad de alimentos sólidos (Orskov 1990).   Fuente Carta Fedegán 118.

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