Esto dicen las autoridades sobre la misteriosa muerte masiva de reses en el Valle del Cauca

En la madrugada del viernes 25 de agosto, lo que debería haber sido una jornada rutinaria en el centro del Valle del Cauca se convirtió en una escena de alarma y desconcierto. La noticia de una situación extraordinaria se propagó rápidamente desde una finca ubicada en las proximidades del trayecto entre Buga y Tuluá, en las cercanías del peaje de Betania.

Al amanecer de ese viernes, desde el exterior de la finca se podía vislumbrar una imagen perturbadora: numerosas reses yacían sin vida en el predio rural, ubicado específicamente en la jurisdicción de Chambimbal, una zona rural de Buga. Las cifras varían según los informes, pero un reporte inicial sugería que al menos 59 reses habían sido afectadas por esta misteriosa mortandad.

La noticia rápidamente llegó a las autoridades pertinentes, y el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) tomó conocimiento del caso. Ante la gravedad del evento y la necesidad de esclarecer sus causas, se decidió llevar a cabo una serie de exámenes histopatológicos en los órganos de los animales fallecidos. Además, se realizarán pruebas en elementos cruciales como el agua, el pasto y otros materiales utilizados en la ganadería de la región. Las autoridades coinciden en una idea unánime: esta situación está lejos de poder ser calificada como normal.

Las muestras fueron tomadas por los profesionales del ICA siguiendo los protocolos establecidos por el Instituto y enviadas a laboratorios, con el fin de realizar análisis para determinar las causas de la alta mortalidad.

Una de las hipótesis que ha ganado terreno entre los investigadores es la posibilidad de que las reses hayan sido víctimas de una intoxicación, ya sea accidental o provocada. No obstante, es importante destacar que hasta el momento no se ha confirmado la presencia de lesiones visibles en las vacas ni se ha determinado con certeza qué tipo de sustancias podrían haber causado este fenómeno. Es precisamente esta incertidumbre la que ha generado preocupación tanto entre los ganaderos locales como entre la comunidad en general.

De acuerdo con el ICA, el predio no presenta ninguna novedad en su producción, cuenta con una población total de 404 bovinos de la raza Girolando, que tiene asistencia técnica permanente y buenas instalaciones. Está certificado por el ICA como libre de brucelosis y tuberculosis, cuenta con plan sanitario estructurado y realiza la vacunación contra fiebre aftosa y brucelosis bovina en los ciclos establecidos.

Así mismo, el ICA adelanta contactos con el INVIMA para apoyar el diagnóstico con análisis adicionales en laboratorios de dicho instituto, que permitan llegar a confirmar las posibles causas de muerte de los animales.

Finalmente, el Instituto reitera la importancia de que los alimentos que se comercialicen y suministren a sus animales cuenten con Registro ICA y sean adquiridos en establecimientos registrados ante el Instituto.