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Así es el cerdo criollo sabanero araucano

Por - 28 de Febrero 2023

Este animal ha sobrevivido casi que en forma silvestre (extensiva) y es sin lugar a duda, el tercer recurso genético animal (después del bovino y del equino), símbolo de la adaptación a la subregión de sabana inundable araucana.


Este animal ha sobrevivido casi que en forma silvestre (extensiva) y es sin lugar a duda, el tercer recurso genético animal (después del bovino y del equino), símbolo de la adaptación a la subregión de sabana inundable araucana.

La literatura enseña que los cerdos criollos de América Latina tienen su origen en los cerdos ibéricos traídos por Cristóbal Colón, durante su segundo viaje (1493). Esos primeros cerdos llegaron desembarcaron en la isla la Española y posteriormente fueron introducidos al continente americano (1495) específicamente en las costas orientales venezolanas (Fuentes, 2003; Barrera, et al., 2007). (Informe: Este es el panorama del cerdo criollo colombiano)

Los cerdos criollos forman parte de la tradición y cultura de las unidades familiares campesinas; no solo representa una fuente importante de energía y proteína dentro de las familias, sino una fuente de ingresos y de ahorro económico (Benítez y Sánchez, 2002; López y Romero, 2015). Los cerdos criollos crecen y se reproducen ampliamente en condiciones tropicales, se alimentan con productos y subproductos agrícolas locales y permiten un bajo costo de producción (Hurtado et al.,2005)

Se expresa que en Colombia existen tres razas de cerdos criollos: el cerdo San Pedreño que habita las zonas de Antioquia y viejo Caldas; el cerdo Zungo que se localiza en la Costa Atlántica, Valle del Sinú y departamento de Córdoba; y el cerdo Casco de Mula que se localiza en los Llanos Orientales y el Piedemonte Llanero. Estas tres razas representan un patrimonio de biodiversidad ya que de manera natural han sobrevivido y se han adaptado a distintas condiciones medioambientales y limitaciones nutricionales (Barrera, et al., 2007).

Cardozo y Rodríguez (2010), mencionan que la tenencia de los cerdos criollos es una actividad importante para los agricultores de la región de los llanos orientales, debido al rápido crecimiento, las altas tasas de fecundidad, el corto intervalo de preñez y el poco manejo que permite a este modelo de producción animal sea más atractivo que otros sistemas productivos para los campesinos. (Lea: ¿Cuál es el mejor tipo de carne de cerdo para comprar?)

Concretamente, en las sabanas inundables araucanas (y también en Casanare), habita el cerdo criollo sabanero, con otras denominaciones regionales como “marrano sabanero o chuzo, marrano raudaleño, boraleño, palmareño o pajaleño” (dependiendo del sitio donde esté). Es común encontrar entre estos cerdos, animales con casco de mula. La importancia de este cerdo radica en la economía campesina de los llanos colombo-venezolanos, en los estados venezolanos de Apure, Guárico y Barinas, y los departamentos de Arauca, Casanare y Vichada, en Colombia (Cardozo y Rodríguez, 2010).

Aunque hay escasos estudios (por no decir que nulos) en el cerdo criollo sabanero, se puede inferir que descendiendo del cerdo ibérico que llegó a la América tropical hace ya más de quinientos años, periodo durante el cual se adaptó a estos ecosistemas tropicales.

El cerdo criollo sabanero es un animal que ha sobrevivido casi que en forma silvestre (extensiva) y es sin lugar a duda, el tercer recurso genético animal (después del bovino y del equino), símbolo de la adaptación a la subregión de sabana inundable araucana. Contribuye con un potencial económico, genético y productivo, donde interactúan con la fauna y flora silvestre al recorrer grandes áreas desérticas e inundables. (Lea: Consumir carne de cerdo ha dejado de ser un lujo en Colombia)

Su alimentación está soportada en organismos como la lombriz de tierra (Lombricus terrestris) que habita en banquetas y bancos, y por el boro (Euchornia crassipes), que resplandece la superficie de los esteros. Como todas las razas criollas, es un animal resistente a enfermedades (Salamanca, 2012).  Es una especie poco analizada y valorada, de escasa apreciación económica y en abandono de incentivos financieros para su conservación y utilización, carente de tecnologías para su caracterización y evaluación productiva (Salamanca y Rodríguez, 2014).

Debido a su forma de manejo, la mayoría en condiciones extensivas, y a la ausencia de información por carecer de registros, no es fácil realizar investigaciones en el cerdo criollo sabanero. Sin embargo, en Arauca, la Facultad de MVZ ha realizado estudios productivos y morfométricos del cerdo criollo sabanero araucano.

Desde el punto de vista productivo, se analizaron los registros de un grupo de cerdas criollas sabaneras que se conservaban en la Granja el Picure. El objetivo consistió en evaluar el efecto ambiental expresado como año de parto, época de parto (verano e invierno) y numero de parto sobre los parámetros número de lechones por camada al nacer, peso promedio del lechón al nacer y peso promedio del lechón al destete. (Informe: Res, cerdo o pollo, usted elige la carne que quiere comer)

Como resultado del análisis se encontró que solo el número de partos tuvo influencia significativa (p<0,05) sobre número de lechones por camada y el peso promedio del lechón al destete. Igualmente, se observó que las cerdas con mayor número de partos produjeron mayor número de lechones por camada y mayores pesos promedio al destete del lechón. Mientras que las cerdas que parieron en verano produjeron lechones con mayores pesos promedios al nacimiento y al destete (Salamanca et al., 2015).

En el área de morfometría geométrica, se han desarrollado investigaciones en alianza con Universidad de Lleida, España, entidad con la que se tiene convenio de cooperación para desarrollar proyectos en la tipificación morfología de animales localmente adaptados, “llámense criollos”. En este sentido, se ha estudiado el dimorfismo sexual de tamaño, que es un fenómeno poco estudiado en razas locales domésticas y aun menos en cerdos criollos. Se procedió a realizar un estudio comparativo con una representación de razas criollas que tuvieran homogeneidad morfológica, características reproductivas y rango de tamaños.

Para el anterior estudio se consideraron 15 razas criollas o ecotipos iberoamericanos, a partir de fuentes bibliográficas diversas y se compararon con datos recolectados de cerdos criollos sabaneros, recolectados por el autor. Se consideró como indicador de tamalo la longitud corporal (LC) de machos y de hembras. Luego se estableció la relación alométrica entre machos y hembras utilizando el modelo de regresión RMA (“Reduced Major Axis”). Los resultados del análisis mostraron una isometría en la relación del tamaño sexual. Esta isometría puede estar condicionado por las condiciones ecológicas en las que las razas criollas se desenvuelven, con un comportamiento poligínico y un bajo/nulo cuidado parental masculino, derivados de las condiciones naturales en las que estas se desenvuelven. Se aclara, que el trabajo no se relaciona a diferencias de conformación, sino solo de tamaño (Salamanca et al., 2019). (Lea: Razas criollas porcinas son ideales para el cruzamiento)

Estos estudios reflejan la importancia de los recursos criollos desde el punto de vista de un patrimonio genético regional, como para la investigación, puesto que pueden tener caracteres adaptativos valiosos que se desconocen.

Por: Arcesio Salamanca – UCC.

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