Hormonas pollo
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“Señor consumidor, el pollo no tiene hormonas”: Fenavi

Por - 01 de Julio 2014

De acuerdo con el gremio y profesores de la Universidad de Georgia hay suficientes razones que desmienten el uso de hormonas en los pollos.


De acuerdo con el gremio y profesores de la Universidad de Georgia hay suficientes razones que desmienten el uso de hormonas en los pollos.

Hay un mito sobre que a los pollos les inyectan hormonas para hacerlos crecer. En su momento, la modelo paisa Natalia París lo afirmaba con mucha seguridad. Para la Federación Nacional de Avicultores de Colombia, Fenavi, estas palabras son un perjuicio directo para el productor y también para el consumidor.

“El pollo jamás lleva hormonas por varios motivos. El primero, porque es un producto de hidrenación lenta y se puede inyectar es en humanos o en bovinos y tiene una vida de entre 4 y 6 meses de vida, el pollo tiene un ciclo de vida de 40 días. Segundo, económicamente sería imposible, un pollo de 40 días de vida que alcanza las 4 libras en el mercado de Bogotá cuesta $7.000 y la hormona más barata vale $9.000, eso genera pérdidas”, indicó en diálogo con CONtexto ganadero Alejandro Vásquez Moreno, productor avícola. (Lea: Natalia París insiste en que el pollo vuelve homosexuales a los niños)

Estas explicaciones son corroboradas por los profesores Nick Dale y Alan Davis, profesores de Ciencia Avícola de la Universidad de Georgia, quienes indican que hay al menos 6 razones por las cuales no existen hormonas para los pollos.

La primera es el costo elevado que este producto tiene; segundo, no es necesario el uso de las hormonas porque el ave tiene un crecimiento que va entre 42 y 43 días, tiempo justo para que salga al mercado, y además, los trabajos en los mejoramientos de razas también contribuyen para que el pollo crezca rápido, eso acompañado de alimentación a base de proteínas, vitaminas y minerales.

La tercera razón es la inefectividad de las hormonas, ya que estas no alcanzan a ser asimiladas por las aves; la cuarta explicación se basa en el impacto negativo para el desempeño de los animales, ya que viven prácticamente al filo de su máximo límite metabólico. (Lea: Fenavi aclara que en la cría de pollos no se utilizan hormonas)

El quinto porque se debe a la dificultad que hay en la administración de las hormonas, al no poder darse por la vía oral, se tiene que inyectar al ave por vía intravenosa, lo que significa una ardua tarea si se hablan de cientos de pollos en una granja. Por último para ganar masa muscular se requiere de un esfuerzo físico, como hacen los deportistas, y las aves, hasta donde se sabe, no realizan ninguna actividad de este tipo para conseguir un crecimiento corporal.

El secreto del crecimiento del pollo está en la alimentación

De acuerdo con Vásquez Moreno para alimentar a un ave se requiere de un excelente balance nutricional. “Un pollo consume 65% de la dieta en maíz, 15% de soya, 10% en subproductos de molinería como pueden ser cebada, sorgo, entre otros. El 5% restante se destina a vitaminas, minerales, sal, algo de miel, harina de pescado, pero en cantidades mínimas”.

Fenavi, al servicio de desmitificar falsas creencias

Según Fenavi y el Fondo Nacional Avícola, Fonav, a través de la Dirección del Programa Pollo se vienen desarrollando estrategias para desmentir las creencias que hace un año la modelo paisa, Natalia París le dio a conocer al país. (Lea: Diez razones para poner carne sobre su mesa de entrenamiento)

“Son campañas como talleres con líderes de opinión, profesionales de la salud y documentación científica para demostrar por qué los pollos no son inyectados con hormonas para su crecimiento. Queremos decir ‘No más’, porque este es un mito que daña a la industria. Este mito es un voz a voz y si está en redes sociales la gente lo va a divulgar más. Hay que decir que en Estados Unidos, en los años 50 en una población cerrada realizaron un ensayo de inyecciones y los resultados fueron nefastos y desde ahí las autoridades prohibieron el uso de ese tipo de sustancias, está prohibido a nivel mundial”, puntualizó Adriana Navarro, directora del Programa Pollo de Fenavi – Fonav.

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