Los jornaleros que cuidan animales en Agroexpo
Foto: CONtexto Ganadero.

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Agroexpo nunca duerme: una noche con los jornaleros en Corferias

Por - 15 de Julio 2013


Este es el recorrido por un mundo que poco se ve de esta feria agropecuaria. Así son las jornadas nocturnas de aquellas personas que cuidan de los animales, mientras los organizadores duermen.

A las 8pm Corferias, el Centro Internacional de Negocios y Exposiciones de Bogotá, cierra sus puertas y los visitantes de Agroexpo, la cita más importante del sector agropecuario en Colombia y América Latina, se retiran del recinto, pero adentro otra jornada apenas comienza. Es una parte vital para el desarrollo de la Feria y se lleva a cabo en la noche. 

Para esta edición, la No. 19 de Agroexpo, participan 4mil 500 animales: 3mil 200 bovinos, 18 bufalinos, 300 ovinos y caprinos, y 700 equinos. Pero, ¿quién cuida de ellos en las noches cuando todas las luces se apagan y la gente se va?

Edgar Alonzo Machado, de la finca ‘La Primavera’, ubicada en el municipio cundinamarqués de Fusagasugá, es uno de los jornaleros que literalmente se van a vivir durante los días del evento al recinto ferial de Corferias. Las noches para él se van entre el cuidado de sus animales y el dormir en hamacas improvisadas. (Informe Especial: Agroexpo, la cita más importante del sector agropecuario abre sus puertas).

Mientras alista el heno para la noche que llega, noto que sus manos están cuarteadas y dejan ver el trajín de la cotidianidad. Me cuenta que es la segunda vez que participan en el evento y que para esta ocasión trajeron los mejores ejemplares del hato. “En total, decidimos viajar con 9 semovientes para dar a conocer lo que tenemos en nuestro predio”, señala.

Entra en el corral de Carmenzo, un toro Brahman puro, y me invita a pasar. Mis pies se hunden entre el aserrín de la pesebrera, la senasación es extraña y mientras tanto Edgar me mira con una sonrisa dibujada en su cara. “No le tenga miedo al campo, la única forma de cogerle amor, es untándose de él”.

La noche siguió su recorrido. Todos los jornaleros comenzaban a alistar sus hamacas y sus sleeping bags. Algunos termos comenzaron a destaparse y el olor a carajillo se mezcló con el de boñiga.

Poco a poco, se empezó a conformar una mesa redonda, un corrillo, en medio de los corrales. Un hombre canoso, que bordea los 30 años, mide 1.70mts y su cara refleja las secuelas de un acné crónico, me cuenta con voz ronca que en total hay 900 corrales en el recinto ferial y aproximadamente, si su cálculo no falla, 400 pesebreras. Toma un sorbo de trago y me ofrece otro a mí. Lo bebo y el frío se apacigua, tan solo un poco. (Lea: Con Agroexpo, la energía del campo se traslada a Bogotá).

Son las 11pm. Un guarda de seguridad me recuerda que por políticas de Corferias sólo puedo estar hasta las 11:30 p.m. Me falta media hora y lo único que he hecho es divisar qué acciones realizan los jornaleros. Decido entonces hablar con otro para saber más del turno nocturno.

Bernardino Torres, de la finca ‘La Fortaleza’ de Villavicencio, Meta, pasó a mi lado y le pregunté de su oficio. Con la amabilidad que caracteriza a los ‘camaritas’, me ofrece un café expreso en su corral.

Conmigo se quedan 2 personas más, porque tenemos 21 reses para este año –me cuenta Bernardino, mientras sirve el tinto en un vaso de icopor–, las noches se pasan rápido entre el cuidado de los animales y las risas de los vecinos”.

También me explica que hay ganaderías de climas cálidos que traen mantas para sus animales, pues el frío que hace en Bogotá podría afectar la calidad del ejemplar. (Lea: Colombia será sede del Congreso Americano de Simmental-Simbrah)

Algunos de los presentes comienzan a despedirse como si fueran amigos de toda la vida. Se dan la mano, cuentan historias en medio de carcajadas. Cada quien toma su camino y al llegar a su corral, revisan los animales, les ponen agua, ajustan sus lazos y miran qué cantidad de comida tienen.

Aprovechan para descansar en improvisadas camas que arman al lado de las reses para poder actuar ante cualquier movimiento del semoviente. Cada noche de los 11 días que dura la Feria, repiten el mismo proceso. Lo más importante en este evento, son los animales.

Ya son las 11:40pm, el guarda comienza a molestarse. Lo noto por el movimiento de sus pies, entonces decido despedirme de todos los jornaleros. Salgo del pabellón 17 y camino hacia el arco de Corferias. Mientras me dirijo al taxi que me espera sobre la calle, pienso que en menos de 7 horas las puertas se abren de nuevo: el show debe continuar.

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