Cómo pasar de un sistema lineal a una economía circular en la ganadería

La ganadería es una industria clave para el desarrollo sostenible porque desde este sector se puede contribuir a alcanzar otras metas como la seguridad alimentaria, el alivio de la pobreza y el crecimiento económico.

También es una industria con amplia capacidad de cambio. Mediante la adopción de mejores prácticas este sector puede reducir sus impactos ambientales y ser más eficiente en el uso de recursos y por ende más rentable, plantea Isabella Moreno, en un artículo del portal de Agronegocios e Industria de Alimentos, de la Universidad de Los Andes.

Allí señala que una estrategia que se puede aplicar a esta industria para reducir sus desperdicios y aumentar la eficiencia es la economía circular. Actualmente, se produce bajo un sistema lineal donde se utilizan una serie de materias primas, que se transforman y se consumen, mientras que el resto se desecha y se considera como un residuo de la actividad.

Este sistema se basa en la extracción y desperdicio de los recursos y por consecuencia no es sostenible y está llegando a su límite.

En contraste, la economía circular es un sistema cuyo objetivo es que tanto los productos (los materiales y los recursos), como su valor se mantengan en la economía durante el mayor tiempo posible, y que se reduzca al mínimo la generación de residuos. Es decir, este sistema se basa en el principio de “cerrar el ciclo de vida” de los productos, esto se logra a través de prácticas como el reciclaje. Cuando se implementa este sistema lo que se quiere lograr es un tipo de simbiosis industrial donde los subproductos o residuos de una industria puedan ser la base para desarrollar otros procesos productivos en otras cadenas de valor. (Lea en CONtexto ganadero: Ganadería sostenible y economía circular, ¿cómo llevarlas a cabo en su finca?)

Particularmente, en la ganadería se pueden encontrar varios ejemplos de economía circular, como el uso de fertilizantes, la utilización del suero y alternativas para la alimentación animal.

La actividad más común de reutilización de residuos en la ganadería es el uso de los estiércoles de los animales como fertilizante para la tierra cultivada, no obstante, esta práctica se puede elevar con algo de conocimiento y tecnología moderna al realizar compostaje a partir de la misma base.

Según AgrofyNews, la técnica de compostaje se trata de un proceso de degradación aeróbica desarrollada por una serie de microorganismos presentes en el ambiente que debido a su actividad provocan un aumento de la temperatura generando condiciones poco propicias para el desarrollo de otros microbios que son perjudiciales para la salud humana, animal y de las plantas.

Esta actividad puede tener un impacto importante en los productores, ya que significa una independencia de algunos insumos como los fertilizantes.

Otros productos

Por otra parte, el uso del suero, residuo de la industria lechera, ha sido una problemática muy relevante a través de los años. Sin embargo, sigue siendo un problema actual, ya que por cada 1.000 litros de leche se obtienen 100 kilogramos de queso y 900 de suero, de los cuales 50 kilos son sólidos y 850, agua.

Si no se tiene un uso para esta materia ni la capacidad para utilizarlo todo, se está frente a un problema ambiental, pues si el suero se desecha en la tierra, este la degrada y la vuelve impermeable. A lo largo de los años se han establecido varios usos como base para productos fertilizantes o para alimentación animal, debido a su alto valor nutricional. (Lea en CONtexto ganadero: Diversificación y economía circular, base de la rentabilidad agropecuaria)

Aun así, el uso, tal vez más reciente y más interesante, según la autora, es el de crear bioplásticos a partir del suero, un proyecto de la empresa EMBIO SA en Argentina, la cual ha tenido éxito en su proyecto.

Así mismo, señala, el sistema actual de ganadería utiliza grandes superficies para cultivar el alimento para los animales, que a su vez necesitan de aún más superficie, esto se podría considerar un sistema poco eficiente e insostenible teniendo en cuenta que la población humana está en aumento.

Como solución a esta problemática la empresa Nijsen/Granico, en los Países Bajos, recoge los residuos de “bollería industrial, masas, bombones de chocolate o incluso caramelos, rechazados por las fábricas por diversas razones para producir pienso para cerdos y granjas avícolas”.

La ventaja principal de usar estos residuos es que son productos hechos para el consumo humano y por eso “poseen mejores valores microbiológicos, almidones y grasas de alta calidad, mayor digestibilidad y mayor palatabilidad, lo cual se traduce en una mayor productividad de los animales”. Este es un claro ejemplo de cómo un residuo o subproducto de una industria puede ser reutilizado y ser la base de otra cadena de valor.

Gestionar de forma sostenible los residuos, tanto de la ganadería como de otras industrias, puede ser atractivo económicamente pues se pueden desarrollar otros modelos de negocios y al mismo tiempo se logra minimizar el impacto generado en el medio ambiente por dichos materiales. Este tipo de iniciativa debe ser considerada como una prioridad por los grandes beneficios ambientales (asociados a la producción del medio natural), sociales (nuevos empleos) y económicos (ahorro en materias primas, oportunidades de negocio, etc.). (Lea en CONtexto ganadero: Integre su hato lechero a la bioeconomía circular, ahí está el futuro)

Es claro que existen limitaciones tecnológicas, pero es importante que las políticas públicas incentiven el desarrollo de innovaciones que rompan con los mercados tradicionales. Por ejemplo, esto se podría incluir dentro de la Estrategia 2050 de Colombia, la cual se planea cumplir con el Acuerdo de París, puesto que las estrategias que menciona sobre la industria ganadera son muy amplias y poco específicas.