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Análisis Regional: homogeneización de los precios internacionales

Por - 02 de Marzo 2017

A lo largo de los años, se ha observado que los precios internacionales de la carne tienen una tendencia de homogeneización; estos parecen tomar un valor que varía en un rango relativamente pequeño.


A lo largo de los años, se ha observado que los precios internacionales de la carne tienen una tendencia de homogeneización; estos parecen tomar un valor que varía en un rango relativamente pequeño.   Hace 15 años, todavía era común que existieran precios de cortes primarios de carne en un país que fueran atractivos para otro país en Latinoamérica.   Esto ha dejado de ser cierto en fechas recientes. Existen tres grandes “remolinos” en el mundo que absorben grandes cantidades de carne y cuyoscambios en las medidas arancelarias o en las economías internas de estos países, tienen impactos gigantescos en la demanda mundial y en los precios resultantes de estos productos. Estos grandes embudos que absorben cantidades impactantes de carne son China, la Unión Europea y los Estados Unidos de América. En ocasiones, Rusia aparece como un jugador especial que entra a la pelea por carne y causa disturbios en los precios para posteriormente desaparecer por un período de tiempo. Recordemos que la producción de estos bienes es finita y la reacción para alcanzar estas demandas puede tomar meses o años.   Es muy evidente que cuando los países del Cono Sur fueron capaces de exportar la carne a Europa, la dinámica de los mercados dentro de estos países, y entre éstos, cambió para siempre. La potencia del valor del Euro es muy difícil de igualar por Pesos o Reales. Naturalmente, es necesario indicar que éste es un asunto de mezclas de producción. La demanda interna de carne de estos países está sujeta a la mezcla de compra en Europa. Los cortes más favorecidos por la demanda europea terminarán consumiendo los inventarios de los productos productores y los cortes menos favorecidos se quedarán para cubrir las demandas internas. (Lea: 6 noticias del sector ganadero que usted no debería dejar de leer)   Pongamos por ejemplo la diferencia en el consumo de carne blanca contra carne roja de ave en los Estados Unidos, en contraste con los países de Latinoamérica. Mientras que en  los EUA se consuma una cantidad desproporcionadamente mayor de carne blanca a la del resto del ave (pierna y muslo), existen países como México que tiene una demanda de carne roja de ave también desproporcionadamente mayor que la de carne blanca. En estos casos, la interacción comercial entre estos países se torna simbiótica y altamente conveniente para ambos países.   Es lógico suponer que existen cortes con mayor demanda que otros en los distintos países, por lo tanto, la venta de los productos internamente está sujeta a lo que se exporta. También podemos asumir que no toda la carne que se produce alcanza los estándares de calidad de exportación, por lo que la calidad del producto interno puede estar deteriorándose ante nuestra mirada.   En cada uno de nuestros países, hay una clara distinción del estándar de operación de los establecimientos aprobados para exportación, y los que no lo están. Sin el ánimo de generalizar, ni de ofender a nadie en particular, si el mejor producto, con mayor innocuidad y estándar de calidad se exporta, ¿qué clase de producto queda disponible para el consumo doméstico? ¿El consumo interno se atiende entonces con el ganado de desecho?   Este efecto es impactante tan sólo considerando la diferencia cambiaria entre los países y las diferencias entre los poderes adquisitivos del país que exporta versus el país que importa. Para hacerlo aún más complicado, el problema  se acentúa cuando la economía o los eventos políticos y sociales causan la devaluación de una moneda. Si una devaluación aumenta la disparidad entre el valor de un producto en dos países, se acrecienta el incentivo a la exportación y entonces el mercado interno queda en severa desventaja.   La reciente devaluación del peso mexicano contra el dólar, ha fomentado la exportación de carne a los EUA. Afortunadamente, los precios en el mercado interno de este país han venido bajando debido a la recuperación del hato nacional y el abaratamiento del maíz después de la tremenda crisis del etanol que nos afectó hace casi 9 años. (Lea: Llega a Perú una campaña publicitaria sobre carne porcina de EE.UU.)   Aun así, el empacador mexicano alcanza precios de carne mucho mayor fuera, que dentro de México. Naturalmente, los clientes internos deben continuar con la demanda aunque los precios se incrementen. El riesgo de que los consumidores dejen de consumir el producto o busquen una proteína substituta (cambio de especie) aumenta considerablemente.   La otra alternativa es que los consumidores busquen el siguiente nivel de calidad hacia abajo, y se crea el mercado para productos de un estándar de calidad inferior. Para ponerlo en palabras claras, en lugar de consumir carne de novillo o novilla crecidos y engordados en confinamiento total, migran a consumir carne de vaca vieja o de toros de desecho alimentados extensivamente tan sólo con forraje. La diferencia entre la calidad comestible es abismal. Comienza a ser aparente que la carne roja será un producto dolarizado (o cualquiera que sea el verbo que se forme con la palabra Euro) y no al alcance de muchos consumidores.   También es aparente que el espacio para incrementar la producción y la demanda de carne de cerdo y res se está configurando. Las diferencias de costos de producción y precios internacionales son otros 2 indicadores que apuntan al incremento de estas especies alternativas.   A medida que los precios se incrementan, la bonanza para este sector económico se hace prevaleciente. Este mismo fenómeno ocurre en el medio agrícola de los países Latinoamericanos que exportan otros productos vegetales; no es exclusivo de la carne de res.   Un efecto adicional que puede comentarse. Una vez dolarizados los mercados internos, las eficiencias de la producción comienzan a ser determinantes. Las empresas más grandes fagocitan a las pequeñas y medianas, y los mercados corren el riesgo de convertirse en oligopolios temporales para continuar con grandes monopolios.Ha pasado en los Estados Unidos, y está ocurriendo en algunos países de Latinoamérica.   Lea aquí el análisis regional del Dr. Jesús Velazco, editor general de CarneTec, en la más reciente edición de CarneTec.

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