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PorCONtexto ganadero-13 de Agosto 2025
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Por - 07 de Febrero 2023
Fincas con monocultivo, donde los productores tienen que ir hasta el mercado del pueblo para comprarlo todo es lo que el país debe erradicar, pues siempre habrá un lote desocupado dónde pueda establecerse una huerta casera y desde allí alimentar a la familia.
Fincas con monocultivo, donde los productores tienen que ir hasta el mercado del pueblo para comprarlo todo es lo que el país debe erradicar, pues siempre habrá un lote desocupado dónde pueda establecerse una huerta casera y desde allí alimentar a la familia.
Algunos alimentos que no se produzcan allí deberán comprarse, pero el costo del mercado, teniendo la huerta, podrá reducirse de forma importante.
Ese es el espíritu del primer Diplomado en Autogestión Alimentaria del país, programa educativo, que se enfocará en enriquecer la economía familiar campesina, en la autosuficiencia alimentaria y en contrarrestar los altos precios de los alimentos, que fue lanzado esta semana por la Fundación Panaca, durante el foro Derecho Humano a la Alimentación, potencia para la vida, un espacio en el que participaron actores del sector público, empresarios y campesinos.
Durante el mismo evento, Panaca firmó una alianza estratégica con el Sena, Fedecacao y Cartama, con objetivos como el fortalecimiento, a través de herramientas prácticas, de competencias técnicas, agrícolas, pecuarias y asociativas para la autogestión y siembra de alimentos y el aseguramiento de las necesidades nutricionales de la población.
Mediante los convenios de cooperación y con este nuevo ciclo formativo, se buscará impartir a los estudiantes campesinos conocimientos aplicables de un concepto denominado La Remesa, basado en generar alimentación ‘de la huerta a la mesa’, de forma autónoma. Así, el productor rural podrá pasar de comprador de sus alimentos a vendedor de los producidos en su predio.
Adicionalmente a este curso, la Fundación Panaca seguirá fortaleciendo su oferta académica en áreas como producción agroecológica, turismo rural, lechería tropical, porcicultura, riego y drenaje, gestión administrativa, fomento para la asociatividad y un técnico laboral agropecuario.
Jorge Ballen, presidente corporativo de Grupo Panaca, afirmó que “la incidencia de la pobreza monetaria en el sector rural es superior a 44%; por esto, la autogestión alimentaria, con una adecuada transferencia de saberes, es clave para la reducción del hambre y pobreza en el país, dando paso al fortalecimiento del campo colombiano.
Desde el Gobierno, María Olga Peña, directora (e) de Desarrollo Rural del Departamento Nacional de Planeación (DNP), afirmó que uno de los pilares de la política pública será el derecho humano a la alimentación, donde se buscará una mayor oferta y una mejora de la capacidad adquisitiva de alimentos, en particular para los grupos poblacionales con más problemas de acceso.
Por su parte, el gobernador del Quindío, Roberto Jaramillo, reiteró desde la administración departamental el apoyo a todas las iniciativas que redunden en la seguridad alimentaria del país.
Ya en el desarrollo de los paneles del foro, Jorge Eduardo Londoño, director del Sena, aseguró que “con la certificación de competencias, la alianza y este nuevo diplomado, daremos la posibilidad de convertir a los campesinos en instructores y profesores, pues bajo el concepto de ruralidad, se les ha desconocido sus derechos. Esto mejorará la seguridad alimentaria de las comunidades e incidirá en su calidad de vida”.
A su turno, Eduar Baquero, presidente de Fedecacao, dejó en claro que la educación impartida a través de esta clase de iniciativas es fundamental. “Debemos educar al productor, para que puedan ser también beneficiarios en el modelo de negocio y así generar integralidad y competitividad en el campo”, puntualizó.
Juan Camilo Restrepo, gerente de proyectos de Cartama, coincidió en este punto al pronunciar que la educación, junto con la tecnificación, son claves para las mejoras agrícolas. “Hay que hacer toda la transferencia de conocimiento hasta la formación del ser, basado en la confianza entre los factores de todo el sistema, para que el campesino sepa que su producto va a tener acogida y para que las instituciones financieras tengan certeza en otorgar recursos. El mayor catalizador de los proyectos productivos del campo es la educación”, explicó Restrepo.
Frente a este inconveniente, Ernesto González, director adjunto País del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas en Colombia, expresó que actualmente hay 15,5 millones de colombianos en esta condición, casi 30 % de la población. “Es una problemática multisectorial que requiere acciones.
Otro de los panelistas fue Felipe Fonseca Fino, director de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Upra), quien enfatizó en la importancia de la planificación del ordenamiento productivo, trabajando en cadenas territorializadas; lo anterior, indicó, teniendo en cuenta el “extraordinario autoabastecimiento de Colombia”.
De la misma forma, Julián García Cardona, gerente de investigación económica de Finagro, resaltó que la financiación por sí sola no ayuda al campesino; para complementar, debe existir una educación adecuada que permita adquirir habilidades en torno a cómo construir un proyecto, hacerlo rentable y administrar sus riesgos.
Dijo: “el crédito debe estar amarrado a la capacitación. En muchas ocasiones, el sistema financiero no entiende el campo. Hay que pensar en todas las variables que necesita el productor”.
Asimismo, en el encuentro participó Danilo Duque Barón, alcalde de Pueblo Bello, Cesar, quien en representación de los territorios Pdet, hizo énfasis en los esfuerzos de los entes territoriales para reducir los costos de producción en las cadenas.
Por último, Carlos Eduardo Campo Cuello, director de Alianzas Estratégicas de la Fundación Panaca, concluyó: “la autogestión alimentaria para la integración rural es una posibilidad para un país que debe ser un protagonista en la despensa mundial de alimentos, por oferta de tierras y agua, pero además por tener una población campesina y rural de 12 millones de personas que pueden generar alimentos suficientes y sanos porque sin Campo No Hay Ciudad”.
A corte de hoy, la Fundación Panaca ha certificado a cerca de 7.000 egresados campesinos, quienes han transmitido positivamente el conocimiento a sus comunidades, mejorando su desempeño laboral y productivo.
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