Venta de alimentos.
Foto: Orlando Sierra / AFP

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“850 millones de personas en el mundo están mal alimentadas”: FAO

Por - 26 de Noviembre 2012

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura advierte que es necesario que las economías del mundo crezcan, aunque esa no es la única medida para detener el hambre.


La FAO presentó el informe “El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo, 2012” y no fue muy alentador. Según las cifras reveladas por la Organización, 15% de la población mundial se encuentra subnutrida, esto equivale a 850 millones de personas que  viven en países en desarrollo, cifra que para la entidad es inaceptablemente alta.

Aunque la meta para 2015 es que esta cifra baje a un 12,5% y no está lejos de lograse, la situación económica en muchos países, va en contravía de lo que se propuso la FAO y este descenso en la población que sufre de hambre crónica podría aumentar.

La situación es muy grave se vive en  Asia meridional, África subsahariana y Asia sudoriental, donde la población que se encuentra mal nutrida llega a 705 millones de habitantes. Sin embargo, la situación en América Latina, en comparación con las tres regiones mencionadas, ha mejorado y 49 millones de sus habitantes se encuentran mal alimentadas.

Para mejorar estos alarmantes números y llegar a la cifra de 12,5% que espera la FAO para 2015, se debe ir en búsqueda del crecimiento económico del mundo y así generar empleo que va a permitir acceder a alimentación para toda la población. La organización hace especial énfasis en la inclusión de la mujer, quien cumple un papel fundamental para combatir la subnutrición, ya que con los recursos obtenidos, la gran mayoría de ellos los destina para alimentación y salud.

Además de estas medidas sugeridas por la FAO, se deben implantar medidas gubernamentales para limitar los índices de pobreza y así controlar malnutrición. Para esto, las medidas económicas y la inversión en la pobreza debe ser clave, así como generar políticas agrarias adecuadas y más en países de bajos ingresos, donde la agricultura contribuya a disminuir los índices de pobreza que generan desempleo, falta de educación y hambre.