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PorCONtexto ganadero-08 de Octubre 2024
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Por - 21 de Febrero 2022
Brasil es hoy el mayor exportador mundial de carne de res, con uno de los hatos de ganado más grandes del mundo, superando las 250 millones de cabezas. Aquí le presentamos algunos de los factores que contribuyeron para que este país se convirtiera en líder en producción y envíos de esta proteína.
La ganadería en la Amazonía brasileña comenzó en el siglo XVI, al inicio de la colonización portuguesa, cuando los navegantes trajeron los primeros animales para satisfacer la demanda de leche y tracción animal de los agricultores.
Así lo reseñó un artículo de Veiga y otros realizado en 2002, citando el trabajo de Desffontaines elaborado en 1956. Según estos autores, la ganadería se expandió a otras regiones con base en sistemas de agricultura extensiva en pastos naturales.
Si bien la expansión comenzó desde esa época, fue durante el siglo XX y lo que vamos del siglo XXI que derivó en el aumento exponencial que llevó al gigante de Suramérica a tener el hato más grande del mundo después de India y por encima de China.
De acuerdo con el portal Beef2live, con datos del USDA, India tiene el 30,5 % del inventario ganadero en el mundo con 305,5 millones de cabezas, seguido por Brasil con el 25,3 % con 252,7 millones. (Lea: Brasil arranca el año con récord de exportaciones de carne a China)
Según estimaciones de la base de datos de producción, suministro y distribución del Servicio de Agricultura Exterior del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), entre 1990 y 2018, el hato bovino brasileño se expandió en un 56 %.
La producción de carne de res alcanzó su punto máximo en 2014 con 9,7 millones de toneladas métricas, y si bien disminuyó por la recesión de 2014-16 y la devaluación de la moneda nacional, volvió a crecer y en 2019 alcanzó las 10,2 millones de t, y en 2020 llegó a 10,1 millones.
El mayor exportador y por un buen margen
Margarita Olivera, autora del artículo “El mercado mundial de carne vacuna y el nuevo rol de Brasil a comienzos del siglo XXI”, aseguró sobre el comercio mundial de carne a principios de los 2000 que la producción y exportación estaban altamente concentradas en pocos países.
Entre Estados Unidos, Brasil, la Unión Europea reunían el 60 % de la producción mundial, en tanto que los diez primeros exportadores dan cuenta del 96 % de las ventas. (Lea: China reanuda las importaciones de carne de res deshuesada de Brasil)
“Al analizar los flujos comerciales internacionales, queda claramente ratificada la caracterización del mercado cárnico como mercado altamente concentrado y segmentado en unos pocos oferentes y demandantes”, escribió, señalando que se maneja de forma oligopólica.
La autora sostuvo que una de las causas de segmentación del mercado, tanto de oferta como de demanda, se debe a las restricciones sanitarias, comenzando por el rol de la fiebre aftosa. Esta enfermedad ha dividido el mercado en dos circuitos: aftósico y no aftósico.
En el primero están Brasil y Argentina, que son libres de aftosa con vacunación (ambos tienen zonas libres sin vacunación). A este circuito podríamos añadir a Uruguay y Paraguay, también libres con vacunación, que en los últimos años se han convertido en importantes exportadores.
“Entre los más importantes del circuito no aftósico se ubican Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Japón”, apuntó Olivera. (Lea: La prohibición de las exportaciones de Brasil sería breve por las limitadas opciones de China para comprar carne)
Los países se dividen entre los que han adoptado una política de importaciones “riesgo cero” y los de la política “riesgo mínimo” desde el punto de vista de la demanda. La autora indicó que mercados como Estados Unidos y Japón evitan importar carnes del circuito aftósico.
Entre tanto, hay mercados que compran con “importantes grados de condicionamiento” como países de la Unión Europea y Oriente medio. Cabe aclarar que desde la publicación del artículo, EE. UU. ya acepta envíos de Brasil y Argentina, aunque sigan vacunando contra aftosa.
Aun así, aún es vigente “la existencia de un mercado mundial de carnes con escasa movilidad y una estructura poco competitiva, caracterizado por la existencia de cuotas para la carne refrigerada (como la ‘cuota Hilton’) y por elevadísimos requerimientos sanitarios”.
En los 80 Argentina fue el principal exportador de Suramérica, pero en los 90 su nivel de embarques descendió hasta que en 2001 se cerraron mercados por el rebrote de la aftosa. (Lea: Brasil continúa en su empeño de elevar exportaciones de carne a EE. UU.)
A su vez, durante los 90 “Brasil pasó a ocupar posiciones como uno de los principales proveedores mundiales”, y si bien la autora apuntó que sus productos son de menor calidad, también indicó que ha subido la participación de los cortes congelados y enfriados.
Asimismo, “una política comercial agresiva y la decadencia de importantes competidores, como Europa y Argentina (producto de las crisis sanitarias), le han abierto la posibilidad de ingreso a diversos mercados, como es el caso de Egipto, Irán, Arabia Saudita, Unión Europea y Rusia”.
En la década de los 90 este país estableció nuevos parámetros para el crecimiento de la cadena cárnica, comenzando por fortalecer el programa de erradicación de fiebre aftosa para cumplir con los requerimientos sanitarios del mercado mundial.
De otro lado, elevaron la producción en cantidad y calidad para diversificar los productos y los destinos. Para ello “pusieron en práctica programas los programas ‘novillo precoz’ de incentivos a la ganadería”, con el fin de lograr mayor producción por hectárea y mejor rentabilidad.
Esto involucro la creación de “alianzas estratégicas entre distintos eslabones de la cadena” y constituye “un factor decisivo para el incremento de la competitividad”. Ya desde 2001 Brasil multiplicó los volúmenes exportados en los 90, demostrando los efectos de su estrategia.
Aun así, se ha necesitado mucho trabajo para cambiar la percepción sobre su carne, que históricamente fue considerada de peor calidad de sus competidores y le impedía acceso al mercado mundial, así como pesaron las dificultades para erradicar los problemas sanitarios.
“Igualmente, con un sector ganadero en ascenso y con grandes posibilidades para potenciar su crecimiento, los esfuerzos se focalizaron en lograr el aumento de las ventas externas, entendido como el factor más dinamizante del complejo”, argumentó Olivera.
Olivera señaló que a finales de los 90 se produjeron dos hechos que contribuyeron en gran medida al rol exportador de Brasil. De un lado, los estados de Santa Catarina y Rio Grande do Sul lograron la declaración de “libre de aftosa con vacunación” (hoy en día libres sin vacunación).
De otro lado, la devaluación de la moneda nacional, el real (que alcanzó niveles de depreciación de hasta el 40 %) permitió que los productos cárnicos de este país tuvieran precios más competitivos a nivel internacional. Luego de estos dos hechos, llegó el 2001:
“El salto operado en el 2001 fue sin duda estimulado por la influencia del rebrote aftósico que tuvo lugar en la Argentina en ese mismo año, con la consiguiente caída del volumen de sus exportaciones a niveles próximos a cero, y por la pérdida de posiciones de otros competidores como la Unión Europea afectada por la aftosa y el mal de la vaca loca (EEB)”.
Veinte años después, Brasil se ha consolidado como el mayor exportador de carne en el mundo y de lejos: en 2021 el USDA pronosticó que exportaría 2,7 millones de toneladas, casi el doble del 1,4 millones de Estados Unidos, India y Australia.
Si bien la suspensión de importaciones de China durante más de 3 meses por el reporte de dos casos de “vaca loca” (EEB) le impidió alcanzar la cifra, los volúmenes no dejan de ser los más altos, incluso frente a los pronósticos de los otros países.
Según la Asociación Brasileña de Frigoríficos (Abrafrigo), citada por El País de Uruguay, en 2020 se comercializaron 1 867 595 toneladas, pero cayeron 7,37 % en 2021, lo que daría 1 729 953 t. Pero la facturación sí creció, pasando de USD 8485 millones a USD 9236 millones.
China y Hong Kong siguen siendo los dos destinos principales para las exportaciones de carne de res de Brasil, representando el 44 % de los envíos totales en 2018. En los primeros 11 meses de 2021 incrementó en 57 % sus exportaciones de carne a EE. UU. según el USDA.
También envía carne a Rusia, Italia, Filipinas, Emiratos Árabes Unidos, Israel, Arabia Saudita, Singapur, Chile, Países Bajos, Turquía, Libia y Argentina, entre muchos otros. (Informe: ¿A qué países Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay exportan carne de res?)
Una de las industrias cárnicas más poderosas
A esto se suma que las procesadoras de carne más grandes del mundo son brasileñas: JBS, la más grande de América Latina, que “empezó a mediados de los 50 matando cinco vacas al día en un pueblo de Brasil y ahora mata 23 mil cada jornada solo en su planta de Colorado”, según El Diario.
También están Marfrig Global Foods S. A., que controla en EE. UU. a la firma National Beef Packing Co., una de las más grandes compañías de la cadena cárnica de ese país. Y Minerva Foods, líder en exportación de carne en Suramérica con plantas no solo en Brasil, sino también en Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay y Colombia.
De acuerdo con el texto The Rise of Big Meat: Brazil's Extractive Industry Executive Summary,de 2007 a 2013, el Banco Nacional de Desarrollo de Brasil, Banco Nacional de Desenvolvimento Econômico e Social (BNDES), implementó la llamada política de "campeones nacionales". La idea era seleccionar ciertas empresas y transformarlas en grandes TNC que traen a casa importantes ingresos.
Entre los beneficiarios se encontraban algunas de las mayores empacadoras de carne brasileñas, así como como corporaciones petroleras y mineras, y absorbieron dos tercios de los recursos asignados por el BNDES. Estos "campeones" incluyeron a JBS-Friboi (conocida mundialmente como JBS), Marfrig y Brasil Foods (BRF), que recibieron recursos a través de préstamos subsidiados y compra de acciones.
La estrategia ha dado sus frutos. JBS es ahora el productor y exportador de carne más grande del mundo, y vende a más de 150 países. Ha dejado atrás a todos los demás procesadores de carne, obteniendo USD 20 mil millones más en ganancias por venta de alimentos en 2016 que la segunda transnacional de carne más grande del mundo: el gigante estadounidense, Tyson Foods.
La carne de Brasil aún es considera de “baja calidad”
Aunque el sector ganadero en Brasil se ha esforzado por elevar la calidad, "todavía no es tan buena si se compara su ternura y sabor con la carne vacuna producida en Irlanda", según el exportador brasileño Dyego Pedott, de la firma Unitrading Logistics.
Así lo afirmó al medio Irish Farmers Journal a propósito del Gulfood 2022 que se realiza en Dubái (Emiratos Árabes Unidos) en la tercera semana de febrero. “lo único en lo que la carne de res brasileña puede competir con la irlandesa es en el precio”, añadió.
El exportador de carne de res explicó que la proteína brasileña “siempre tendrá” un precio más bajo que la irlandesa porque tiene muchos animales: “En Brasil tienes dos reses por cada persona. Por eso podemos abastecer al mundo con un precio mucho mejor”.
Pedott agregó que esta producción de carne vacuna en cantidad sobre la calidad ha llevado a un mercado en el que “otros países sudamericanos como Uruguay y Argentina tienen una calidad [carne vacuna] mucho mejor en términos de ternura y sabor también”.
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