Enfermedades metabólicas más importantes del país
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Las 5 enfermedades metabólicas más importantes del país

Por - 10 de Octubre 2022


Las enfermedades metabólicas se presentan cuando se altera el equilibrio entre el aporte nutricional de la dieta y los requerimientos del animal, ya sea por deficiencia o por sobrepasar los límites fisiológicos normales, incidiendo en el desempeño productivo y reproductivo del animal.

La manera de poder afrontar este aspecto es mediante el suministro durante todo el año de alimentos conservados y almacenados, de una composición y calidad uniforme, tipo ensilajes, heno, henolaje. Esto cobra especial sentido si se considera que la alimentación representa alrededor del 60% de los costos variables de una explotación lechera como se explica en la Revista Genética Bovina.

Hipocalcemia (fiebre de leche): Es una de las más comunes porque se presenta por el descenso brusco de las concentraciones de calcio (CA) y fósforo (P) en la sangre debido a su traslado a la glándula mamaria para la producción de calostro y a la baja movilización desde el tejido óseo, para compensar esta disminución.

Cuando las concentraciones de Ca en el tracto digestivo disminuyen, se secreta paratohormona (PTH) en la glándula paratiroides, se estimula la síntesis del metabolito activo de la vitamina D y la absorción de calcio intestinal. El magnesio juega un papel fundamental en el metabolismo del calcio, ya que es un intermediario clave en la resorción ósea de calcio en respuesta a la PTH. (Lea: Hipocalcemia, una enfermedad que afecta al ganado lechero)

Los niveles sanguíneos normales de Ca en vacas lecheras fluctúa entre 8.6 mg/dl y 9.6 mg/dl, cuando están por debajo de estos niveles se presenta hipocalcemia subclínica. Cuando los niveles están por debajo de 5.5 mg/dl ocurre la forma clínica. La alcalosis disminuye la concentración sanguínea de Ca mientras la acidosis la aumenta.

La hipomagnesemia: Se produce por la disminución de la concentración plasmática de magnesio (Mg) es debida a una menor ingesta de magnesio a través de la alimentación. A diferencia de lo que ocurre con el Ca, las concentraciones plasmáticas de Mg no tienen ningún mecanismo de regulación hormonal.

Más aun, el pool de Mg de disponibilidad inmediata para suplir las variaciones de la concentración plasmática es mínimo.

Por lo tanto, las concentraciones plasmáticas de Mg están determinadas esencialmente por la absorción de Mg en el tracto gastrointestinal, principalmente en rumen y omaso, a través de mecanismos activos que son afectados negativamente por diferentes factores entre los cuales cabe mencionar la inducción de diarrea cuando el pasto es tierno y suculento, el Ph ruminal y el desbalance en la relación sodio-potasio (Na:K) ruminal asociado a un elevado contenido de potasio (K) en los forrajes (> 2% MS). Por tanto, el mantenimiento de la concentración de Mg depende del suministro diario en la dieta. (Lea: Evite la hipomagnesemia en vacas)

El requerimiento diario de magnesio es de 30 grs para adultos y 6 a 7 grs para terneros. En la hipomagnesemia se aprecia excitación, temblores y tetania.

La hipofosfatemia: Se debe a contenidos de fósforo bajos en la dieta, los cuales son insuficientes para los requerimientos de mantenimiento del organismo.

El fósforo (P) participa en el metabolismo y absorción de la glucosa, metabolismo de las proteínas, contribuye al mantenimiento del equilibrio ácido-básico en la sangre. Además, hace parte de la composición de la membrana celular, mejora el apetito sexual, la fertilidad y el desarrollo corporal individual.

El P reacciona con Ca, Mg, Mn, Fe, Zn,Mo, Cd, Al y Pb. La absorción del fósforo en el intestino se lleva a cabo mediante contracorriente de concentración en presencia de Ca, siendo Sodio dependiente y está íntimamente ligada a la del Ca.

La excreción de P se produce en el tracto gastrointestinal y el riñón, siendo este último el regulador de la concentración de P en la sangre, regido por la paratohormona la cual bloquea la reabsorción del P cuando éste aumenta con relación al Ca en la sangre

El requerimiento de P del ganado, depende de su peso corporal, la edad y su productividad, el estado de la gestación o la lactancia, la cantidad de energía en la dieta, su Ph, y del contenido de Ca de ésta (la relación Ca:P recomendada es 1.5 – 2:1 para jóvenes, y 1 – 1.5:1 para adultos, en la dieta total)

La absorción de P es disminuida por la presencia en demasía de alguno o algunos de los elementos que reaccionan con él.

El fósforo es esencial para muchos procesos intracelulares, como la trasformación de la glucosa, conservación de la membrana celular, transporte de oxígeno, contracción muscular, es un componente importante de los huesos, dientes, leche y saliva del rumiante y su deficiencia puede afectar estos sistemas.

La acetonemia (Cetosis): Ocurre como resultado de un aumento de la concentración de cuerpos cetónicos en el plasma sanguíneo, la orina y la leche.

Las principales fuentes de energía en el animal son los ácidos acéticos, butírico y propiónico producidos por la fermentación del pasto. El ácido propiónico es el principal precursor de carbohidratos y el único con propiedades anticetogénicas. Cuando se presenta una ingestión calórica inadecuada y un desequilibrio de las sustancias anticetogénicas, se produce inminentemente la Cetosis, que otra de las enfermedades metabólicas con gran presencia en los hatos lecheros.

El síndrome de la vaca gorda: Se presenta en aquellas hembras que llegan con sobrepeso al momento del parto, por un exceso en la ingestión de energía (concentrados, ensilaje de maíz) y engrasamiento excesivo, debido a un período seco largo y sobrealimentación o preparaciones para ferias de exposición.

Estas vacas “demasiado gordas” son más susceptibles de padecer los trastornos metabólicos enumerados anteriormente. (Lea: Conozca en qué consiste el síndrome de la vaca gorda)

Asociada a la perdida de regulación de los procesos fisiológicos metabólicos, hormonales y nutricionales durante el periparto, debido a la reducción del consumo de nutrientes esenciales, se presenta una inmunosupresión orgánica, debida a la incapacidad de regulación asociada al estrés metabólico de los cambios fisiológicos, hormonales que enfrenta la vaca en este período. Lo que produce a su vez una mayor incidencia de afecciones infecciosas como retención de placenta, metritis, mastitis, complicando el cuadro de salud del animal.

Las enfermedades metabólicas suceden en forma subclínica, manifestándose en bajas de la producción, inapetencia, letargo, pérdida de peso, paso vacilante, reducción de los movimientos ruminales, salivación abundante, orina frecuente. A nivel de líquidos orgánicos cetonuria, proteinuria, glucosuria, aumento del pH en la orina, hipoglicemia.  

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