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Adéntrese en el mundo de la leucaena en Colombia

Por - 19 de Febrero 2021

La leucaena leucocephala es una especie originaria de América Central y México. Esta forrajera arbustiva tiene muchas ventajas frente a otras especies porque crece muy bien en lugares como el bosque seco tropical donde otras especies forrajeras tienen más dificultades. Conozca todos los detalles de esta planta.


La leucaena leucocephala es una especie originaria de América Central y México. Esta forrajera arbustiva tiene muchas ventajas frente a otras especies porque crece muy bien en lugares como el bosque seco tropical donde otras especies forrajeras tienen más dificultades. Conozca todos los detalles de esta planta.

Esta especie ha demostrado que tiene grandes bondades que son determinantes en el trabajo de sostenibilidad que viene haciendo Colombia para mitigar la producción de gases de efecto invernadero. CONtexto ganadero dialogó con un experto, quien explica todos los detalles de esta planta, basado en un riguroso trabajo que ha venido realizando durante muchos años. Por sus condiciones, se puede catalogar como una especie ideal para ser usada en un sistema de producción animal. (Lea: 5 beneficios de sembrar leucaena en predios ganaderos)

Propiedades agronómicas

Rolando Barahona Rosales, PhD y profesor de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, indica que “la leucaena es una leguminosa que tiene la facilidad de asociarse con rizobios que viven en el suelo, generando nódulos en los que sucede el fenómeno de fijación biológica de nitrógeno, es decir que se toma nitrógeno de la atmósfera y se vuelve utilizable para estas plantas y para la vida en general”, explica.

El profesional detalla que la leucaena leucocephala puede fijar de 100 a 150 kilogramos de nitrógeno por hectárea por año a una densidad normal en un sistema silvopastoril, en donde existen ocasionales en las que hay 10 – 15 mil plantas de leucaena por hectárea.

De acuerdo a lo expresado por Barahona Rosales, “esta especie tiene una calidad agronómica importante porque se asocia con pastos de gran utilidad para la ganadería tropical como el pasto estrella y el guinea; con buena calidad que crecen en estos suelos de bosque seco tropical y que requieren excelente fertilidad para crecer, teniendo como factor limitante la disponibilidad de nitrógeno a partir del suelo”, describe.

Como resultado del consumo de leucaena por parte de los animales, mucho de ese nitrógeno queda disponible para estos pastos, que necesitan mucho de este elemento para su crecimiento. Esto quiere decir, que la leucaena promueve la fertilidad del suelo y el crecimiento de una gran cantidad de biomasa, que es vital en la alimentación de los animales.

“Otra de las ventajas de esta especie es la profundidad de sus raíces, pues son largas y profundas, lo que le permite explorar el suelo y continuar produciendo forraje verde aun cuando deja de llover. En muchas de las regiones del bosque seco tropical hay escasez de lluvia especialmente para las plantas como los pastos, que tienen raíces poco profundas, por lo que cuando deja de llover tienden a secarse”, afirma Barahona Rosales.

En este sentido, la leucaena leucocephala no cuenta con esta dificultad, pues no es que siga creciendo a altas tasas, pero acorde con los experimentos realizados por el experto, el número mínimo de animales que se puede manejar en un sistema con leucaena es de 1.7 animales por hectárea.

“Cuando la especie está creciendo bien podemos obtener hasta 4 animales por hectárea. Debe recordarse que en sistemas tradicionales en Colombia, tenemos 0.6 animales por hectárea durante todo el año”, añade el profesional quien manifiesta que junto con esto, “la leucaena necesita Ph del suelo que estén por encima de 6, y prefiere lugares calientes para crecer como la región Caribe, que es donde está gran parte de la ganadería del país, así como el Valle del Tolima y Valle del Cauca”, expresa Barahona Rosales.

El profesional menciona que en un estudio realizado por Julian Chará, coordinador de investigaciones del CIPAV, el área potencial para sembrar leucaena leucocephala en Colombia es de casi 10 millones de hectáreas, lo cual refleja que es una especie que tiene condiciones para ser plantada en una gran extensión de la superficie ganadera colombiana.

Tipos de leucaena

En Colombia se han trabajo con tres o cuatro leucaenas como la diversifolia que evoluciona con las mismas condiciones que la leucocephala, la macrophylla, que tiene el mismo de crecimiento que esta última y la pallida que tiende a desarrollarse un poco más y tolera mejor los suelos ácidos.

En palabras de Barahona Rosales, “con base a los experimentos que hemos hecho, en primer lugar recomendaría la diversifolia y la leucaena leucocephala. En segundo lugar la macrophylla y el ultimo sería la pallida que tiene presencia de unos compuestos llamados taninos condensados que están en altas concentraciones, estos hacen que la respuesta en los animales no sea muy buena”, detalla.

En el caso de la leucaena leucocephala, dentro de sus compuestos tiene los taninos condensados que son especiales por su pequeño tamaño. Es importante destacar que los ganaderos deben enfocarse en contar con un peso molecular pequeño en estas plantas que contengan taninos, pues entre más grandes son más dañinos.

“En este especie estos taninos pesan entre 2.200 y 2.400 dalton, los de la Desmodium ovalifolium pesan 3.800, la macrophylla como 4.200 y hay otros de 4.500. Con esos pesos que están por encima de 3.500 la situación es compleja para los animales que lo consuman debido a que son negativos para la capacidad que tiene el bovino para utilizar bien la dieta”, menciona el profesional quien basa sus datos en investigaciones realizadas por él mismo.

Leucaena leucocephala frente a las emisiones de gases de efecto invernadero

La captura de carbono proviene de dos formas, la primera está enfocada en la tenencia de plantas y condiciones de cultivos que permitan que se acumule carbono en el suelo, evitando que se tengan suelos desnudos, pues en estas condiciones cuando llueve se arrastra la capa superior del suelo, que es donde más carbono se tiene.

“La ventaja con un sistema como el basado en leucaena leucocephala es que como la especie crece a lo largo de toda la temporada, entonces el suelo tiene cobertura vegetal y cuando llegan las lluvias no hay pérdida de suelo”, expone Barahona Rosales.

La segunda forma es el efecto asociado con fijación que favorece un crecimiento más vigoroso de las plantas que acompañan a la leucaena leucocephala, como los ya mencionados estrella y la guinea, que reciben beneficios como un crecimiento más rápido con lo cual hay más comida para los animales y mejor cobertura vegetal por parte del suelo.

“Esta combinación de tener mayor crecimiento vegetal hace que se exista más comida, teniendo a la par un mayor consumo, es decir que se puede tener un mayor número de animales por hectárea, lo que conlleva a tener más producción de heces, lo que conlleva a mayor acumulación de materia orgánica al suelo”, indica Barahona Rosales.

El experto menciona que esto, junto con la mayor presencia de escarabajos estercoleros en los sistemas silvopastoriles asegura mayor incorporación de materia orgánica que proviene de las heces, con lo cual se está fomentando la captura de carbono.

Según lo expuesto por el profesional, hay que destacar que “las plantas mismas y sus raíces son un reservorio de carbono. En una pradera bien establecida, en las raíces del pasto hay una buena cantidad de carbono que está atrapado en forma de biomasa, pero donde verdaderamente hay está biomasa es con la leucaena, dada su gran biomasa de raíces”, reitera.

Es decir que en sus raíces, la leucaena contiene una importante cantidad de carbono, sumado a la cantidad de este elemento que está atrapado en el tallo de la misma, es decir, un reservorio activo.

En cuanto a las emisiones de gases de efecto invernadero, en un sistema de producción ganadero se genera metano, que puntualmente se presenta en el proceso de crecimiento de bacterias dentro del rumen de los bovinos, por lo tanto cada vez que el animal come hay una producción de este elemento que es parte natural del proceso de alimentación de los rumiantes.

“La producción de metano que hay en el rumen depende de lo que come la vaca, es decir, de cuánta fibra tenga el alimento, de que tan degradable es esa comida. Como resultado de la fermentación de los alimentos, en el rumen se producen ácidos grasos volátiles como el acético, propiónico y butírico. En pocas palabras, si se quiere deducir el metano producido en el rumen, hay que disminuir la producción del primero y el último, y aumentar la de propiónico”, enfatiza el experto.

En el caso de la leucaena leucocephala, cuando se le suministra al ganado se ha encontrado que esta tiene dos efectos importantes para reducir la producción de metano en el rumen. El primero de estos es que conlleva a que se aumente en una medida muy pequeña la generación de propiónico, que comparado contra otros forrajes es importante porque entre más propiónico hay menos metano.

En palabras de Barahona Rosales, “el impacto más importante de la leucaena son los taninos condensados porque son tóxicos para las arqueas, que son los microorganismos en el rumen que producen el metano. En consecuencia, por cada kilogramo de alimento de leucaena que consume el animal, se reduce la producción de metano en al menos 20%”, asegura.

A la par de esto, se aumenta en consumo por parte del animal que conlleva a que este tenga más energía, proteínas y así produce más carne y leche, que genera productividad que no está asociada a la producción de metano.

“En consecuencia, con lo que pasa en el rumen más el aumento en productividad se puede reducir la huella asociada con la producción de un kilo de carne o de un litro de leche en al menos 30%”, expone el profesional.

Aportes en términos de productos asociados con la presencia de leucaena

Estos aportes se reportar desde varios puntos de vista. El primero de estos es la producción de biomasa que está enfocada en cuánto pasto está disponible en el predio.

“Tenemos reportados valores de 20 o más toneladas de materia seca por hectárea, por lo que si se compara con pastos como las Brachiarias, que normalmente producen entre 8 o 10 toneladas; se duplica la disponibilidad de forraje e inclusive hay reportes más altos”, señala Barahona Rosales. (Lea: Cómo hacer que la leucaena produzca más)

El segundo elemento es la disponibilidad tanto de energía como de proteína para los animales, siendo esto muy importante. Una forma de ver este aspecto es analizar cuánta fibra tiene la dieta.

En palabras de Barahona Rosales, “en un pasto normal de clima caliente hay que una medición que es el contenido de Fibra Detergente Neutro (FDN) que está entre 72 y 75%. El ganadero debe estar consiente que entre más FDN tengan los forrajes de su finca, peor para él, pues un exceso de FDN en la dieta de los rumiantes reduce su consumo de alimento y su productividad. El valor recomendado para vacas es ofrecer dietas con un máximo de 48% FDN. La leucaena leucocephala tiene como 40% de FDN”, menciona.

Un elemento de gran importancia es lo que ofrece la leucaena en términos de proteína, “uno mira los pastos en trópico caliente y hay pasturas con 8 u 11% de proteína aproximadamente. En los sistemas silvopastoriles con una mezcla de 30% leucaena leucocephala y 70% de pasto, estamos hablando entre 15 y 16.5% de proteína cruda. Con esto vencemos las dos grandes barreras para que el animal produzca más”, explica Barahona Rosales.

En consecuencia eso lleva a una ganancia de peso con leucaena leucocephala es por lo menos unos 600 a 800 gramos por día, comparadas con las ganancias promedio en una pradera de pasto bien manejada que es aproximadamente de 300 gr.

“Si uno ve la producción de leche en este tipo de condiciones climáticas, se hace referencia que en un sistema silvopastoril bien manejado, la producción puede ser entre 12.000 a 18.000 litros de leche de hectárea por año”, asegura Barahona Rosales.

Esta producción de leche es comparable a la que se observa en trópico de altura, pero en un sistema silvopastoril, los costos de producción son menores, por las menores tasas de fertilización y uso de alimentos concentrados.

Siembra de la leucaena

Cuando se tiene pensado hacer un establecimiento de leucaena en el predio, el productor debe tener en cuenta que esta especie requiere un suelo apropiado ya que necesita un suelo de pH adecuado que esté por encima de 6.

La leucaena no tolera Ph ácidos. Lo segundo que debe hacer un ganadero es comprometerse de forma seria, pues un sistema que tiene estas ventajas demanda buen manejo y demanda dedicación de tiempo completo en la finca”, comenta Barahona Rosales. (Lea: Así puede preparar el suelo para la siembra de leucaena en SSPi)

El tercer paso es contactar a los expertos que están asociados con este tipo de especies como la Fundación CIPAV, la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), de tal forma que haya un acompañamiento técnico desde el inicio.

Leucaena a nivel comercial

De acuerdo con Barahona Rosales, “hay un esfuerzo muy grande que está siendo liderado por el Proyecto Ganadería Colombiana Sostenible ya que hay una enorme necesidad de contar con semillas de leucaena. Por lo tanto, las entidades asociadas tienen un interés muy grande de empezar a establecer programas de producción de semillas, pudiendo constituirse por medio de la identificación de productores que ya cuenten con sistemas silvopastoriles con leucaena”, expresa.

Es decir que por medio de este recurso se pueda difundir la semilla entre los productores identificados por estas entidades que han liderado el proceso de la ganadería sostenible en varias regiones agropecuarias del país.

El futuro de la leucaena en Colombia

Según lo mencionado por Barahona Rosales, “la leucaena ha demostrado que es una especie que debería ser una de las plantas dominantes del paisaje ganadero. No digo que cometamos el error que todo lo basemos en leucaena porque esta tiene sus nichos y espacios, pero personalmente diría que si logramos llegar a unos 5 millones de hectáreas de sistemas silvopastoriles con leucaena leucocephala. De ser bien manejadas, en esas cinco millones de hectáreas se produciría al menos el 70 % de la carne y leche que producimos hoy en todo el paisaje ganadero del país”, describe.

Esta debería ser una meta que debería establecerse el país, pero sobretodo los ganaderos, para así mezclarlo con otras plantas que pueden funcionar en este tipo de sistemas amigables con el medio ambiente.

Finalmente, “si yo me pusiera una meta en términos de SSP, yo pensaría que al menos el 60% de la ganadería colombiana debería basarse en SSP o sistemas en los cuales haya árboles para fijación de carbono, producción de madera, producción apícola, etc. Esto significaría mayor sustentabilidad de la ganadería colombiana”, concluye Barahona Rosales. 

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