Esta pequeña ganadería ha logrado un trabajo importante en la producción lechera.
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Finca Miraflores, una pequeña lechería bien manejada y exitosa

Por - 07 de Marzo 2022

En esta finca lechera aprovechan los excrementos de los animales para fertilizar el terreno.


Desde 1997 Daniel Rigoberto Perulache y su empleado Jairo Jiménez desafían la aridez de la finca Miraflores, una hectárea de tierra ubicada en la vereda Santamaría, de Guatavita (Cundinamarca)

Ellos empezaron desde cero, sembrando hasta los suelos de los potreros y los desafíos nunca han cesado pero siempre han encontrado la forma de solucionarlos.

De acuerdo con lo expuesto por este ganadero, en una nota de La Finca de Hoy, se comenzó a trabajar con ovejas pero fue un proyecto que no dio resultado, después las tuvieron estabuladas pero tampoco dio resultado y a raíz de eso se comenzó con dos vacas, hasta llegar a doce, aunque después el número se tuvo que rebajar.

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El cambio climático también se observa allí porque se han alterado los ciclos y por eso ahora solo tiene ocho vacas y el toro reproductor. (Lea: ¿Cómo obtener leche de buena calidad?)

Además, de ese grupo, el 50 % produce leche y el otro 50 % está en gestación o paridas y no son utilizables.

Los forrajes que consumían inicialmente eran resultantes de la poda con guadaña de prados vecinos y las malezas que crecen entre cultivos y bordes de camino.

Nunca ha comprado semillas de pastos porque considera que los mejores germinadores resultaron siendo sus propios animales a través de la ingesta de los forrajes consumidos y sus posteriores excrementos.

Comenzaron llevando tierra negra de diferentes sitios, regándola, trabajándola y mezclándola. También llevaron pastos de otras fincas entre los que están carretón, raigrás, poa y pasto oloroso que son los que actualmente disponen en el predio.

El agua para el consumo de los animales es tomada del acueducto y los forrajes son regados con motobomba desde los reservorios de agua lluvia construidos por ellos mismos. (Lea: El fenotipo, factor que incide en la calidad de la leche)

La rotación por franjas es la principal manera de administrar los pastos para que no se agoten.

Los potreros tienen 370 metros de largo se por 60 de ancho. Un potrero de estos alcanza a sostener las vacas durante un promedio de 30 a 45 días de acuerdo a como esté el pasto y al clima, indicó.

En ese proceso de administración de los forrajes tienen un caballo que es su principal aliado ya que va detrás de las vacas consumiendo las hojas que ellas rechazan y es la principal fuerza para abonar los potreros con los mismos excrementos del ganado, mediante una particular máquina inventada por ellos.

Se trata de una especie de rastrillo de madera unido a unos pedazos de llanta de una volqueta a los cuales les amarra dos palancas que se le cuelgan al caballo para que este lo arrastre. El empleado se monta en el caballo y arrastra dicha máquina para que el abono no se quede en un solo sitio sino que se esparza por todo el terreno.

En la fertilización de los potreros son vitales otros residuos sólidos resultantes de las otras explotaciones de la finca a las que se dedica el 20 % del predio conformado por una hectárea de tierra. (Lea: Preocupa la calidad sanitaria de la leche)

Es así como se tienen cerdos, gallinas, patos, piscos y conejos cuyos excrementos también se aplican en el potrero para su fertilización y se le aplica cal para evitar malos olores y que se descomponga rápidamente.

La meta es mantener una producción diaria de 80 litros con las cuatro vacas que permanecen en producción y para ello en época de verano especialmente las vacas son suplementadas con concentrado, melaza, papa y zanahoria.

Incrementar la carga animal es el objetivo de la finca y la idea es tecnificar con forrajes y sembrar alfalfa.