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Virus Respiratorio Sincitial Bovino, enfermedad a la que se debe prestar atención

Por - 29 de Mayo 2020

El Virus Respiratorio Sincitial Bovino (BRSV), forma parte del “complejo respiratorio bovino”, aunque muchas veces no se le presta la misma atención que a la Diarrea Viral Bovina (BVD) o la Rinotraqueitis Infecciosa Bovina (IBR).


El Virus Respiratorio Sincitial Bovino (BRSV), forma parte del “complejo respiratorio bovino”, aunque muchas veces no se le presta la misma atención que a la Diarrea Viral Bovina (BVD) o la Rinotraqueitis Infecciosa Bovina (IBR).

Así lo señala David L. Morris, doctor en Medicina Veterinaria de Fort Collins, Colorado, en un artículo publicado en el portal producción-animal.com.ar donde indica que el BRSV puede impactar fuertemente en la salud respiratoria de hatos bovinos tanto en producción de leche como de carne.

El BRSV es un agente etiológico que infecta tanto las vías respiratorias altas como las bajas del ganado bovino. Los signos clínicos de esta enfermedad pueden variar dependiendo del nivel de exposición previa que haya tenido el ganado al virus. (Lea: El virus sincitial bovino puede provocar complejo respiratorio)

En terneros de mayor edad y en el ganado con inmunidad disminuida al BRSV, los primeros signos clínicos pueden ser los mismos que en una enfermedad respiratoria del tracto respiratorio superior, tales como descarga nasal u ocular. La mayoría de los problemas con BRSV ocurren a nivel del tracto respiratorio bajo, por lo que afectan bronquios, bronquiolos y alvéolos.

Uno de los aspectos clave para conocer el desarrollo del BRSV, es el daño que puede ocasionar a las vías respiratorias bajas del bovino, las cuales se consideran que comienzan al final de la tráquea.

Esta se ramifica en dos bronquios principales, que se subdividen a su vez en repetidas ocasiones para formar los bronquios adicionales y a continuación los bronquiolos. Los bronquiolos terminales finalizan en los alvéolos, donde se produce el intercambio de gases, el oxígeno es absorbido y el dióxido de carbono es liberado. (Lea: Esté alerta por las enfermedades respiratorias en terneros)

Una vez que los tejidos se ven comprometidos por estos virus, las bacterias como: Mannheimia hemolytica, Pasteurella multocida y las diversas especies de Mycoplasma pueden proliferar y causar daño pulmonar.

Cuando la crianza y el manejo de los terneros se realizan en confinamiento cerrado, como a menudo ocurre en el ganado lechero, la BRSV puede emerger.

El confinamiento cerrado también puede ofrecer ventajas, sin embargo, si el BRSV está presente en el hato, la exposición puede estar ocurriendo y con ello surgiendo oportunidades para activar la inmunidad sin necesidad de la vacunación. Para los terneros de razas cárnicas al pastoreo, la exposición es reducida, pero también es la oportunidad para desarrollar anticuerpos comparativamente similares a la inmunidad activa.

Otro aspecto particular, es que la BRSV sólo infecta las células epiteliales de las vías respiratorias. Como resultado de esto, los virus en circulación nunca alcanzan a los terneros en el útero. De esta manera, los terneros contraerán la enfermedad siempre a partir del contacto con otros terneros o de su madre después del nacimiento. (Lea: 9 enfermedades respiratorias que afectan al ganado bovino)

Prevención y control

Muchos productores al vacunar a su ganado contra las enfermedades respiratorias bovinas, cogen la botella de la vacuna, extraen el producto reconstituido con la jeringa y proceden a administrarlo a sus animales. En este proceso la principal preocupación es generalmente la Rinotraqueitis Infecciosa Bovina (IBR) y la Diarrea Viral Bovina (BVD), señala el autor.

Pero aquellos ganaderos más acuciosos, que ven la botella de cerca, también pueden leer que esta vacuna polivalente, protege contra el BRSV.

Para reducir la severidad de la enfermedad, una buena transferencia de calostro es importante, tanto en terneros de razas lecheras como cárnicas.

Si los terneros se crían en confinamiento cerrado, se debe evitar el alojamiento de animales con un amplio rango de edad en un mismo grupo o corral. (Lea: Conozca de qué se trata la parainfluenza bovina tipo 3)

La vacuna debe ser programada un par de semanas antes del periodo donde ocurren los brotes, que ya serían esperados que se presenten, por experiencias anteriores vistas en el establo.

En general, la vacunación alrededor de los 3 meses de edad del ternero provee una inmunidad activa efectiva. Si los problemas se presentan, uno debe considerar el uso de una vacuna viva modificada y repetir a las 2 a 4 semanas.

Las preguntas específicas de acuerdo al caso siempre deben ser dirigidas a su médico veterinario, quien debe analizar la presentación de los cuadros en el hato.

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