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Foto: Fedegán.

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Así funcionan las ‘fincas verdes’ en Colombia

Por - 04 de Abril 2016


El calentamiento global, el cambio climático y los desastres naturales han hecho que los productores pecuarios colombianos tomen conciencia de la importancia de contribuir con la conservación del medio ambiente desde el desarrollo de su actividad.   La 'ola verde' es una tendencia que cada vez va tomando más fuerza en el sector. Ganaderos de todas partes del país están cambiando su pensamiento, comportamiento y forma de producción en sus fincas con el objetivo de cuidar el medio ambiente.    ¿Por qué apostarle a este tema?   En Puerto Berrío, Jorge Humberto Moreno, ganadero reconocido del Magdalena Medio, decidió abanderar un proyecto, hacer un alto a la manera como se han venido haciendo las cosas y enseñar a todo aquel que se muestre interesado en la manera de convertir su predio en una ‘Finca Ecológica’, que le permita trabajar un modelo sostenible ambientalmente, mientras incrementa su producción.   “Somos una serie de ganaderos del nordeste antioqueño que hemos visto la necesidad de hacer fincas más agradables para el ganado, agradables desde el punto de vista de que tengan más árboles, con flora y fauna en abundancia y teniendo siempre un gran cuidado del medio ambiente. Todo eso le permite al ganado estar más confortable y eso se refleja en ganancia de una mayor cantidad de gramos o leche producida por día”, explicó Moreno. (Lea: ‘Fincas Ecológicas’, cuando la moda se convirtió en tendencia)   El ganadero antioqueño indicó que lo más importante es lograr que los animales empiecen a convivir con el entorno y más específicamente con los árboles, pues a medida de que se logra esto se va mejorando el ecosistema, el aire y se van disminuyendo las altas temperaturas.   Agregó que cuando se desarrolla la actividad pecuaria de forma amigable con el medio ambiente se evita la erosión y la degradación de la tierra y por otro lado la capacidad de carga de la finca aumenta entre medio y 1 animal por hectárea.   También dijo que los productores deben cambiar el concepto de monocultivos y pasar a tener múltiples opciones en la finca porque es posible tener pastos, árboles y leguminosas, y así de esa manera contribuir al medio ambiente y aportar más biomasa y oxígeno al mundo.    Finca modelo   Un caso ejemplar en este tema es la hacienda La Selva, una finca que está comprometida con lo verde, pues no utiliza ningún tipo de químico, realiza control biológico, conserva bosques y siembra árboles, protege y conserva el agua y recupera los suelos.   Jorge Alberto Guzmán Osorio, médico veterinario, ganadero y propietario de la hacienda La Selva, ubicada en el municipio de Sabana de Torres, en Santander, es un productor que tiene claro que tener un manejo ecológico en la finca es un factor determinante no solo para tener un negocio rentable y exitoso, sino para contribuir con el medio ambiente. (Lea: 5 razones por las que la ganadería es benéfica para el medio ambiente)   Guzmán se dedica a la carne, y trabaja incansablemente para llevar este producto a mercados externos y por ello realiza modificaciones permanentes en sus procesos productivos.   Control biológico   El médico veterinario expuso que en la finca se realiza un manejo de mosca y garrapata biológicamente, con avispas y con hongos. La Selva está exenta de agroquímicos pues no se utiliza ningún tipo de herbicida con el objetivo de obtener el sello verde en sus productos.   Al momento de vacunar o hacerle algún tipo de tratamiento a los animales, Guzmán señaló que se utiliza una aguja por animal para evitar cualquier complicación, contaminación o contagio de alguna enfermedad y la palpación se realiza también con un guante por cabeza.   Añadió que tampoco utiliza la ivermectina, empleada por muchos como un antiparasitario, porque esta acaba con la microflora y con la microfauna del suelo.   “En la finca no se aplican abonos químicos, sino que se le saca provecho a la boñiga de los establos y se va repartiendo en los diferentes lotes”, sostuvo. (Lea: Las ventajas de los ‘plaguicidas biológicos’ en el campo)   Conservación de bosques y siembra de árboles   La razón por la cual la finca se llama La Selva, es debido a la cantidad de árboles que se encuentran en ella. las especies que existen se sembraron hace muchos años y la idea es no talar ninguna de ellas.   Hoy en día se sigue realizando este práctica, pues cada vez que hay semillas, se recogen, se llevan a un viveroy se siembran para que nazcan nuevos árboles.   “La idea es sembrar de todo. Maderables como la teca y leguminosas para que fijen el nitrógeno en el suelo. Alrededor de la casa y del corral tenemos neem, que repele la mosca. También nauno o cedro amarillo y carbonero y frutales como mango, aguacate, guanábana, cítricos y papaya. Hemos conservado entre 10 y 12 hectáreas de zonas boscosas”, expuso Guzmán. (Lea: Sistemas silvopastoriles: no se trata de solo sembrar árboles)   Protección y conservación del agua   El propietario de La Selva explicó que para evitar que el ganado se acercara y ensuciara los nacederos y la quebrada que hay en la finca, se cercaron estos espacios de manera que quedaran más o menos a 30 metros libres de animales y así de esa manera se conservara toda la zona boscosa y se mejorara la parte ambiental.   Agregó que hay nacederos de agua y quebradas, que no se han tocado para nada y que para tener agua se construyó un pozo y bebederos pues de esa manera se asegura tener agua fresca y limpia tanto en la cañada como para el ganado.     “Yo hice un pozo profundo de 48 metros y también cuento con una alberca de 20 mil litros, de esta última se distribuye el agua a los diferentes bebederos de la finca ya sea con mangueras o con carrotanques. Los jagüeyes solo los utilizamos en época de verano y nunca se le permite al animal tomar directamente de las reservas de líquido para que no las contaminen”, aclaró. (Lea: Con ganadería sostenible se puede contribuir a la conservación del agua)   Recuperación de suelos   El ganadero experto expuso que en la finca se realiza un manejo rotacional de praderas, y una vez se saca el ganado, un personal de la finca entra a ese potrero con guadañas para cortar o arrancar lo que el ganado no se comió.   “Dejamos a los animales 3 o 4 días en un área de 2.5 y 3 hectáreas y se van rotando a otros potreros con el fin de que en 30 días después regresan al mismo sitio. Para eso instalamos cercas de postes separados por 30 metros hechos con elementos reciclados muy cómodos y baratos, es decir, entre $7 mil y $8 mil cada uno, mientras que un poste de cemento cuesta $13 mil o $14 mil”, señaló.   La invitación para los ganaderos de todos los rincones del país es a que no le tengan temor al cambio y empiecen a apostarle a un modelo de producción amigable con el entorno con el objetivo de contribuir con la conservación del medio ambiente. (Lea: Ganadería Colombiana Sostenible ejemplo verde para el mundo)