José Acevedo, producción de cacao
Foto: CONtexto ganadero.

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El testimonio que demuestra que ser cacaotero y sostenible es posible

Por - 17 de Diciembre 2015

Una pareja de esposos es prueba de que el trabajo arduo y el gusto por ese grano amargo ayudan a que se logren producir 25 mil kilos de cacao al año, que posteriormente convierten en chocolate. Su labor los ha hecho ser reconocidos en todo el país.


Una pareja de esposos es prueba de que el trabajo arduo y el gusto por ese grano amargo ayudan a que se logren producir 25 mil kilos de cacao al año, que posteriormente convierten en chocolate. Su labor los ha hecho ser reconocidos en todo el país.   En San Vicente de Chucurí hay una familia de campesinos dedicada al cultivo de cacao y también a la producción de chocolate. La pareja conformada por María Antonia Prada y José Acevedo, precursores en el negocio, coincide en que llegar allí no fue fácil y aún hace falta camino por recorrer.   Ella asegura que todo inició hace 12 años, pero que su potencialización se dio desde hace 8. Para él, todo se basa en el trabajo arduo y el compromiso consigo mismo y su familia. (Lea: Catar cacao es cuestión de actitud pero también de aptitud)   “Hay que hacer labores como la renovación de cultivos, la fertilización y el proceso de beneficio, que es la fermentación, el secado y la tostión. En la actualidad, tenemos 14 hectáreas y todas están sembradas, pero hasta hace unos años inicié ese trabajo en el que uno se gasta mucha plata, por hectárea se invierten entre $ 4 y $ 5 millones, además hay que esperar e 4 o 5 años para ver la producción. Hay algunos lotes que ya empezaron a generar ganancias”, explicó Acevedo.   Una de las ventajas de ese cultivo, según el productor, es la vida útil que puede llegar a tener un árbol de cacao, la cual es de 30 años, siempre y cuando las plantas estén en perfecto estado, podadas y fertilizadas, lo que garantiza su buena condición. No obstante, para él es importante realizar el cambio lo más pronto posible a nuevos clones, porque tienen mayor capacidad de producción. “Son fabulosos porque la pepa es más grande y su calidad mejora el resultado final”.   La productividad en esta finca es de 200 cargas anuales, cada una de 125 kilos, es decir, 25 mil kilos, aunque manifestó que puede ser más, ya que hay agricultores que logran obtener 1.000 kilos por hectárea. “Hay más gastos, sí, pero el hecho de que en el predio se tenga una persona pendiente del cultivo significa mucho. Por ejemplo, si llueve el empleado fertiliza; hay que administrar la finca buscando las prioridades”, añadió el productor chucureño. (Lea: "La gente no tiene la cultura de fermentar el cacao", Fedecacao)   De esos 25 mil kilos, 10 mil los usan para la producción del chocolate y el resto se distribuye en la comercializadora de Fedecacao. Para los campesinos de esta región de Santander el mayor interés es vender.   Del cultivo a la fábrica   De acuerdo con María Antonia, una vez se obtiene el grano del cacao de la mazorca, este pasa por la cajonera de fermentación, luego a la elba para secarlo, después a la tostadora, posteriormente se trilla y se lleva al molino. Cuando se obtiene el licor de cacao, este es vertido en el molde para congelarlo por una hora.   “Esto nació porque mi madre producía chocolate. Empecé hace mucho tiempo porque tenía la máquina para ello, pero cuando me cansé de moler a mano, le puse el motor a la máquina y mandamos a hacer una más grande, la que tenemos es de 5 caballos de fuerza y así he ido progresando con mi familia. Si uno está acostumbrado al trabajo, se amaña”, afirmó la productora.   Los productores le apuestan a vender productos con valor agregado. Foto: CONtexto ganadero.   En diálogo con CONtexto ganadero,resató que en ocasiones procesan entre 50 o 100 libras semanales, otros días es superior, aunque depende del pedido que haya. También producen dulces de chocolate con panela, de estos logran generar a la semana entre 500 y 1.000 bolsas, cada una tiene 10 unidades de caramelo. (Lea: Aprenda a comercializar su cacao)   “Comercializamos nuestro chocolate en Barrancabermeja, Bucaramanga y Bogotá. Por el momento, tenemos este producto que viene con azúcar (70 % del dulce) y sin azúcar (100 % licor de cacao). Tenemos un 40 % de ganancia, normalmente, pero en la actualidad es del 30 % debido a que todo está costoso: el azúcar y los moldes subieron de precio, y el clima tampoco nos ha ayudado mucho este año. Además, quiero sacar chocolatinas con el cacao que producimos en la finca, pero ha sido difícil, porque no tenemos el equipo”, señaló Prada.   A futuro, ellos buscan ampliar el negocio familiar y convertirlo en una industria. Sin embargo, son conscientes de que requieren más recursos para realizar las inversiones correspondientes.   “Solo hemos tenido apoyo por parte de Fedecacao (Federación Nacional de Cacaoteros), pero en el cultivo; para comercializar no. Nos ha tocado a pulso, probando de qué somos capaces. Hemos logrado la venta de nuestro producto gracias a amigos, o porque la gente lo ha encontrado en mercados de barrio como Zapatoca, entonces nos llaman y despachamos el pedido. Si hay la posibilidad, hablaremos con ProColombia para que nos apoyen en este tema”, sostuvo la productora. (Lea: Producción y precio de cacao aumentan 11 % y 22 %)   La autosostenibilidad cacaotera necesita ser apoyada   Según José, del cacao queda la basura, que se traduce en los sobrantes del grano en la elba y pasa por el arnero. Esos sobrantes los suministran a los cabros porque les aportan fósforo, potasio y minerales; también se usan como fertilizantes para los árboles.   “En esta empresa se aprovecha todo, hay ganas de salir adelante y avanzar mucho más. Pero necesitamos créditos con pagos a largo plazo, de tal manera que sea el mismo cultivo el que pague la deuda; cuando son de un año, eso no sirve, porque la vida productiva del árbol de cacao inicia a los 5 años luego de haberse sembrado, la idea es que sea por lo menos a 10 años”, puntualizó Acevedo.

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