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La alimentación estratégica promueve la sostenibilidad en los sistemas cuyículas

Por - 03 de Junio 2020

El cuy ha sido fuente de proteína de muchas comunidades durante varios años, razón por la cual se explicará algunos apartes sobre las particularidades de la alimentación de estos animales y de la importancia de los forrajes como base para su buena nutrición.


El cuy ha sido fuente de proteína de muchas comunidades durante varios años, razón por la cual se explicará algunos apartes sobre las particularidades de la alimentación de estos animales y de la importancia de los forrajes como base para su buena nutrición.

El cuy o curí es un mamífero roedor originario de las zonas andinas de nuestro continente, que ha perdurado a través del tiempo porque es uno de los alimentos de origen pecuario que proporcionan soberanía alimentaria y una fuente de ingresos para muchas poblaciones rurales de Latinoamérica. (Lea: El sistema productivo de cuyes, alternativa de desarrollo rural en Colombia)

Al igual que todas las especies pecuarias, la nutrición de estos Cavia porcellus (nombre científico) juega un papel preponderante, por lo que todas aquellas estrategias que permitan mejorar la alimentación de los animales garantizará un mejor desempeño de los cuyes en sus diferentes fases productivas.

La alimentación del cuy se basa principalmente en forrajes, por esta razón no compite directamente con los humanos por recursos alimenticios como el maíz y el trigo.

Juan Leonardo Cardona, investigador del Centro de Investigación Obonuco de Agrosavia, manifiesta que “anteriormente la alimentación de los cuyes a nivel de crianza familiar se basaba en residuos de cocina; en la actualidad, esos mismos sistemas han adoptado estrategias de alimentación basados en forrajes, minibloques nutricionales y concentrados caseros, elaborados a partir de recursos alimenticios propios de cada región”.

En sistemas de producción cuyícolas de mediana y gran escala además de los forrajes, la dieta se fundamenta en alimentos balanceados comerciales (concentrados), con el fin de obtener más eficiencia en parámetros productivos como las ganancias de peso. La ingestión y transformación de los alimentos en los cuyes inicia en la boca, donde están dispuestos 20 piezas dentarias los cuales ayudan a triturar el alimento. En el estómago se lleva a cabo la mayor parte de la digestión de las proteínas y posteriormente en el intestino delgado y grueso se da la digestión y absorción de la mayoría de los nutrientes.

“Precisamente, una de las particularidades de los cuyes, es que tienen un ciego (porción del intestino grueso) muy desarrollado. En esta estructura en forma de saco es donde se fermentan los carbohidratos fibrosos de la dieta, es una porción que contiene bacterias, y al igual que en el rumen de las vacas, dichas bacterias ayudan a desdoblar mejor los componentes de la fracción fibrosa del alimento”, explica Cardona.

Además, los cuyes al igual que los conejos, llevan a cabo una práctica llamada la cecotrofía que consiste en ingerir los cecotrofos o también llamadas heces blandas, producidas en el ciego, las cuales son ricas en nutrientes que no alcanzaron a digerirse en el intestino delgado como proteínas, vitaminas y carbohidratos. Estos cecotrofos son tomados directamente del ano y vuelven a ser ingeridos por el animal para que tengan una “segunda digestión” y así aprovechar mejor los nutrientes de la dieta. La cecotrofía generalmente se lleva a cabo en horas de la noche por lo que no es fácil observar esta práctica.

El cuy es una especie que se caracteriza por responder muy bien a una alimentación basada en forrajes, de hecho, para pequeños cuyícultores, los forrajes son su principal recurso alimenticio. Según Cardona “así se evidenció en la línea base realizada en Nariño y Putumayo en el marco del Proyecto para escalar la investigación regional y las innovaciones de pequeños agricultores en la cadena de valor del cuy, celebrado entre El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y Agrosavia, liderado por la investigadora de Agrosavia, Rocío Esperanza Patiño”. (Lea: En Nariño buscan aumentar consumo de cuy aprovechando redes sociales)

El estudio reveló que el 52 % de los productores vinculados al proyecto afirmaron que la alimentación de sus animales era netamente basada en forrajes y el 78,5 % de estos, producidos en la propia finca. Por otra parte, el 46 % de los productores argumentó llevar a cabo una alimentación mixta (forrajes-concentrados, forrajes-germinados y forrajes-bloques), el 1,5 % dijo utilizar residuos de subproductos agrícolas o residuos de cocina y solo un 0,5% alimentaba únicamente con concentrados.

Una de las conclusiones de esta investigación fue que para los pequeños productores del sur del país, el forraje es imprescindible para alimentar a sus cuyes. Desafortunadamente la oferta forrajera para los sistemas productivos, en cantidad y de calidad, se ve afectada por la estacionalidad forrajera, derivada de eventos climáticos como largas sequías o heladas.

También se encontró que dentro de las especies predominantes en la composición de las dietas de cuyes, las gramíneas son las más utilizadas, seguido de recursos forrajeros locales y de las arbóreas. Gramíneas como el kikuyo, Saboya o Falsa poa, pasto Brasilero, Avena, y varias especies de reygrases son las más utilizadas por los productores y se mezclan con leguminosas como los tréboles blancos o la Alfalfa. En especies forrajeras perennes, el Sauco, la Chilca, el Botón de oro y la Morera figuran entre las más utilizadas.

De acuerdo a Cardona, “si se tiene en cuenta que cerca del 60 % de los costos de producción corren por concepto de la alimentación, es importante seguir propiciando el uso de forrajes como base para alimentar los cuyes, ya que estos son el recurso alimenticio más barato en herbívoros. El establecimiento y uso de especies forrajeras en diseños silvopastoriles como bancos mixtos forrajeros, puede ser una alternativa sostenible para cosechar todo el año forraje en cantidad y de calidad para los cuyes”.

Sin embargo, se debe considerar que si los forrajes no son de buena calidad, no alcanzarían a suplir los requerimientos nutricionales de estos animales. Por ejemplo, las hembras en lactancia necesitan altos requerimientos energéticos y proteicos para producir leche de buena calidad, así las crías crecerán fuertes y sanas. (Lea: La carne de cuy es esencial para combatir el cáncer y enfermedades cardiovasculares)

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